Aumenta el empleo formal, pero los salarios corren de atrás y en desventaja

La economía recuperó los puestos de trabajo destruidos por la pandemia, pero el poder adquisitivo sigue por debajo del nivel previo al macrismo.

21 de mayo, 2022 | 00.05

Los datos macro marcan una mejoría económica que pretende recuperar la caída que generó el macrismo. En el primer trimestre del año, la actividad acumuló un crecimiento de 6,1% interanual, lo que estuvo acompañado de mayores puestos de trabajo formales. Pero mientras se acrecienta el nivel de empleo, no lo acompaña el poder adquisitivo de las familias, que se vio aún más perjudicado por el nuevo contexto mundial.

Los últimos datos del Sistema Integrado Previsional Argentina (SIPA) precisan que en febrero se mantuvo el sendero de alza, con un aumento de 10.215 puestos de trabajo. Esto implicó un 0,2% más que en enero.

Según la medición desestacionalizada del Ministerio de Trabajo, Argentina acumula 14 meses consecutivos de crecimiento del empleo privado. Más de un año después del piso de la pandemia (julio de 2020), se generaron 243.000 puestos de trabajo, más del 100% de la cantidad perdida desde esa fecha.

Si bien se recuperó la totalidad de los puestos vigentes a comienzos de 2020, el empleo privado todavía debe volver a crear los 218.000 puestos que faltan de los destruidos durante el macrismo. Durante los cuatro años de Cambiemos, perdieron su trabajo 275.000 personas.

Si se analiza por regiones, como lo hizo CEPA en su último análisis, el 75% de las provincias ya registran más empleo privado que en febrero de 2020. Sin embargo, la heterogeneidad regional aún persiste: el NEA y el centro conducen la recuperación del empleo, mientras que CABA, cuyo y el NOA son las zonas que más dificultades presentan.

A pesar de estas auspiciosas cifras, no se equiparó la capacidad de compra de los trabajadores a lo que era en 2015. Más aún, la salida de la pandemia y ahora la guerra en Ucrania, sumado a todas las variables locales comprometen la posibilidad de que los ingresos emparden a la inflación. El índice de precios al consumidor del Indec marcó un 3,9% en enero, 4,7% en febrero, 6,7% en marzo y 6% en abril.

El adelantamiento de los incrementos del salario mínimo, propuesto por Máximo Kirchner y consensuados por Sergio Massa con el ministro de Economía, Martín Guzmán, apunta a este mismo problema de que no alcancen los salarios aún en el sector formal. Este alivio, que sirve de vara para los ingresos de los trabajadores no registrados, se le sumó al pago de un bono de $ 12.000 para los jubilados y del refuerzo de $ 18.000 para 13,6 millones de personas.

Trabajadores pobres

Una familia de cuatro integrantes que cobra dos sueldos mínimos no puede cubrir sus necesidades básicas, por lo que estadísticamente se encuentra por debajo de la línea de pobreza. Este fenómeno de trabajadores del sector privado registrado pobres se dio pocas veces en la historia reciente.

Una buena aproximación para entender la raíz consiste en seguir el ejercicio que realizó Hernán Letcher. El director de CEPA analizó si los ingresos de la mitad de asalariados registrados privados son suficientes para evitar ser pobres por ingresos.

A partir de mediados de 2017, la canasta básica total creció muy por encima de la mediana de los salarios. Así entonces, la relación se incrementó 25 puntos entre finales de 2017 y hasta finales de 2019. La línea de pobreza para una familia pasó de representar el 88,7% de un sueldo a superarlo y llegar al nivel del 113,7%. El punto concreto en el que el salario neto de más de la mitad de los trabajadores registrados privados dejó de permitir que se cubra la canasta básica total fue a mediados de 2018, tras la segunda corrida cambiaria generada por el macrismo.

