Tras la suba en los combustibles, el Gobierno confirmó este viernes,que habrá también un aumento de las tarifas energéticas, de luz y gas, debido al impacto de la suba del dólar de inicios de esta semana.
En efecto, la secretaria de Energía, Flavia Royon, señaló, tal como anticipó El Destape, que "la semana que viene" estudiarán "cómo la devaluación afecta el costo de la generación eléctrica y va a haber una actualización" en las tarifas del sector.
"A partir del 1° de mayo se retiraron los subsidios a aquellos hogares que no los pidieron o a los sectores de altos ingresos, mayores a 3,5 canastas básicas", recordó la funcionaria del equipo económico en diálogo con Radio Mitre.
El impacto de la devaluación incluye directamente a las tarifas de gas y luz, debido a que algunos componentes de ellas se encuentran dolarizados. Es decir, se trata de una suba que el usuario final percibiría en la tarifa base o VAD (valor agregado de distribución), ya que la quita de subsidios ya finalizó en mayo.
Específicamente, la dolarización de las tarifas abarca al tramo de los contratos de compra de energía por parte de CAMMESA a las empresas generadoras. Se trata, en general, de contratos firmados durante el gobierno de Mauricio Macri a 10 o 15 años, por lo que no pueden ser modificados sin costo extra. A ello hay que sumarle el costo de la importación energética, que, aunque puede ser costeado con asignación de partidas de otros sectores, no deja de pesar en la balanza de pagos del área energética.
En cualquier caso, hay algunos elementos que permitirían, aseguran las fuentes, que el impacto en los precios energéticos no sea tan grande. En primer lugar, los costos dolarizados representan únicamente al 15% del valor final, mientras que el otro 85% está en pesos y no sufriría un impacto directo. En este sentido, tanto el tramo de transporte como el de distribución final que hacen a la tarifa están pesificados
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Otro factor que influye es el climático. Por un lado, actualmente hay una buena cantidad de agua en las principales represas hidroeléctricas del país, como Yacyretá, El Chocón, Piedra del Águila o Salto Grande.
Por otro lado, el invierno más templado de lo normal permitió que la importación energética pueda ser menor. De hecho, hace tres días Argentina canceló la importación de un barco de GNL que había contratado en febrero por la demanda más baja que la prevista.
El acuerdo de precio en los combustibles
En paralelo, Royon se refirió a la nueva suba y acuerdo de precios en los combustibles que se cerró el jueves. "La cadena de combustibles está atada al valor del dólar. Los contratos con las petroleras están en dólares", explicó la funcionaria, de forma análoga a lo que ocurre con las tarifas de luz y gas. Por ello, "se trasladó (al precio final) un 12,5% de aumento y no habrá más aumentos hasta el 31 de octubre", especificó, tal como se había anunciado oficialmente el jueves.
En ese marco, Royon agregó que "el objetivo es la estabilización de la inflación. Se hacen estos acuerdos de precios para que no se traslade toda la devaluación, con un horizonte en miras de contener la inflación, así como también el reacomodamiento de otros precios relativos".
El miércoles, Shell, Axion y Puma implementaron el segundo aumento de los combustibles en el mes, ya que el 1 de agosto, las diferentes marcas subieron 4,5% los precios. Así, naftas y gasoils acumularon un ajuste de 17,56% en agosto. YPF, sin embargo, no había modificado aún sus valores, por lo que se espera que en las próximas horas aplique el aumento consensuado.