Las cinco mentiras del tuit de Milei sobre la inflación y una verdad incómoda

Milei apeló a la red social X para festejar la baja mayorista en agosto y dejó atrás su anterior obsesión, la inflación minorista que parece estar estancada, incluso subió un poco el mes pasado. ¿Qué hay detrás del engañoso (y equivocado) análisis económico?

19 de septiembre, 2024 | 00.05

El presidente Javier Milei festejó una baja en la inflación mayorista registrada en agosto, acomodando ahora el discurso oficial a esta variante y dejando atrás el seguimiento de la inflación minorista o la inflación núcleo, tomada en distintos momentos de su gestión para también festejar una desaceleración de los precios. Como tantas veces, Milei apeló a un posteo en la red social X en el que destacó cinco supuestos méritos que acompañan esa reducción en la velocidad a la que suben los precios antes de llegar a los comercios minoristas.

Y como tantas veces, volvió a demostrar desconocimientos básicos de principios económicos o tergiversados deliberadamente, como cuando pidió por cadena nacional un ajuste de US$ 60 mil millones sobre los gastos de las provincias, lo que equivaldría a casi el 60%. Después tuvieron que salir funcionarios de su gobierno a corregir al Presidente.

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“LA INFLACIÓN ESTÁ BAJANDO” (sic) expresó Milei, agregó “y a diferencia de otros programas se lo está haciendo SIN:

  1. Hiperinflación que licue los saldos reales
  2. Expropiación tipo Plan Bonex
  3. Controles de precios
  4. Fijación del tipo de cambio.
  5. Y esta funcionando pese a: recomposición de tarifas”

Y remató el posteo con el tradicional “FIN” con el que presume que nadie más puede discutir su verdad revelada. La única inflación por ahora que está bajando es la autogenerada con la devaluación de diciembre.

Pero lo cierto es que cometió deliberada o por ignorancia, cinco errores.

1. Hiperinflación que licue los saldos reales. Solo en el manual mileista existe una hiperinflación el año pasado en Argentina. La economía atravesaba antes de su gobierno un proceso inflacionario sostenido, pero lejos de considerarse hiperinflacionario, hasta que la megadevaluación que dispuso la gestión de Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, que duplicó el valor del dólar.  A partir de ahí, la inflación se disparó a 25,5% en diciembre y 20,6% en enero y 13,2% en febrero. En su gestión, supera 144% la inflación acumulada. Y con la política de tasas de interés llevada adelante por el Banco Central, se provocó una fuerte licuación de los ahorros de argentinos mayoritariamente depositados en plazos fijos. La perversidad con la que se llevó adelante esa licuación se expresó en el límite de $5 millones para constituir plazos fijos en UVA, que se actualizan por inflación. Aún en la actualidad la tasa que remunera los plazos fijos para ahorristas minoristas y las Lecap para institucionales está por debajo de la inflación, continuando con la estrategia de licuación de los pesos.

2. Expropiación tipo Plan Bonex. Este plan, llevado adelante en la década del ‘90, fue impulsado por la gestión del presidente Carlos Menel, al que Milei se refirió en varias oportunidades como el mejor presidente de la historia argentina, claro hasta su llegada al gobierno. De todas maneras, hubo un solo proyecto que consideró apropiarse de los ahorros y fue el que presentó su primer equipo económico, incluso cuando ya era presidente electo, liderado por Emilio Ocampo y que proponía una dolarización radical de la economía.

3. Controles de precios. Es cierto que no existen programas que ayuden a los formadores de precios y fundamentalmente a los consumidores a tener una referencia del valor de los productos en contexto de alta inflación, pero así y todo la gestión de Milei y Caputo apeló al control de precios para morigerar los aumentos en la medicina prepaga cuando se dispararon tras la liberación. También están bajo control los dos precios más importantes de la economía argentina, el dólar y los salarios.

4. Fijación del tipo de cambio. Resultaría extraño leer en un tuit de cualquier economista que el precio del dólar está liberado en Argentina. Por eso, que lo diga el Presidente economista puede deberse a la poca preparación profesional o deliberada hipocresía. El Banco Central fijó el valor del dólar después de la megadevaluación de diciembre con una tablita de la que no se apartó pese al fracaso en la reducción de la inflación que llevó a una apreciación cambiaria similar a la registrada al inicio de la gestión. El atraso llevó a la pérdida sistemática de reservas internacionales del Banco Nación que a lo largo de este mes lleva vendidos unos US$ 350 millones, y a poner en alerta tanto al Fondo Monetario Internacional como a los mercados de capitales que temen por la capacidad del Gobierno de hacer frente a los servicios de la deuda en divisas. Probablemente Milei haya confundido de nuevo o por mala formación o en forma deliberada, fijación de tipo de cambio con convertibilidad, como de nuevo la que llevó adelante Menem. La tablita de Bausili es similar a la que aplicó el ministro José Martínez de Hoz en la dictadura, al que también parafrasea el Presidente en sus discursos.

5. Recomposición de tarifas. Es el punto donde probablemente mejor pueda justificar el presidente Milei. Hubo una actualización de las tarifas muy por encima del proceso inflacionario de su gestión. Incluso sin haber puesto nunca en discusión el verdadero costo de la generación y distribución de la energía, para poder evaluar si la rentabilidad otorgada a las empresas es la correcta, o si la sociedad estaba en su conjunto preparada para afrontar esos costos. Pero aún así, el gobierno intervino en postergar aumentos para evitar el impacto inflacionario en agosto pasado, asumiendo que la recomposición es inflacionaria.

Además, dentro del tuit hay una verdad incómoda: la inflación mayorista de agosto mostró una desaceleración pero es atribuible a la profundidad de la recesión económica que ningún indicador ni público ni privado se atreve aún a decretar su final.

La recesión permite atrasar el dólar, la desocupación creciente pone un techo a las demandas de recomposición salarial; la caída del consumo frena precios en sectores donde existe competencia y se les hace más complejo tratar de recuperar rentabilidad inmediatamente como estaban acostumbrados en la época de demanda fuerte de los otros gobiernos.

Y la historia continuará, todavía no encontró ningún final aunque el deterioro social empieza a socavar los cimientos de la gestión.