La guerra contra la inflación había arrancado el año pasado con la creación de un fideicomiso privado para subsidiar el precio del aceite y productos derivados del trigo. Ante la escasa voluntad política para aumentar retenciones, el Gobierno optó por los subsidios cruzados para el desacople de los precios internacionales de los locales. Sin embargo, el aceite, la harina para el pan y fideos registraron subas de precios que oscilaron entre el 150 y 250 por ciento, muy por encima de la variación general de precios interanual para abril. La estrategia de los Fideicomisos no funcionó, al igual que Precios Justos se mostró como una herramienta limitada para morigerar alzas de precios.
Dos de las empresas que formaron parte del club de remarcadores – que en definitiva es una transferencia de recurso desde los asalariados hacia estas compañías – ocupan los primeros puestos del ranking de exportadores de cereales, soja, y subproductos como los aceites y las harinas. Es el caso de Molinos Ríos de la Plata (Pérez Companc) y Aceitera General Deheza (AGD), por citar dos ejemplos.
Ambas sociedades participaron de las tres ediciones del dólar soja. Es decir, el Estado las benefició con una transferencia extraordinaria de recursos a partir de una devaluación quirúrgica, sumado a la posibilidad de acceder a los dólares oficiales para importar insumos y soja. Ante tamañas concesiones, la respuesta del sector privado fue aumentar los precios internos de manera indiscriminada, ante la mirada pasiva de todos los reguladores.
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Dos que miran de arriba
Según datos del Centro de Estudios Agrarios (CEA), existen en el país 57.780 productores de soja. El 10 por ciento de este grupo concentra el 56 por ciento de la producción con un promedio de 1514 hectáreas de superficie sembrada.
Dentro de los principales grupos, aparece AGD, con el manejo de 200.000 hectáreas, según el relevamiento realizado por el CEA. La sociedad, que pertenece a Roberto Urquía, ex senador peronista y Miguel Acevedo, ex titular de la UIA, también cuenta con una capacidad de acopio estimada en 4 millones de toneladas. Y, por si fuera poco, es una de las principales exportadoras de maíz y de aceites de soja y girasol. Integración vertical.
La sociedad de Urquía – Acevedo concentra el 28% del mercado del aceite de girasol que se consume localmente. Luego le sigue Molinos Cañuelas (26%), Molinos Río de La Plata (22%) y Tanoni Hermanos (9%). Este producto esencial en los hogares registró, en abril, un alza del 145% interanual, según el CEA.
¿Qué es lo que justificaría semejante aumento de precios sobre un producto que, además, está subsidiado vía un Fideicomiso? Las alzas resultaron totalmente arbitrarias. Este escenario compete tanto a Molinos Río de La Plata, que aplicó subas en las harinas cercanas al 250%, como también a AGD. ¿Cómo es que el Estado los benefició con el dólar soja sin pedirles nada a cambio?
En lo que va de la implementación de la tercera edición del beneficio exportador, AGD presentó declaraciones juradas de ventas al exterior por 276.335 toneladas de aceite de soja, girasol y granos de maíz, mientras que Molinos lo hizo por un total de 259.301 toneladas.
Los formadores de precios saben ganar en todas las ventanillas.
Los 300 pesos no alcanzan
La última edición del tipo de cambio diferencial – Dólar Agro y Soja - no movió el amperímetro en la acumulación de reservas. En los primeros 25 días hábiles, se liquidaron 2476 millones de dólares, cuando en su primera versión habían sido 7580 millones. Desde las entidades que integran la Mesa de Enlace indicaron a El Destape que los pequeños y medianos productores no estarían dispuestos a adelantar las ventas de soja de la nueva cosecha (fuertemente afectada por la sequía).
“No hay una repercusión en el valor en pesos ya que es muy similar que antes del dólar soja. Esto se debe a la baja del valor internacional de estas materias primas y algún desacople entre la Bolsa de Chicago y Rosario. También jugó en contra la última corrida y el reacomodamiento de los valores en los distintos tipos de cambios. Y en las economías regionales, no hay mucha producción para vender en el mercado externo”, explicó Carlos Achetoni, titular de la Federación Agraria en diálogo con El Destape.
Según el sistema SIO Granos, desde el 10 de abril se firmaron contratos de compra venta de soja por 4,3 millones de toneladas, cifra que coincide con el stock que estaba guardado en los campos por parte de los grandes jugadores. Como consecuencia de la sequía y ciertos niveles de especulación, las exportaciones en dólares para la soja y el maíz se ubicarían, en abril, un 43% por debajo del nivel del mismo período de 2022.
No sólo ingresarán menos divisas por la sequía –la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) las estima en 19.000 millones – sino que las cerealeras demandarán dólares para comprar soja desde Brasil y Paraguay. “Se proyecta un volumen de importación de soja récord de 10,7 millones de toneladas para poder abastecer las necesidades de la industria local”, indicaron desde la BCR. En total, el complejo sojero demandaría 5500 millones de dólares para el pago de importaciones durante el año, una cifra similar a la que se habían comprometido a liquidar durante abril y mayo.