El Gobierno no descarta un aumento en las tarifas energéticas (luz y gas) por la suba del dólar oficial que se concretó el último lunes luego de la victoria de Javier Milei en las PASO de las elecciones 2023, aunque entiende que hay elementos que permitirán morigerar estas alzas.
El Banco Central implementó una devaluación del 21,8% en el dólar oficial y en el mayorista, abandonando la estrategia de las microdevaluaciones diarias (crawling peg) para dar un salto en el tipo de cambio e intentar mantenerlo fijo por los próximos meses. Los analistas dan por descontado que la medida tendrá como efecto importante un traslado a precios. Esto incluye directamente a las tarifas de gas y luz, debido a que algunos componentes de ellas se encuentran dolarizados. Es decir, se trata de una suba que el usuario final percibiría en la tarifa base o VAD (valor agregado de distribución), ya que la quita de subsidios ya finalizó en mayo.
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Específicamente, la dolarización de las tarifas abarca al tramo de los contratos de compra de energía por parte de CAMMESA a las empresas generadoras. Se trata, en general, de contratos firmados durante el gobierno de Mauricio Macri a 10 o 15 años, por lo que no pueden ser modificados sin costo extra. A ello hay que sumarle el costo de la importación energética, que, aunque puede ser costeado con asignación de partidas de otros sectores, no deja de pesar en la balanza de pagos del área energética.
Ante este escenario, es probable que se implemente próximamente una suba de las tarifas de luz y gas. Aun así, la expectativa, hoy por hoy, es que no sea inmediata. Según pudo saber El Destape de funcionarios del área energética, recién la semana que viene se hará una evaluación de cómo quedan los números finos del sector luego de las medidas cambiarias post PASO.
Los elementos que limitarían el impacto
En cualquier caso, hay algunos elementos que permitirían, aseguran las fuentes, que el impacto en los precios energéticos no sea tan grande. En primer lugar, los costos dolarizados representan únicamente al 15% del valor final, mientras que el otro 85% está en pesos y no sufriría un impacto directo. En este sentido, tanto el tramo de transporte como el de distribución final que hacen a la tarifa están pesificados
Otro factor que influye es el climático. Por un lado, actualmente hay una buena cantidad de agua en las principales represas hidroeléctricas del país, como Yacyretá, El Chocón, Piedra del Águila o Salto Grande.
Por otro lado, el invierno más templado de lo normal permitió que la importación energética pueda ser menor. De hecho, hace tres días Argentina canceló la importación de un barco de GNL que había contratado en febrero por la demanda más baja que la prevista.
A ello se le agrega que el autoabastecimiento local mejoró este año por la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner, que envía 11 millones de metros cúbicos de BTU diarios a las industrias y usuarios residenciales del AMBA.
Esto no quiere decir que el impacto inflacionario final no sea significativo, ya que al efecto en precios directo se le debe sumar el efecto inflacionario indirecto, es decir, el generado por la suba en las facturas energéticas percibidas por los comerciantes.