Debido a la devaluación desordenada llevada a cabo por el equipo económico, con altos beneficios sobre los sectores más competitivos de la economía, se produjo un desorden de los precios relativos. Esto implica, en criollo, que algunos productos suben mucho más que otros. "Una lectura rápida de la tabla muestra que, en principio, no podría asegurarse que los precios en Argentina 'ya están al paralelo' puesto que existe una marcada heterogeneidad", señala la consultora PxQ, que compara los precios con medio centenar de países medido en dólares oficiales y paralelo.
La leche, por citar un ejemplo, parece cara al oficial, pero barata al paralelo, dando la idea de que tal vez su precio esté determinado por un dólar “a mitad de camino” entre el oficial y el paralelo. Los fideos parecen estar relativamente baratos medidos a dólar oficial (y baratísimos al paralelo); algo similar ocurre con el pollo. Por el contrario, un celular es caro al oficial, y normal al paralelo, lo mismo que una TV.
En el caso de los autos, no es posible sacar una conclusión. Para el caso de ropa y zapatillas, parece cara al dólar oficial y en línea o incluso barata al paralelo. Para los servicios y la nafta, no hay muchas dudas: están baratísimos, tanto al oficial como al paralelo.
El informe de la consultora que dirige el ex viceministro Emmanuel Álvarez Agis compara precios sobre un total de 56 precios, que luego se agrupan por categorías, para un total de seis países característicos.
"Hoy la Argentina es uno de los países más baratos en alimentos y servicios públicos, pero es el segundo más caro en textiles, bienes durables y alquileres. Es decir, el precio relativo más atrasado de todos es el salario”, afirmó el economista en entrevista con El Destape Radio.
Con el fin de evitar distorsiones en cuanto a la calidad, marca y canal de comercialización de cada bien o servicio, el informe seleccionó aquellos que sean estrictamente comparables, tanto en cuanto a calidad, materiales, marcas y canales de comercialización. De esta manera se puede analizar Argentina tiene similitudes o diferencias con este grupo de países.
En primer lugar se analiza cuánto cuesta comer afuera en términos de una boleta promedio de luz. En Argentina, un menú del día cuesta 1,3 veces una factura de luz; en Chile, 0,4; Uruguay, 0,2; Brasil, 0,5; México, 0,4; Estados Unidos, 0,3.
"Estamos hablando de un precio relativo y, por tanto, esto no indica que la luz está barata en Argentina y el menú del día caro, sino que el menú del día es caro respecto a la luz", aclara el informe de PxQ. "Sin importar qué dólar usemos, los servicios públicos en Argentina son sin dudas baratos. La conclusión es obvia", agrega.
Si se compara un alquiler con la compra de calzado, en Argentina equivale a 5 pares de zapatillas; en Chile, 10 pares; en Brasil, 7 pares; en México, 11 pares y en Estados Unidos más de 15 pares. "Nuevamente, esto no equivale a decir que las zapatillas están carísimas y el alquiler regalado. Implica reconocer que la relación de precios zapatillas / alquiler no parece ser “de equilibrio”. Máxime porque el alquiler se paga todos los meses y las zapatillas aguantan", agrega el informe.
Si se compara el salario en término de grupos de bienes nos permite comenzar a comprender cómo se vive en cada país. En Argentina, comer ¿es caro o barato para un asalariado? ¿y comprarse un auto? ¿es alcanzable o es imposible?
Para realizar el documento realiza cuatro grupos de canastas. Una primera canasta tiene una selección de 31 alimentos y bebidas. La segunda canasta incorpora 3 tipos de bienes durables (electrónica, pero también vehículos). En la tercera canasta agrupamos 8 productos de ropa y calzado. Y en la cuarta canasta incluimos 2 servicios públicos básicos: electricidad y transporte.
Para entender cómo vive un asalariado en términos de esas cuatro canastas, las comparamos con el salario mínimo de cada país. De la comparativa de arriba se desprende que para una persona que gana el salario mínimo:
- 1. El único lugar más barato para alimentarse es Chile;
- 2. Los bienes durables resultan muy caros (situación que es peor solo en Uruguay);
- 3. La ropa y el calzado resultan de las más caras del grupo de países seleccionados;
- 4. Los servicios públicos resultan baratísimos.
Resumidamente, se podría decir que en Argentina un asalariado puede alimentarse, pero le cuesta comprarse un celular, una televisión, ni hablar un auto y un par de zapatillas. "El desequilibrio de los precios relativos no solo es mayúsculo, sino que resulta particularmente disruptivo para el humor social", remarca el informe de la consultora.