La suba general de los precios, sobre todo de los alimentos, no afecta a todos por igual. No es lo mismo para quienes se ubican en los primeros lugares de la pirámide salarial, que para aquellos trabajadores y trabajadoras que persisten en la informalidad laboral, y que, a su vez, deben endeudarse todos los meses para comprar comida. Con una inflación del 7,8% registrada para mayo, el Departamento de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella estimó que los niveles de pobreza, para el semestre diciembre – mayo- se ubicaron en el 43,4% de la población, un incremento de un punto porcentual en relación a su anterior cálculo.
En total, habría 12,6 millones de personas que viven en hogares pobres, cuando para octubre del año pasado habían estimado 11,5 millones de personas. En este escenario, no luce promisoria la aceleración en el índice de precios mayoristas, con un alza del 7,1% para mayo.
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La suba de precios promedio para la categoría alimentos dentro del IPC fue del 5,8% en mayo. Pero no será el mismo guarismo para la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y Total (CBT), utilizadas para medir los umbrales de indigencia y pobreza. En base al último dato del Indec, el Departamento de Economía de la UTDT actualizó los valores de la CBT y estimó que la pobreza llegó al 43,4% en el semestre que va de diciembre a mayo. En el período de noviembre – abril, se había ubicado en el 42,4%, mientras que para el cierre del año pasado la habían calculado en el 39,2%.
“La incidencia proyectada es un promedio ponderado de una tasa de pobreza estimada en 41.2% para diciembre de 2022, 42.3% para el primer trimestre de 2023 y 46.0% para el bimestre abril-mayo de 2023”, explicaron desde el Departamento de Economía de la UTDT. A partir de esta proyección, calcularon que alrededor de 12,6 millones viven en hogares urbanos pobres.
Canastas
Los consumos y ponderaciones de la CBT, utilizada para medir los umbrales de pobreza, son diferentes a los que se utilizan para calcular el IPC. Por eso suele haber discrepancias entre ambos informes. De todas maneras, al cruzar las subas mensuales de los productos alimenticios que son registrados tanto en el IPC como en la valoración de la canasta básica, surge que el pan francés tuvo un incremento del 13,9% durante el último mes, aunque el pan de mesa subió un 4,9%. Las galletitas dulces aumentaron un 11% y las de agua, otro 7,4%.
El arroz, muy utilizado para hacer guisos y sopas sobre todo en invierno, tuvo una variación mensual del 18%, mientras que los fideos aumentaron un 12,3%. La leche subió un 8,1% y los huevos, un 9,2%. Las verduras y hortalizas tuvieron un comportamiento dispar, con fuertes subas en el caso del tomate, y marcados descensos mensuales como en el caso de la lechuga. La papa aumentó un 4,5% y la batata, un 7,3%.
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El azúcar, donde operan un puñado de empresas que acaparan casi todo el mercado, el incremento mensual fue del 29,1%. La harina de trigo fue de lo que menos aumentó: un 4,2%.
“El sistema de alta inflación impacta de manera asimétrica en los distintos bloques de la pirámide distributiva. Existen segmentos altos no asalariados, con capacidad de ahorro; segmentos medios asalariados formales, con cobertura de paritarias; y los segmentos informales, desocupados y grupos en vulnerabilidad. En general estos sectores acceden a canales de consumo en los que no rigen los programas oficiales de control de precios”, puede leerse en el último informe de la Consultora Sarandí. A esta dispersión de segmentos la denominan “una Argentina partida”.
En la puerta
El nivel general del índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró un aumento de 7,1% en mayo de 2023 respecto del mes anterior, cuando había subido un 6,9%. Esta variación fue consecuencia del alza del 6,9% en los “Productos nacionales” y de 8,5% en los “Productos importados”. Este indicador da cuenta de la situación de un conjunto de bienes en la puerta de la fábrica, donde no están contemplados los márgenes de ganancias ni remarcaciones de los eslabones de logística y venta al público.
Los principales incrementos del mes fueron en productos pesqueros (30,8%), petróleo crudo y gas (8,1%), minerales no metalíferos (7%), manufacturados y energía eléctrica (7,7%) y productos manufacturados (7,5%).
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Por su parte, los precios mayoristas para alimentos y bebidas tuvieron un alza del 7,4% en la puerta de la fábrica, dato que podría marcar el pulso de junio. Según las estimaciones del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), durante la primera semana de junio el índice de precios de supermercados registró una suba del 1,5%, mientras que en la segunda semana, el alza llegó al 1,7%.
El dato sobre el alza de los productos importados, por arriba de la media, también echa por tierra la idea esbozada por Sergio Massa de abrir masivamente las importaciones de alimentos para morigerar sus subas. Probablemente haya sido más efectiva la pisada del Ministerio de Economía sobre el Mercado Central que las amenazas importadoras.