Acompañado de gremialistas, el ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria de las elecciones 2023, Sergio Massa, anunció la suba del piso del Impuesto a las Ganancias y en el envío de un proyecto de ley al Congreso para eliminarlo. Al pasar, mencionó que la compensación fiscal por la reducción impositiva se verá reflejada por la suba del impuesto a los bienes importados y la mejora en la recaudación, por el impacto sobre el consumo de los recursos que ahora tendrán disponibles los cerca de 800.000 trabajadores que dejarán de pagar Ganancias.
En Plaza de Mayo y ante una miles de trabajadores, Massa anunció que a partir del 1 de octubre próximo el nuevo piso del Impuesto a las Ganancias subirá hasta 1.770.000 de pesos mensuales, lo que reducirá su impacto en los sueldos y las jubilaciones, todo con ajustes semestrales. Así lo hizo tras un encuentro que mantuvo en el Palacio de Hacienda con los principales dirigentes de la CGT y de la CTA y a autoridades de la Cámara de Diputados, donde se precisó que el piso será equivalente a 15 Salarios Mínimos Vitales y Móviles mensuales, actualmente en $118.000.
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Cómo "cuidar el bolsillo" del Estado
Según el último reporte de la AFIP, la recaudación alcanzó en agosto 4.062.431,8 millones de pesos, lo que implicó un crecimiento de 134,6% contra el mismo mes del año pasado. Dicha expansión estuvo impulsada principalmente por los tributos ligados a la actividad económica interna, la Seguridad Social y el Impuesto PAÍS.
Especialmente, éste último registró una suba de 506%, producto de la ampliación de la base imponible del tributo, y recaudó 211.902 millones de pesos durante el último mes. Para Massa, esta es la clave compensatoria de la medida que borra Ganancias, la cual representa un costo fiscal anual de un billón de pesos. Más allá de naturales fluctuaciones en la cifra final que arroje el impuesto PAÍS, en el lapso de un semestre se podría recaudar la totalidad de la pérdida que el llamado "impuesto al salario" dejará en el camino.
En el contexto de las negociaciones con el FMI, el Gobierno aumentó a fines de julio un 10% el impuesto a la compra de dólar solidario y pasó a gravar la importación de bienes y servicios. En el Palacio de Hacienda calculan que este paquete de medidas tendrá un impacto fiscal positivo estimado en un 0,8% del PBI.
Se implementó una nueva alícuota para el dólar mayorista, que es del 25% para la importación de servicios y del 7,5% para la importación de bienes. Aun así, hay algunas excepciones que buscan prevenir que esta medida tenga un impacto en precios. En el caso de los servicios, las excepciones que no pagarán la alícuota del 25% son tres:
- Los fletes, que pagarán únicamente un impuesto del 7,5%
- Los servicios de salud y educación, que están exentos por la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva de diciembre de 2019
- Los recitales, que ya están alcanzados por el "dólar Coldplay" del 30%
También hay excepciones para el caso de la importación de bienes, que no pagarán la alícuota del 7,5%:
- Los medicamentos, exentos por la Ley de Solidaridad
- El material para combatir el fuego, también exentos por la Ley de Solidaridad
- Los bienes suntuarios, que ya pagan el impuesto del 25% del dólar Qatar
- Los combustibles, lubricantes, bienes vinculados a la generación de energía
- Los bienes vinculados a la Canasta Básica Alimentaria
Además, en el Ministerio de Economía destacaron especialmente que quedarán exceptuadas del impuesto extra las "importaciones que generan exportaciones" en dos rubros clave: las automotrices y la agroindustria. En cambio sí quedarán alcanzadas todas las demás importaciones de insumos, tanto para reexportar como para la producción interna.
Levantar el consumo
Otra vía de regreso para las arcas del Estado sería, según Massa, el aumento del consumo interno por parte de los trabajadores exentos de pagar Ganancias. De hecho, fue explícito al pedir que ese ingreso extra, estimado en el 21% del salario, no se dirija a la compra de dólar blue.
Las ventas en los comercios minoristas pymes registraron en agosto un descenso de 4,1% en términos interanuales, según un relevamiento realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Respecto a julio pasado, agosto reflejó una merma en las ventas minoristas de 2,6%, mientras que el acumulado de los ocho primeros meses del corriente año registra una caída de 2,6% frente a igual periodo de 2022.
Los resultados forman parte del Índice de Ventas Minoristas Pymes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), un informe elaborado por la entidad pyme en base a información aportada por 1.252 comercios de todo el país.
El sector más afectado en agosto fue el de Alimentos y Bebidas, que registró una contracción de 6,6% en las ventas en comparación con el año anterior, caída que se produjo como resultado de la generalizada suba de precios que impactó en este rubro. Durante el octavo mes del año, seis de los siete rubros relevados por CAME registraron bajas interanuales en sus ventas.