Por Mg. Jaimes Soria Leandro, ingeniero en electrónica, máster en energías renovables, profesor adjunto e investigador Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), donde investiga dispositivos para ser utilizados con hidrógeno.
La producción de hidrogeno se divide en colores según la fuente de energía que se utiliza para generarlo, siendo el hidrogeno verde y azul los que se consideran hidrogeno sustentable. El primero es producido con electricidad proveniente de fuentes renovables y el segundo a partir de gas natural utilizando un proceso de captura el dióxido de carbono (CO2). Ambos tienen el potencial de reducir significativamente las emisiones de CO2 en el campo energético y de contribuir a limitar el recalentamiento global, que afecta a nuestro país y el mundo.
Recientemente, el hidrógeno volvió a estar en el centro de atención mundial y esto se debe a una serie de avances tecnológicos que coexisten con impulsos medioambientales y políticos. Además, las diferentes tecnologías para generación, utilización, almacenamiento y transporte del hidrógeno han madurado, reduciendo significativamente los costos. Por último, la implementación masiva de paneles solares y turbinas de viento están dando lugar a oportunidades para descarbonizar la producción de hidrógeno.
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Argentina, país que cuenta con vastos recursos naturales, podría posicionarse como uno de los principales exportadores de hidrógeno a nivel mundial, utilizando las reservas de gas natural, la energía solar, eólica y de biomasa. Además, la oportunidad de descentralizar la generación energética permitirá que todas las provincias sean participes de este cambio tecnológico y se generen puestos de trabajo calificado. Estos son algunos de los temas que menciona el documento "Hacia una estrategia nacional de Hidrógeno 2030", publicada en septiembre de 2021, que plantea la importancia de abastecer una creciente demanda mundial de gas hidrógeno, lograr soberanía tecnológica y desarrollar la industria del hidrógeno en Argentina.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), los países que se proyectan como futuros exportadores de hidrógeno, como Argentina, deben centrarse en generar conocimientos prácticos en el ámbito de certificaciones, para aprovechar las oportunidades comerciales que surjan para el Hidrógeno sustentable y sus productos derivados. El Departamento de Ingeniería e Investigaciones Tecnológicas (DIIT) de la Universidad Nacional de la Matanza (UNLaM), ya trabaja en la investigación de dispositivos para el control del Hidrógeno con el propósito de sustituir importaciones en los sistemas de generación y consumo de este gas. El proyecto (C2-ING-079), consiste en el "Estudio de factibilidad para el desarrollo de un sistema mecánico y de control de flujo de gases para celdas de combustible", y es parte del programa CyTMA2.
Para que Argentina se convierta en un exportador de hidrógeno de escala mundial se debe apoyar los proyectos de Investigación y desarrollo que aumenten la comprensión de las interacciones entre los diferentes sectores energéticos y que ayuden a cuantificar los retos de la integración de sistemas más allá de los flujos de energía, incluidas las cuestiones relacionadas con los flujos de información, la capacidad de control y la solidez del sistema.
Con información de Télam