Según cálculos del sector privado, la deuda comercial por importaciones superará este año los U$S 50.000 millones, un desafío que deberá afrontar el próximo gobierno. Aunque existe la necesidad de mantener el flujo importador para sostener la producción, más del 90% de los compromisos serían manejables porque es entre empresas locales y sus casas matrices en el exterior.
De acuerdo con estimaciones de la sociedad de bolsa Polo, hasta junio la deuda impaga por importaciones correspondiente a este año sumaba U$S 9.957 millones, pero de ellos, U$S 7.549 millones era con matrices. Al ser una deuda entre empresas vinculadas “eso da un poco de oxígeno” para resolver el problema.
El último Balance Cambiario de septiembre del Banco Central mostró que solo los pagos de importaciones de bienes totalizaron U$S 4.006 millones, 33% por debajo del mismo mes de 2022. “Este valor se ubicó por debajo de las importaciones de bienes FOB de septiembre, las cuales fueron de u$s6.212 millones, lo que podría indicar un aumento en el endeudamiento comercial o una disminución de los activos externos por anticipos efectuados previamente”, explicó el BCRA.
Del total de los pagos de importaciones de bienes observados en septiembre, el 94% se realizó de forma diferida, el 3% como pagos a la vista y el 3% restante en forma anticipada. El 18% del total de los pagos de importaciones de bienes correspondieron al sector “Energía” seguido por los pagos de los sectores “Industria Automotriz” y de “Oleaginosas y Cereales” con un 15% y un 12% del total de los pagos de importaciones de setiembre, respectivamente.
“El sector con mayor dinamismo en el mes fue el de Oleaginosas y Cereales, con un aumento interanual del 29%, consecuencia principalmente de la sequía que imposibilitó el abastecimiento de las necesidades de porotos de soja de la industria procesadora, la cual necesita de esta materia prima para mantener un nivel mínimo de operación y para cumplir con sus compromisos comerciales previamente pactados”, apuntó el BCRA. La cosecha récord obtenida en Brasil esta campaña tornó económicamente más conveniente la operatoria de importación, procesamiento y exportación de subproductos de soja. “Cabe señalar que en esta operatoria se trata de importaciones temporarias, es decir, porotos que serán industrializados localmente para luego ser reexportados”, agregó.
El aviso del FMI
Al respecto, la misión técnica del FMI había realizado una advertencia en el último Staff Report de la quinta y sexta revisión del acuerdo vigente. El FMI destacó, en dicho documento, que el stock de financiamiento de importaciones ya había alcanzado un máximo histórico de U$S 38.000 millones, a mediados de año.
Para dimensionar el impacto de este endeudamiento, explicó que representa alrededor del 60% de las importaciones totales, en comparación con un promedio histórico del 39%. De esta manera, las cifras del Fondo no escapan demasiado de las estimaciones privadas, pero los técnicos del organismo habrían calculado un combinado entre la financiación comercial normal y de las restricciones al acceso de divisas para importar. Bajo esta metodología, a la deuda comercial, considerada flotante que normalmente no se paga, se le añadió en el último año cerca de U$S 20.000 millones.