A pesar de que el Gobierno cumple con la receta ortodoxa del FMI y baja la emisión monetaria, la inflación no parece mostrar signos positivos. De acuerdo a los últimos datos difundidos por el Banco Central (BCRA), la base monetaria se encuentra en mínimos históricos en relación al PBI y la tendencia va hacia la baja, pero no hay resultados en el ritmo de precios que muestra la economía.
En octubre, la base monetaria aumentó en $ 200 miles de millones, equivalente a un 4,9% mensual (1,5% real). En términos anuales, la base creció a un ritmo del 43% anual (+3,4 puntos que en septiembre), lo que se traduce en una caída real del 24,1%. De hecho, como ratio del PIB, se ubica en el 4,6%, cifra levemente inferior a la del mes previo y el mínimo valor desde 2003.
Por el lado de la oferta, la expansión promedio mensual se explicó fundamentalmente por el arrastre estadístico que dejaron las compras de divisas efectuadas en el marco del "dólar soja" durante septiembre. Según un informe de la consultora LCG, dos factores fueron expansivos en términos de base en octubre: el pago de intereses de pasivos remunerados ($ 439 miles de millones) que no terminó de ser reabsorbido por la colocación de Pases y Leliqs ($ 311 miles de millones) y "Otras operaciones" del BCRA, que implicó una expansión de $ 176 miles de millones, presumiblemente por la compra de títulos públicos con la intención de mantener la curva de rendimientos.
Uno de los primeros comentarios del ministro de Economía, Sergio Massa, al asumir fue que iba a cumplir con el acuerdo con el FMI en el frente monetario; y que lo iba a sobrecumplir. Los números lo avalana y honran su la palabra, debido a que los adelantos transitorios quedaron constantes desde que inició la nueva gestión. Sin embargo, la expansión endógena que genera la emisión de intereses por los pasivos remunerados y la intervención en el mercado de deuda en pesos para sostener una demanda por pasivos del Tesoro, tiene efectos monetarios expansivos.
¿La "maquinita" de emitir billetes ayuda o no a bajar la inflación?
Las recetas de la ortodoxia mencionan a la baja de la emisión monetaria como un elemento fundamental para bajar la inflación. De momento, no parece ser la herramienta mágica que presumen los economistas estrella del establishment y los resultados no están a la vista.
La base monetaria en relación al PBI se encuentra en mínimos históricos y con tendencia a la baja. Y lo que ahora se suma como novedad es que los medios de pago (dinero circulante en poder del público más depósitos a la vista en pesos del sector público y privado no financiero) también desacelera en su variación interanual, creciendo por debajo de la tasa de inflación. En suma, el nivel de inflación parece haber alcanzado un límite en la capacidad de obtener señoreaje. El impuesto inflacionario se compensa con la caída de la demanda de pesos en términos reales.
En caso de que esta situación se profundice, la demanda de pesos no alcanzaría a absorber la expansión que se realiza por los pasivos remunerados del BCRA. En ese momento se entraría en una dinámica preocupante para la autoridad monetaria, que se vería limitado directamente en la capacidad de fijar una tasa de interés de política monetaria acorde a lo que requiera la economía.
La desintermediación financiera es el otro gran síntoma de la alta inflación. Los depósitos a plazo no mantienen un mal ritmo de crecimiento gracias a la imposibilidad de ahorrar en otros activos; pero así y todo, indicadores como la duración de los depósitos cayendo a menos de 60 días indica la desconfianza en el sistema financiero. En el medio de los desbalances financieros se profundiza el espiral inflacionario.
Crisis alimentaria
Según el relevamiento de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que realiza el Instituto de Investigación Social, Económica y Política (ISEPCi) en 900 comercios de cercanía ubicados en 20 distritos del conurbano bonaerense, en octubre el aumento de precios fue del 7,74%. Así, una familia promedio compuesta por cuatro personas requirió $ 59.443,67 para adquirir sus alimentos indispensables. O sea, necesitó agregar $ 4.271 más a su presupuesto para adquirir los mismos productos que en septiembre y evitar caer por debajo de la línea de indigencia.
En octubre del año anterior, la misma CBA valía $ 29.515,34, pero doce meses después subió más del doble: 101,40%, llegando a los $ 59.443,63. Si desagregamos los incrementos por rubro, las frutas y verduras siguen encabezando todos los ránkings: sólo en octubre subieron 19,72%, mientras que aumentaron 158% desde octubre 2021. Los productos que habitualmente se adquieren en el almacén en octubre subieron respectivamente 7,55% y 103,45%, mientras que las carnes se incrementaron 1,21% el mes pasado y 72,89% desde hace un año.
En lo que va de 2022, el valor de la CBA subió 86,64%, con una fuerte aceleración en los últimos cuatro meses. En octubre, la canasta costó $ 27.593,68 más que en diciembre del año anterior, con la particularidad de que en los últimos cuatro meses la suba fue mayor que en todo el primer semestre.