Las jubilaciones, pensiones y asignaciones recibirían una actualización de aproximadamente 21% a mitad de año, aunque el reajuste podría ser mayor. De acuerdo con las estimaciones realizadas por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) ya se puede anticipar que, a partir del mes que viene, el incremento para jubilaciones, pensiones y asignaciones se erige sobre un valor cercano a 21% de aumento. Si bien resta aun esperar el dato de Salarios INDEC, difícilmente este guarismo supere el valor del RIPTE en el trimestre de medición.
En el escenario de que los ajustes correspondientes a junio se acoplen al guarismo descrito, los montos de retiro y pensiones podrían encontrarse para el mes de junio, en torno a los $ 70.985 para el haber mínimo, en tanto la pensión universal para el adulto mayor (PUAM) alcanzaría los $56.790, la asignación universal por hijo recibiría $13.850 y la pensión no contributiva por invalidez (PNC) lo haría en $49.690.
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La esperada actualización de mitad de año se enmarca en la Ley 27.609/21 que establece actualizaciones trimestrales -en marzo, junio, septiembre y diciembre- y modificó la fórmula establecida durante el macrismo, mejorando su desempeño e incorporando la recaudación tributaria en el cálculo.
Así, la nueva fórmula de movilidad se compone en un 50% de la evolución salarial - el mejor de los índices entre el salario registrado (RIPTE), cuyo guarismo acumula 23,5%- y el salario publicado por INDEC, con incrementos estimados de 18,2%- y en el otro 50% de la recaudación tributaria - que creció 18,5%-.
Durante este mes de mayo, quienes cobran una jubilación, pensión, PNC o PUAM y tienen ingresos que no superen el haber mínimo jubilatorio reciben un bono extraordinario de $15.000 que permite navegar por aguas menos tormentosas los altos niveles de inflación. Resto esperar, con el anuncio de la actualización de junio, si desde ese mes en adelante se incluye nuevamente un bono y de que monto podría ser.
¿Con esta actualización, los jubilados y las jubiladas le ganan a la inflación? Resulta prematuro aun responder, pero las estimaciones del REM ajustadas a la inflación de marzo indican que el incremento de precios (de abril a junio) y la actualización jubilatoria (implementada en junio) se encontrarían en niveles similares.
En un contexto de elevada inflación la actualización periódica de las jubilaciones y pensiones junto con los aportes extraordinarios cobran una importancia superlativa en la lucha por mantener la capacidad adquisitiva.
El 2023 llega al principio del fin de su primera mitad y solo tres meses separan el “aquí y ahora” de las Primarias. La dinámica de crecimiento de tres años continuados del PBI nacional parece estar en aprietos y los índices de actividad marcan una tendencia impostergable al amesetamiento, en este atolladero coyuntural es menester que las capas bajas y medias de la sociedad vean una porción de la torta que ayudaron a elaborar en estos últimos años.
En este marco de posibles retrasos en el poder de compra, los aumentos por suma fija configuran una opción no sólo pertinente sino necesaria. Una medida que lejos de competir con la paritaria, busca reforzar elevando los pisos de la discusión salarial.
La acción no solo permite repartir la productividad de la economía a favor de los trabajadores y trabajadoras con el fin de abordar la problemática de la fragmentación salarial y la discusión de la desigualdad y la pobreza, sino también, posibilita un mayor nivel de reajuste en las jubilaciones y pensiones. La suma fija permitiría subir automáticamente ese 50% de la fórmula de movilidad compuesto por salarios y apuntalar las asignaciones. Los asalariados y asalariadas no pueden seguir corriendo detrás de la inflación, nuestros jubilados y jubiladas tampoco.