Todo gira en torno a la inflación y para el FMI la respuesta es el 'siga-siga'. El mundo enfrenta un aumento sostenido en los precios de las materias primas, en particular en alimentos y energía, lo que motivó a muchos países a aplicar ajustes en las tasas de interés, encareciendo el crédito. Sobre esta combinación de ajuste monetario y alza de precios es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) alerta riesgos "inusitadamente" altos para América latina en su recuperación económica, afectando a los sectores de menores ingresos. "El aumento de los costos de financiamiento a escala mundial e interna puede acelerar la salida de capitales y plantear un reto para la región", señala un documento publicado en el blog del FMI.
Lejos de impulsar mecanismos de desacople, el Fondo aconseja dejar que los precios internos de los países se aprecien al ritmo de lo que lo hacen las cotizaciones internacionales. La solución para los más vulnerables, según el FMI, es aplicar transferencias directas a los hogares, aunque luego esa ayuda se la coma la inflación.
Con una tendencia positiva que se inició con la pandemia de COVID-19, la guerra en Ucrania fue el tiro de gracia a los precios de los commodities, que se dispararon en pocas semanas. "Desde que estalló la guerra, varios países de la región actuaron para contener los efectos del aumento de los precios en los grupos vulnerables, con medidas que van desde la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales", señala el documento publicada en el blog del organismo. Según cifras oficiales, el 40 por ciento de los países introdujo medidas excepcionales, especialmente "por el lado de los impuestos, con un costo fiscal medio estimado (por el FMI) equivalente al 0,3 por ciento del producto interno bruto de este año".
A partir de herramientas impositivas e incentivos fiscales, en algunos países, como la Argentina, se busca morigerar el impacto interno de los aumentos internacionales de los alimentos, que afecta principalmente a los hogares de menores ingresos. La recomendación del Fondo, como es habitual, se enfoca en una 'no intervención' sobre los precios. "Los gobiernos deberían dejar que los precios internos se ajusten en función de los precios internacionales", señala el documento, que se enfoca en "contener los costos fiscales". Como paliativo, sugiere que se apliquen medidas de acción directa.
La receta última del FMI es enfriar el consumo para bajar la inflación. Una receta de ajuste típica del organismo. "Para garantizar la cohesión social y reducir el riesgo de tensión social, los gobiernos deberían proporcionar apoyo focalizado y temporal a los hogares vulnerables y de bajos ingresos y dejar que los precios internos se ajusten en función de los precios internacionales. Esto ayudaría a los grupos vulnerables y contendría los costos fiscales, además de incentivar la producción y moderar el consumo", señalan en el informe del FMI los economistas Santiago Acosta-Ormaechea, Ilan Goldfajn y Jorge Roldos.
"En los países con redes de protección social desarrolladas, podría ampliarse su acceso para incluir de forma temporal a grupos más amplios de la población", dice el documento. El mismo informe reconoce previamente el el aumento de la inflación, las condiciones financieras más restrictivas, la desaceleración económica de los principales socios comerciales y el descontento social pueden empeorar las perspectivas de crecimiento. Claramente, la receta de congelar el consumo no colaboraría con esa recuperación.
"El impacto se siente en América Latina a través del aumento de la inflación, que está afectando los ingresos reales, en especial de los más vulnerables. Una desaceleración más acentuada del crecimiento en China, debido a la pandemia o a otras razones, también podría tener un impacto en los precios de exportaciones clave y en el comercio de la región. Todos estos riesgos ensombrecen las perspectivas de crecimiento en América Latina y exigen medidas de política", sostiene el informe publicado en el blog del Fondo.
"Donde no existen redes de protección desarrolladas, los gobiernos podrían poner en marcha mecanismos temporales para suavizar el traslado de la subida de los precios internacionales a los precios internos. Aunque esta estrategia protegería a los hogares de la volatilidad de los precios de las materias primas, también podría tener un costo fiscal significativo y distorsionar los incentivos de precios para consumidores y productores", insiste el organismo que conduce Kristalina Georgieva.
El texto considera que a los países que se benefician de mejoras en sus términos de intercambio, por ser exportadores de materias primas, "quizá les sea más fácil financiar estas nuevas medidas" (de desacople). Sin embargo, cualquier espacio fiscal adicional debe utilizarse con prudencia, dados los riesgos inusualmente elevados que rodean la recuperación mundial y la evolución de los precios de las materias primas, así como el aumento de los costos del financiamiento público", concluye el documento publicado por el organismo.