Efecto DEG: el imprevisto aporte del FMI a la paz cambiaria argentina

El Gobierno utilizará parte de la nueva asignación de fondos del organismo para robustecer la reservas y postergar vencimientos. El impacto en la economía real.

11 de abril, 2021 | 00.05

El Fondo Monetario Internacional (FMI) realizará en las próximas semanas una nueva asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda de reserva del organismo para sus países miembro. Será la primera en más de una década, triplicando el monto total asignado hasta la fecha. Se repartirá el equivalente a 650.000 millones de dólares, de los cuales la Argentina recibiría a 4354 millones, dado que le corresponde 0,67 por ciento del monto global por sus acciones en el Directorio del Fondo, con lo cual el país tendría ese dinero autorizado para contabilizarlo dentro de las reservas del Banco Central en algún momento del segundo trimestre del año. El interrogante es cómo se utilizarán esos fondos y si prosperará el pedido de varios países, entre ellos la Argentina, para que se realice una asignación distinta de los DEG de acuerdo a las necesidades de las distintas economías.

Para entender las limitaciones que existen en torno al uso de estos recursos, es importante destacar que los DEG no son una moneda (en los términos habituales) sino un "activo de reserva internacional creado por el FMI para complementar las reservas oficiales de sus países miembro". "El DEG no es una moneda. Es un reclamo potencial sobre las monedas de libre uso de los miembros del FMI. Como tal, los DEG pueden proporcionar liquidez a un país", detalla el organismo. Esto implica que puede contabilizarse como reservas pero no se puede usar para realizar transacciones.

El DEG está conformados por una canasta de monedas compuesta por dólar, euro, yuan chino, yen japonés y libra esterlina. A la fecha se asignaron un total de 204.200 millones de DEG (equivalente a unos 318.000 millones de dólares), incluidas tres asignaciones generales y una asignación especial única. La primera asignación fue entre 1970 y 1972 por el 9300 millones de DEG. La segunda entre 1979 y 1981, por 12.100 millones y la última fue el 28 de agosto de 2009, por 161.200 millones, "la mayor asignación hasta la fecha", según consta en la página del organismo. El 9 de septiembre 2009, en plena crisis global de las hipotecas "subprime" hubo un reparto especial único de 21.500 millones de DEG "para corregir el hecho de que los miembros que se habían unido al FMI después de 1981 nunca habían recibido una asignación".

Qué se discute con la nueva asignación

Los DEG serían habilitados entre fin de este mes y comienzos de junio. El organismo reabrió un documento para saber cómo se distribuirán los montos y, en ese marco, surgió la propuesta de Argentina, apoyada por otros países como México y Brasil, para que se discutan los criterios de asignación de los DEG. La idea es redistribuir entre los países que más requieren de un apoyo a sus reservas lo que no utilicen miembros en mejores condiciones económicas, como las economías europeas, Estados Unidos, Canadá, China y Japón.


"Argentina apoya firmemente la nueva asignación general por un monto de 650.000 millones de dólares, debido a que ayudará a proporcionar a los países en desarrollo la liquidez que tanto necesitan", explicó el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Es importante que encontremos el mecanismo para reasignar los DEG no utilizados a los países que los necesitan, no solo a los países de ingresos bajos, sino también a los países de ingresos medios”, detalló el titular del Palacio de Hacienda. El representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, coincidió en la importancia de maximizar esos recursos potenciales y focalizarse en lo que se llama "el olvidado del medio". 

En la Argentina los fondos permitirían respaldar las reservas, otorgándole al Banco Central un mayor margen de emisión de pesos y para defender el tipo de cambio. Esto no implica que se usen los fondos para gastos corrientes en pesos, un política absolutamente errónea que aplicó el macrismo (tomar deuda en dólares para gastos en pesos). Sin embargo, le daría cierto margen de acción al Gobierno sin afectar el déficit fiscal y la inflación, que se potenciarían con una mayor emisión de pesos. 

Desde Economía confirmaron a El Destape que, además de sostener el stock de reservas, los fondos provenientes de la nueva asignación servirían para repagar los vencimientos del acuerdo Stand-by que firmó el macrismo sin resignar reservas hasta que se llegue a un acuerdo con el organismo para refinanciar ese programa en mejores condiciones.  El país enfrenta dos cuotas, heredadas del macrismo, de 1915 millones de DEG cada una (equivalente a 2716 millones de dólares), en septiembre y diciembre. 

El objetivo de mantener la pax cambiaria

Si se logra fortalecer el stock de reservas y atacar las maniobras especulativas de algunos bancos extranjeros contra la divisa, el equipo económico considera que una estabilización del dólar es posible y eso aplacaría las presiones inflacionarias. Un relevamiento de la Subsecretaría de Programación Económica a la que accedió este medio confirma que, en lo que va de 2021 (hasta el 23 de marzo), las reservas  crecieron apenas en 292 millones de dólares, a pesar de la posición compradora del BCRA (2103 millones) y del incremento en efectivo mínimo (3015 millones. "Esto se explica por pagos de capital e intereses a organismos internacionales (1054 millones) y a la caída en otros (1033 millones).

 
"La caída de este último ("otros"), responde a la desvalorización del oro y del yuan (en los últimos dos meses), presumiblemente a la pérdida de reservas atribuibles a la compra de títulos valores, con el objetivo de intervenir (ofertando títulos contra pesos) el mercado de dólar paralelos, ya sea en el mes en curso o en el futuro", según la Dirección de Análisis del Sector Externo y Financiero de dicha Subsecretaría.

Mientras tanto, se apuesta a una mejora en la balanza comercial que permita la generación genuina de divisas. En febrero se reportó un superávit de 751 millones de dólares, que constituyó un récord para ese mes (el más alto desde 2009). El resultado se explica principalmente por bienes (1445 millones de dólares) e ingreso secundario (7 millones) que fueron en parte atenuados por los egresos netos por ingreso primario (484 millones) y servicios (216 millones).

En el caso de las compras minoristas, tras los cambios normativos introducidos a mediados de septiembre (Comunicación “A” 7105 y 7106), a partir de la aplicación del recargo del 35 por ciento, se observa un desplome de las compras netas de billetes de las personas humanas (una baja de 84 por ciento en los últimos 5 meses en el circuito formal). La cantidad de operadores que compraron billetes en febrero se redujo a 536.000 individuos (una caída de 187.000 personas respecto a enero), mientras que los vendedores caen hasta 35.000 (1.000 personas menos). Sin demasiado margen de acción, estas restricciones a la compra de divisas se mantendrán para evitar una mayor fuga de capitales hasta tanto se logre fortalecer la cuenta capital y el balance externo. 

 

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