Ante el G20, el ministro de Economía, Martín Guzmán, le solicitó este mediodía al FMI que deje de cobrar una sobretasa por préstamos elevados, como el que pidió Mauricio Macri en 2018. El pedido lo realizó a la par de las negociaciones privadas que mantiene con el organismo, pero colabora en la posición que mantiene el Gobierno en pos de conseguir un nuevo acuerdo más laxo para devolver los U$S 45.000 millones.
Cuando un país se endeuda por encima de su cuota, el Fondo le cobra una sobretasa. Esta variable actúa de forma procíclica: cuanto más por encima del límite el pedido de deuda, mayor aún la tasa que se adiciona. Cambiemos sacó un crédito 1.000% por arriba, lo que implicó un interés 2% por arriba.
La sobretasa jugó un rol fundamental en profundizar lo que se coronó como una de las peores crisis en la historia de Grecia. El país, ante un déficit estructural de reservas, debió acudir a la troika (FMI, Banco Central Europeo y la Comisión Europea) por préstamos a un interés elevado y con estrictos condicionamientos ortodoxos. Esto derivó en una recesión aún mayor.
El pedido de Guzmán de hoy será revisado en octubre, cuando el Fondo se reúne anualmente para revisar sus políticas, más allá del acuerdo argentino. Forma parte de las acciones del ministro para mejorar la negociación con el Fondo, dado que muestra la desventaja con la que corre el país a la hora de devolver el préstamo.
Los U$S 45.000 millones que el FMI de Christine Lagarde le llegó a girar a Macri desde 2018 se destinaron a financiar la fuga de capitales. No se invirtió un dólar en ampliar las capacidades exportadoras y así generar los fondos necesarios para devolver las divisas en tiempo y forma.
Fue considerado un “aporte de campaña” del organismo a Cambiemos por el propio Alberto Fernández antes de las elecciones. El entonces candidato incluso le pidió a los enviados del Fondo que dejen de entregarle el dinero a Macri, dado que iba a resultar imposible devolverlo tal cual había sido firmado el acuerdo. “Cuando nosotros llegamos en diciembre (de 2019) la verdad que nos encontramos un Banco Central lánguido, sin reservas, vacío”, explicó el Presidente poco después de asumir.