Los subsidios a los combustibles fósiles aumentaron a un récord de 7 billones de dólares el año pasado, a partir del apoyo de los gobiernos que hicieron para paliar la pérdida de ingresos los consumidores y las empresas, durante el aumento mundial de los precios de la energía causado por la invasión rusa a Ucrania y la recuperación económica de la pandemia. Los subsidios al petróleo, el carbón y el gas natural están costando el equivalente al 7,1 por ciento del producto interno bruto mundial. Eso es más de lo que los gobiernos gastan anualmente en educación (4,3 por ciento del ingreso global) y alrededor de dos tercios de lo que gastan en atención médica (10,9 por ciento).
En la Argentina, el gasto en subsidios energéticos repercutió en una fuerte baja de las reservas, una situación que se espera se revierta con la puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner. De todos modos, según el relevamiento del Fondo Monetario Internacional, la Argentina fue uno de los países que se ubicó en la media del gasto en energía, aunque se acerca si lo tomamos en porcentaje del Producto.
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Los subsidios a los combustibles fósiles aumentaron en 2 billones de dólares en los últimos dos años, derivados de mayores gastos que generó la guerra entre Ucrania y Rusia, mientras que los subsidios explícitos (cobrar menos por los costos de suministro) se duplicaron con creces hasta alcanzar los 1,3 billones de dólares, según estimaciones actualizadas en 170 países de subsidios explícitos e implícitos (cobros insuficientes por costos ambientales e impuestos al consumo no percibidos).
MÁS INFO
De acuerdo con el relevamiento del Fondo, Argentina destinó en total de subsidios 50.000 millones de dólares, un 8,9 por ciento del PIB. Por encima se ubicaron Brasil (69.000 millones de dólares, 3,2 por ciento del PIB), China (2,2 billones, 12,5 por ciento), Alemania (129.000 millones (3 puntos del PIB), Francia (64.000 millones, 2,1 puntos), India (346.000 millones, 10,6 puntos), Indonesia (194.000 millones, 15,4 puntos), Italia (63.000 millones, 1 punto), Japón (310.000 millones, 5,8 por ciento), México (98.000 millones, 7,6 por ciento), Rusia (421.000 millones, 23,6 por ciento), Arabia Saudeta (253.000 millones, 27 por ciento), Corea (162.000 millones, 8,1 por ciento), Turquía (152.000 millones, 15,2 por ciento) y Estados Unidos (74.000 millones, 2,3 por ciento.
Otros costos
El consumo de combustibles fósiles impone enormes costos ambientales, principalmente debido a la contaminación del aire local y los daños causados por el calentamiento global. La gran mayoría de los subsidios son implícitos, ya que los costos ambientales a menudo no se reflejan en los precios de los combustibles fósiles, especialmente el carbón y el diésel.
El análisis del Fondo muestra que los consumidores no pagaron más de 5 billones de dólares en costos ambientales el año pasado. "Esta cifra sería casi el doble si el daño al clima se valorara en los niveles encontrados en un estudio reciente publicado en la revista científica Nature en lugar de nuestra suposición básica de que los costos del calentamiento global son iguales al precio de las emisiones necesario para cumplir los objetivos de temperatura del Acuerdo de París”, advirtió el artículo del FMI.
Se prevé que estos subsidios implícitos crezcan a medida que los países en desarrollo (que tienden a tener plantas de energía, fábricas y vehículos más contaminantes, junto con poblaciones densas que viven y trabajan cerca de estas fuentes de contaminación) aumentan su consumo de combustibles fósiles hacia los niveles de las economías avanzadas economías.
“Si los gobiernos eliminaran los subsidios explícitos e impusieran impuestos correctivos, los precios del combustible aumentarían. Esto llevaría a empresas y hogares a considerar los costos ambientales al tomar decisiones de consumo e inversión”, detalló el informe que siempre boga por una reducción de subsidios. En este caso, detallaron que “el resultado sería una reducción significativa de las emisiones globales de dióxido de carbono, un aire más limpio, menos enfermedades pulmonares y cardíacas y más espacio fiscal para los gobiernos”.
El costo de eliminar los subsidios explícitos e implícitos a los combustibles fósiles evitaría 1,6 millones de muertes prematuras al año, aumentaría los ingresos del gobierno en 4,4 billones de dólares y encaminaría las emisiones hacia el logro de los objetivos de calentamiento global. “También redistribuiría el ingreso, ya que los subsidios al combustible benefician más a los hogares ricos que a los pobres”, señaló el organismo multilateral que conduce Kristalina Georgieva.
Sin embargo, eliminar los subsidios al combustible puede resultar complicado. El informe prevé que “los gobiernos deben diseñar, comunicar e implementar reformas de forma clara y cuidadosa como parte de un paquete de políticas integral que destaque los beneficios. Una parte del aumento de los ingresos debería utilizarse para compensar a los hogares vulnerables por los mayores precios de la energía”. El resto podría utilizarse para reducir los impuestos sobre el trabajo y la inversión y financiar bienes públicos como la educación, la atención sanitaria y la energía limpia.
Con los precios mundiales de la energía cayendo y las emisiones aumentando, es el momento adecuado para eliminar gradualmente los subsidios explícitos e implícitos a los combustibles fósiles, para lograr un planeta más saludable y sostenible.