La producción industrial minera tuvo un incremento del 10,9% en el acumulado enero – julio de este año comparado con el mismo período del 2022. Dentro de este complejo económico, el desarrollo del carbonato de litio y otros derivados registraron en julio un alza interanual del 80%, mientras que, en el acumulado, el avance fue del 18%. En términos de exportaciones, el litio todavía resulta una promesa, aunque en ascenso: representó el 1,2% del total de las ventas al exterior durante el primer semestre de este año; sin embargo, al interior del complejo minero, representaron el 14,5% del total. Durante el primer semestre de este año, las exportaciones argentinas estuvieron afectadas por la sequía, sobre todo los productos como la soja, maíz y trigo. Según la cámara que nuclea a las grandes cerealeras, para agosto empezó a notarse una recuperación en el maíz, impulsado por el dólar agro. Los sojeros todavía guardan seis millones de toneladas en silobolsas.
Los complejos soja, automotriz, petrolero-petroquímico, cereales, carne-cuero bovinos, y minería concentraron el 82% del total de las exportaciones durante el primer semestre de este año. En el caso de los minerales metalíferos y litio, se alcanzaron ventas por 2.864 millones de dólares, (8,6% de las exportaciones), con un aumento interanual de 0,8%.
Dentro de este rubro, los mejores resultados estuvieron en los despachos en oro y plata, con una participación sobre el total exportado por el sector de 49,7%; le siguieron en importancia el siderúrgico (19,2%), aluminio (15,9%), litio (14,5%), plomo (0,2%), y otros minerales metalíferos (0,5%).
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Los resultados positivos de la minería deberían repercutir en el crecimiento económico de cada una de las provincias en las que se encuentran los diferentes desarrollos productivos, teniendo en cuenta el fuerte entramado de servicios y empleo indirecto que se genera a partir de estas actividades. Esta es la mirada que destacaron desde el ministerio de Economía luego de que el Indec difundiera el último informe sobre el índice industrial del sector y se dieran a conocer los resultados para todos los complejos exportadores.
En el acumulado enero – julio, la producción minera creció un 10,9% comparado con el mismo período del 2022. En el caso de la producción de litio, la variación interanual fue de 80%, mientras que en los primeros siete meses del año, su producción se incrementó un 18%.
De todas maneras, en cuanto a sus exportaciones, este mineral todavía representa una promesa, aunque en avance. Los ingresos generados en formato clorudo de litio alcanzaron los 415 millones de dólares, un 65% más que lo registrado en el mismo período del año pasado. Pero en el total de las ventas al exterior, teniendo en cuenta todos los complejos productivos, solo representaron el 1,2%.
Principales rubros
Según el último informe del Indec vinculado a los complejos exportadores, las ventas vinculadas al sector oleaginoso (porotos, aceites, y harinas) acumularon 7765 millones de dólares (23,2% de las exportaciones totales), con un descenso interanual de 35,9%. La caída estuvo marcada, en parte, por la sequía pero también por las movidas especulativas de los grandes jugadores en alianza con los exportadores y la industria, que en conjunto presionan por una mayor devaluación del peso.
De acuerdo al último Monitor Agroindustrial, elaborado por la cámara que nuclea a la grandes cerealeras, Argentina fue el principal exportador de aceite de soja en bruto en 2022 (34,7% de las exportaciones mundiales) y el segundo proveedor, luego de Brasil, de harina y pellets (23,1%).
Sin embargo, durante todo 2023, el mismo sector expuso ciertos problemas en la industria aceitera por no contar con granos suficientes para la molienda; soja que permanece en poder de los grandes grupos económicos del sector. Al cierre de agosto, estos jugadores contaban con 6 millones de toneladas guardadas en silo bolsas.
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Para suplir parte de las dificultades señaladas, este año se incrementaron de manera exponencial las importaciones de la oleaginosa. “Fueron de 3.435 millones de dólares, con un aumento respecto a igual período del año anterior de 125,9%, y correspondieron casi en su totalidad a porotos de soja, realizadas bajo el régimen de importaciones temporarias con el objetivo de ser industrializadas”, destacó el último informe del Indec.
Los exportadores de porotos de soja son los mismos que los de aceite y harinas. Además, muchas de estas empresas poseen vínculos comerciales con grandes grupos de producción y acopios en lo que se conoce como integración vertical. Desde que se implementó la primera edición del llamado dólar soja, no dejaron reclamar por una mayor devaluación. Ahora, lo volvieron a hacer, a su manera.
“Por la falta de oferta de soja disponible, estimada en 6 millones de toneladas en manos de productores, hay riesgo que las empresas deban parar alguna de sus plantas. Los cierres de la línea de producción traerán aparejados problemas económicos, financieros y laborales”, insinuaron desde CIARA – CEC.
De los diez principales complejos exportadores, los que más disminuyeron durante el semestre fueron: triguero (-79,4%), girasol (-36,4%), soja (-35,9%) y maicero (-34,0%). En el caso del maíz, probablemente se empiece a notar una mejora a partir de los datos de julio – agosto, que fue el período en que se implementó el tipo de cambio diferencial para este sector (340 pesos por dólar) que luego fue absorbido por la devaluación del peso.
De acuerdo al último Monitor Agroindustrial difundido por CIARA – CEC, en agosto se apreció un aumento en el ritmo de ventas de maíz, “con fuerte reactivación durante las primeras tres semanas de agosto, llegando a superar las 5,5 millones de toneladas durante todo el mes”.
En julio, las exportaciones de este cereal alcanzaron 2,8 millones de toneladas, cuando un mes antes habían sido 2,1 millones, aunque muy lejos de las casi 5 millones de toneladas exportadas en julio de 2022.