Sin la presencia de Milei, la UIA hizo un difícil equilibrio entre su malestar y renovados pedidos al Gobierno

La industria nacional es uno de los sectores más afectados por la recesión forzada por el plan económico de Milei y Caputo. A sabiendas que el clima empresarial es tenso, ninguno fue a la cita anual. Qué le pidieron al Gobierno y qué ofreció el enviado oficial.

26 de noviembre, 2024 | 19.32

La UIA desarrolló este martes su 30º Conferencia Industrial, entre la sombra del faltazo de Javier Milei y Luis Caputo, y los reclamos al Gobierno por la falta de competitividad. El contexto es el de una industria que, pese a la estabilidad económica de los últimos meses, no logra recuperarse y teme por el atraso cambiario, al parecer instalado para rato.

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La jornada que tuvo lugar en el Centro de Convenciones de Buenos Aires sirvió como marco perfecto para hacer un balance del primer año de gobierno de Milei. Para la industria no es favorable. Pese a que la economía empieza a mostrar una recuperación intermensual, el rubro jamás pudo celebrar cifras positivas en lo que va de 2024, según el EMAE del Indec. En septiembre, cayó un 6,2% interanual, el doble que la actividad general.

En ese escenario, la ausencia del Presidente y del ministro de Economía, inicialmente anunciados en la grilla "sin confirmar", no sorprendió a nadie. El contraste con su asistencia al Coloquio de IDEA en Mar del Plata, donde los industriales eran minoría frente al sector financiero, bancario y de servicios, se hizo evidente. En esa ocasión, hace poco más de un mes, Milei realizó gestos hacia el público asistente, al dar un discurso respetuoso y más largo de lo previsto. Así, buscó dejar atrás su destrato de 2023, cuando organizó una contracumbre en otro bar de la ciudad balnearia.

Hoy ante la UIA, en cambio, el Presidente no ofreció ninguna acción para "reparar" el faltazo del año pasado, cuando había sido invitado como mandatario electo pero se limitó a enviar a Guillermo Francos, entonces designado ministro del Interior. "No quiere tener que enfrentar un auditorio adverso", señaló uno de los asistentes al comentar su ausencia. De hecho, la última vez que el jefe de Estado se presentó ante la UIA la cosa no terminó bien. Fue en el Día de la Industria, el 2 de septiembre pasado, en la sede de la entidad en Avenida de Mayo. En aquella ocasión, le dijo al auditorio que "para proteger a la industria se le robó al campo, y lo único que se generó es un sector adicto al Estado". "Es un gesto. Elige a los enemigos", reconoció otro empresario sobre el desaire presidencial de este martes.

Al contrario, el único representante oficial fue el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo, quien, durante su presentación en forma de charla, se cruzó con el titular de la Unión Industrial, Daniel Funes de Rioja. El dirigente empresario recordó que el sector "puso el cuerpo en momentos de contracción" y advirtió por el "impacto de la competitividad en la macroeconomía". También pidió "acoplar el desarrollo industrial", acotando que debe ser "público-privado, ya que no lo podemos visualizar ni hacer solos", y agregó que "la competitividad debe ser con producción y empleo".

Sin embargo, más tarde, cuando habló ante las cámaras de televisión, aclaró que la UIA "no está guerra con el Gobierno" y destacó que hubo representación de un funcionario de Milei. 

Pazo contestó que "hay un nivel de ansiedad enorme con un Gobierno que agarró un desastre económico". Además, hizo caso omiso a las preocupaciones de la industria al añadir que "ningún país del mundo se quebró por abrirse" y que "solo el 11% de lo importado es bien final, así que cuando baja el impuesto PAIS no se beneficia el producto terminado". "Veo un sector no acostumbrado a competir", lanzó con tono crítico en referencia a la apertura comercial.

Un gesto oficial y un malestar generalizado en el sector

Aun así, el Gobierno buscó darle un gesto importante a los anfitriones mediante el anuncio sorpresivo, por parte de Pazo, del envío de la Ley de Promoción de Inversiones y Empleo en los próximos días. El mismo ncluirá parte de la reforma judicializada tras el mega DNU y un régimen de incentivo a la inversión que era reclamado tanto por pymes como por grandes empresas.

Funes de Rioja elogió el proyecto de ley sin miramientos y pidió que se trate "cuanto antes". Pese a ello, otros asistentes lo minimizaban. "Los beneficios que otorga se dan sólo en el margen", evaluó uno al marcar que no cambia los costos en relación a la nómina actual de empleados que tengan las empresas. Un representante del sector automotriz reconoció por lo bajo, con preocupación, que el "mini RIGI" incluido en el borrador podría favorecer la instalación de empresas chinas del rubro en el país. "Algo tenían que mostrar hoy, pero si el Presupuesto no se va a aprobar, esta ley tampoco", descartó otro de raíz.

La sensación es que, cuando la industria necesita ayuda, los gestos van en sentido contrario. El último fue la eliminación del impuesto PAIS a las importaciones, anunciada ayer, como anticipo de la eliminación final del tributo dentro de un mes. Para los presentes, se trató de una medida "agridulce" en el mejor de los casos.

Como sea, hay otras preocupaciones mayores para la industria que la posible importación de productos terminados, remarcó más de uno en los pasillos del evento. Fundamentalmente, la falta de recuperación salarial y la necesidad de eliminar impuestos, algo que el Gobierno anticipó que no hará mientras no pueda seguir reduciendo el gasto.

Este tono se reflejó en el discurso de cierre de Funes de Rioja. "Queremos competir en igualdad de condiciones" sin sufrir el "costo argentino", advirtió, y agregó que "una macroeconomía estable debe permitir iniciar el camino de la recuperación". "Estamos dispuestos. Necesitamos instrumentos para ello. No necesitamos proteccionismo sino reequilibrar el terreno", resumió. Pese a todo, no se guardó un elogio para Caputo, quien este martes, durante un acto en Corrientes, pidió "nivelar la cancha para los empresarios nacionales". "No puedo más que aplaudirlo", destacó el titular de la UIA. La cordialidad se mantiene, pero la paciencia se agota.