Avanza el Gasoducto Néstor Kirchner: la construcción a contra reloj de una obra clave

El Destape visitó una planta de esta obra energética central para el autoabastecimiento del país. Cómo es el paso a paso de la construcción y cuáles son los números que entusiasman al Gobierno.

05 de diciembre, 2022 | 00.05

Con la mira en el autoabastecimiento energético y la posterior exportación de gas a partir de Vaca Muerta, las obras del Gasoducto Néstor Kirchner avanzan a paso firme y con un ritmo frenético a lo largo de cuatro provincias del país, para estar listas el 20 de junio próximo y evitar el gasto de miles de millones de dólares de importación durante el invierno.

Aunque el contrato de Enarsa con las empresas constructoras inició el 10 de agosto y a fines de septiembre empezó a montarse la infraestructura para el alojamiento de la mano de obra, recién en los últimos 10 días los tubos por lo que pasará el gas comenzaron a llegar desde Buenos Aires a los sitios de construcción.

La semana pasada, el Gobierno lanzó finalmente las obras en uno de estos sitios: el denominado PK 60, en Río Negro, cercano a la localidad de Catriel y lindante con la frontera neuquina. El lugar, situado a justamente 60 kilómetros de la primera planta compresora que centraliza el gas que sale desde los pozos de extracción de Vaca Muerta, en Tratayén, Neuquén, recibió la visita de Wado de Pedro, dos gobernadores y los funcionarios del área energética, quienes celebraron el ahorro de 3.500 millones de dólares que la obra aportará en 2023.

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Los tubos son trasladados en camiones desde Lanús hasta la planta compresora en Río Negro

Al PK 60, que El Destape pudo visitar días atrás, llegan todos los días unos 25 camiones con entre tres y cuatro tubos sin costura de 12 metros de largo y 90 centímetros de diámetro, hechos de acero recubierto con tricapa de polietileno para resistir la corrosión de la tierra. El armado del gasoducto comienza con el traslado de los tubos a la planta soldadora de Doble Junta del lugar, que permite unir dos de ellos para transformarlos en uno solo de 24 metros. Por día, los operarios llegan a soldar así unos 100 caños.

En paralelo se realiza la apertura de la zanja por la que pasará la tubería. Hasta ahora luce como una gran carretera de tierra de unos 15 metros de ancho, pero en los próximos días comenzará a excavarse allí un larguísimo pozo de 2,30 metros de profundidad. En paralelo a ella, se colocarán los tubos de 24 metros, los cuales volverán a ser soldados para crear una única cañería de 1 kilómetro de longitud, que finalmente se colocará en la zanja abierta.

El proceso, que se repetirá hasta cubrir los 583 kilómetros que separan a Tratayén de Salliqueló, provincia de Buenos Aires, es inédito. Es la primera vez que se realiza en el país con una soldadora automática, traída especialmente desde Estados Unidos, con la cual se logra una mayor precisión en menos tiempo. Además, una máquina curvadora permite que el caño siga las vicisitudes del terreno. Estar en el lugar sirve para comprender la simpleza conceptual de la obra, que, aun con la impresionante cantidad de tecnología e ingeniería aplicada que posee, no deja de consistir en la unión y colocación de una larga tubería.

Los tubos son acopiados antes de ser soldados

La construcción del Gasoducto Néstor Kirchner en verdad empieza antes, pero todo queda en Techint. Desde la planta que Tenaris, una de sus empresas subsidiarias, posee en San Pablo, se traen a la Argentina las láminas planas de acero. Luego, en la planta que Tenaris tiene en Valentín Alsina estas chapas se rolan para convertirse en los tubos sin constura, esos que meses atrás sellaron la salida de un ministro. Aquel reclamo de Cristina Kirchner es trasladable a números: en verdad, el 62% de las láminas son roladas en Argentina, pero el otro 38% llega ya en forma de caño desde Brasil.

También fue Tenaris la que ganó la licitación para realizar el ensamblado y colocación del gasoducto, aunque en este caso junto con Sacde, compañía subsidiaria de Pampa Energía. Al igual que el PK 60, estas empresas también gestionan otra planta compresora ubicada en General Acha, La Pampa. La construcción se realizará desde estos dos extremos hacia el centro, a un ritmo de 2 kilómetros por día. El trazado pasa en su mayoría por tierras fiscales del Estado nacional y, cuando no, se pide el permiso de servidumbre de paso.

Enarsa fiscaliza con frecuencia diaria el cumplimiento de los contratos por parte de ambas licitadoras. Todas las autoridades juran en on y en off que, hasta el momento, la obra está al día y que por lo tanto estará finalizada el próximo 20 de junio como corresponde, justo para permitir el autoabastecimiento de la mayor parte del país durante el pico de demanda de gas del invierno. De todos modos, quizás se atrase unas horas, porque el trabajo de sus 800 operarios se paralizó para ver los partidos de Argentina en el Mundial.

Los operarios de la planta soldadora de Doble Junta

Una vez terminado, el gasoducto permitirá transportar inicialmente unos 12 millones de metros cúbicos de gas por día, que llegará a un pico de 44 millones cuando esté en pleno funcionamiento. Además del ahorro en importación, permitirá un ahorro fiscal de casi 1.000 millones de dólares al año en concepto de subsidios al gas. Durante su construcción, permitirá la creación de 9.700 empleos directos y otros 39.000 indirectos. "Se paga solo", dijo, teniendo en cuenta estos números, una alta autoridad pública acerca del costo de la obra, presupuestada en 221.000 millones de pesos.

Los pasos que siguen

Luego de la etapa I, que va desde Vaca Muerta hasta Salliqueló, el Gobierno avanzará en la construcción de otros dos proyectos clave. El primero de ellos es la denominada etapa II, que unirá Salliqueló con San Jerónimo, en Santa Fe. Este segundo tramo permitirá, por un lado, conectar Vaca Muerta con las provincias del norte, para lograr así el autoabastecimiento de todo el país con el gas de este yacimiento. Y, al mismo tiempo, incrementará la exportación a los países de la región, fundamentalmente Brasil. 

El último sábado, Sergio Massa se reunió con autoridades de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) para avanzar en el financiamiento de este segmento por un total de 540 millones de dólares. El ministro de Economía afirmó que podría estar listo en junio de 2024.

El segundo proyecto es el más ambicioso. Se trata del que busca construir una planta de GNL, probablemente en Bahía Blanca, para transformar el gas que llega del gasoducto en gas de exportación. Hasta ahora, la posibilidad más avanzada es la que analizan YPF y la malaya Petronas, que requeriría una inversión inicial de 10.000 millones de dólares y terminaría la obra en cinco años.

Sin embargo, algunas fuentes del sector juran que lo más probable es que la que prospere sea iniciativa que proyectan Pampa Energía, a través de TGS, y la estadounidense Excelerate Energy, que permitiría finalizar la planta en solo dos años. De cualquier modo, una vez que eso suceda, dentro de unos diez años, Argentina podría transformarse en una potencia energética mundial: pasaría de importar 35 barcos de GNL por año a exportar anualmente 460.

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