Georgieva contradice a Milei, se alinea con Lula y pide más impuestos a la riqueza

La titular del FMI impulsa un impuesto al capital y la propiedad, y, a propuesta de Brasil, en el G20 se discute un impuesto a los millonarios. En la Argentina de Milei, en cambio, le bajaron los impuestos a los ricos. Caputo se verá con Georgieva en Río este miércoles.

23 de julio, 2024 | 14.21

La titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pidió este martes una reforma impositiva progresista que incremente la presión impositiva sobre el capital y la propiedad, alineada con la propuesta que lleva el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a la cumbre de países del G20. Todo lo contrario a lo que propone Javier Milei en Argentina. En este contexto, el ministro de Economía, Luis caputo, se verá con la número uno del Fondo este miércoles en Río de Janeiro para un encuentro del G20.

“Es crucial adoptar un enfoque progresivo, lo que significa asegurarse de que aquellos que pueden pagar más impuestos contribuyan con su parte justa. Gravar los ingresos de capital y la propiedad, por ejemplo, ofrece una forma relativamente progresiva de recaudar más ingresos fiscales”, sostuvo Georgieva en un documento publicado este martes en la página del FMI.

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El trabajo se denomina “Un Mundo de Bajo Crecimiento es un Mundo Inigualable e Inestable” y plantea que “los largos períodos de lento crecimiento económico pueden causar un salto en la desigualdad” y sostiene que “un conjunto equilibrado de políticas puede evitar ese resultado”. “Es oportuno que Brasil haya hecho de la lucha contra la desigualdad, la pobreza y el hambre una prioridad de su presidencia del G20. Con las políticas correctas, todavía podemos escapar de una trampa de bajo crecimiento y creciente desigualdad, mientras trabajando reducir la pobreza y el hambre”, sostuvo Georgieva.

Esta semana se define en Río la agenda de la cumbre de presidente del Grupo de los 20 que se desarrollará en noviembre. Desde el 22 y hasta el 26 de julio habrá cuatro reuniones de alto nivel, en las que participan ministros de Estado de los países del G20. Uno de los temas que tienen sobre la mesa de discusión es un trabajo encargado por Brasil para impulsar un impuesto mínimo global a los multimillonarios para financiar las políticas sociales de los Estados.

El trabajo encargado por la administración de Lula fue realizado por el economista francés Gabriel Zucman. Plantea que la riqueza de los multimillonarios globales aumentó del 3% del PIB mundial en 1987 a casi el 14% en la actualidad y los multimillonarios deberían pagar en impuestos el equivalente de al menos el 2% de su riqueza cada año (en lugar del 0,3% que pagan hoy).

Georgieva señaló que según un “nuevo análisis del FMI sugiere que los períodos de estancamiento que duran cuatro años o más tienden a aumentar la desigualdad de ingresos dentro de los países en casi un 20 por ciento”. “Durante los períodos de estancamiento, la lenta creación de empleo y el crecimiento salarial aumentan el desempleo estructural y reducen la proporción de los ingresos de un país que fluye a los trabajadores. Junto con el espacio fiscal limitado, estas fuerzas tienden a ampliar la brecha entre los que están en la parte superior e inferior de la escala de ingresos”, describió.

Señaló que “cuanto más tiempo esté atrapado en un mundo de bajo crecimiento, más desigual será ese mundo” y advirtió que, “como hemos visto, el aumento de la desigualdad puede fomentar el descontento con la integración económica y los avances tecnológicos”. Por eso planteó como “oportuno que Brasil haya hecho de la lucha contra la desigualdad, la pobreza y el hambre una prioridad de su presidencia del G20” y consideró que “con las políticas correctas, todavía podemos escapar de una trampa de bajo crecimiento y creciente desigualdad, mientras trabajando reducir la pobreza y el hambre”. 

Georgieva dice que “tres ámbitos políticos prioritarios” y subir la recaudación de impuestos sobre los ricos están en la lista. “Hay mucho margen para que los países en desarrollo eleven más ingresos a través de reformas fiscales, hasta el 9 por ciento del PIB, según nuestra investigación”, sostuvo. “Es crucial adoptar un enfoque progresivo, lo que significa asegurarse de que aquellos que pueden pagar más impuestos contribuyan con su parte justa. Gravar los ingresos de capital y la propiedad, por ejemplo, ofrece una forma relativamente progresiva de recaudar más ingresos fiscales”, afirmó.

El FMI está a favor de la reposición que hizo el Gobierno de Milei del impuesto a las Ganancias sobre la cuarta categoría, que grava los salarios de los empleados en relación de dependencia, pero también plantea subir la presión fiscal sobre el impuesto a la riqueza y un impuesto como el que se aplicó en la pandemia durante la gestión de Alberto Fernández sobre las grandes fortunas.

La gestión de Milei, en cambio, va por el sentido contrario. La reforma impositiva planteada en la ley bases redujo el impuesto a la riqueza para beneficiar a los más ricos y fijó un piso extremadamente bajo, similar a dos canastas básicas, para gravar las Ganancias de los asalariados y no avanzó en ningún aspecto progresivo de la reforma impositiva.

Según el trabajo que Lula llevará al G20, un impuesto mínimo a los multimillonarios mundiales equivalente al 2% de su riqueza generaría este año US$ 242.000 millones en ingresos fiscales suponiendo una aplicación perfecta o US$ 193.000 millones suponiendo una elusión y evasión fiscal del 20%.

Al mismo tiempo, Georgieva propone incrementar los programas de ayuda social que “pueden marcar una gran diferencia en la desigualdad, incluso a través de comidas escolares, seguro de desempleo y pensiones” y destacó que “programas de transferencia de efectivo bien dirigidos, como Bolsa de Familia de Brasil, puede apoyar a los vulnerables”. “Las políticas redistributivas fuertes en una economía creciente del G20, como los programas de gasto social y la inversión pública en educación, pueden reducir la desigualdad entre 1.5 y 5 veces más que las políticas más débiles”, sostuvo.

Esta es también otra clara diferencia con el programa de Milei que mantiene sin distribuir millones de toneladas de comida y lleva adelante un conflicto con la Justicia para no cumplir con las órdenes de entregarlas a los comedores sociales.