Ese proceso se profundizó con la pandemia, cuando pasó a representar el 117,7% del total. Luego se redujo a cerca del 106%, mayormente como resultado del efecto de las tarifas congeladas en la CBT. Siempre de acuerdo a los cálculos de Letcher, hacia abril se percibió un incremento en la proporción que llegó a casi el 110%.

La concentración de la riqueza

La puja distributiva iniciada desde la recuperación de la pandemia significó un nuevo avance de un sector muy reducido y concentrado de la economía mundial y nacional. Los récords de inflación durante 2021 en los países centrales y en varios de la región estuvieron impulsados por los cuellos de botella en las cadenas de producción global, cambios en el comportamiento de la demanda y fuertes programas de estímulo que se tradujeron en una mejora de los márgenes de ganancia.

Argentina no fue la excepción a este proceso de mejora de la rentabilidad a escala global. La diferencia con otros países es que ya arrastraba un fuerte deterioro en la distribución del ingreso de los dos años previos a la pandemia, producto de las políticas que llevó adelante Mauricio Macri.

La mejora en la rentabilidad empresaria se dio, en una economía como la nuestra que ya tenía un nivel de inercia inflacionaria en torno al 50%, mediante una aceleración de las tasas de inflación que le ganó en velocidad a los incrementos de los salarios. El hecho de que la inflación se acelere en un contexto de deterioro de la distribución del ingreso, quita fuerza a las teorías que buscan explicar los aumentos de precios por impulsos salariales, poder sindical. En ese sentido, “deja fuera de la cancha a quienes buscan romper el modelo sindical argentino y los derechos laborales con políticas de flexibilización laboral, justificándolas en el combate contra la inflación”, desafía el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO).

“En los últimos cuatro años, hemos anulado por completo la explicación de una mayor inflación por ‘los costos salariales’ a fuerza aceleraciones en la tasa de aumentos de los precios que coincidieron con deterioros salariales e, incluso, con caídas del consumo y la demanda agregada”, argumentaron. En el segundo round inflacionario, desatado a partir del conflicto bélico en Ucrania, los precios relativos tuvieron un nuevo cambio brusco y eso significó una nueva transferencia de ingresos en contra de los salarios. Esta vez fue hacia los sectores primarios de alimentos, energía y minerales.

Tampoco fue Argentina la excepción a este proceso mundial, con el agravante de los altos niveles de pobreza e indigencia como punto de partida que se arrastran desde el estallido del proceso de endeudamiento y especulación de la gestión Cambiemos y la posterior pandemia.

La inflación bate récords en el mundo

La inflación minorista continúa su aceleración a nivel global, donde alcanza valores récord en décadas. Está impulsada por los alimentos, energía, transporte, vivienda e indumentaria.

El reacomodamiento de los precios luego de la crisis del COVID y el impacto del conflicto bélico llevaron a un incremento de precios a nivel global. Argentina se vio afectada por esta situación. Sin embargo, el Gobierno espera que la relativa merma de abril respecto a marzo permita retomar la tendencia decreciente del índice.

En marzo, el Índice Internacional de Precios de Alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) registró un máximo histórico para la serie desde 1990: aumentó un 33,9% i.a. En abril, el índice continúa en niveles altos, ya que registró una suba de 29,8% i.a.

Otros países con una trayectoria de precios históricamente estable, hoy tienen aumentos mes a mes. Alemania tuvo una inflación interanual de 7,4% en abril, registrando por segundo mes consecutivo un pico histórico desde su reunificación.

Estados Unidos marcó dos meses de elevada inflación, con un 8,5% anual en marzo y 8,3% en abril, las más altas en los últimos 40 años. Tras esto, la Reserva Federal implementó un incremento de tasas de interés, la más fuerte de las últimas dos décadas (50 puntos básicos), para intentar controlar la inflación y no descarta volver a implementar un incremento similar.

Otros países europeos como España y Países Bajos (8,4% y 9,6% interanual en abril, respectivamente) también mantienen niveles altos para su promedio. Turquía, por su parte, presenta una inflación ascendente desde febrero. Registró en abril un alza mensual de 7,25%.

En la región la inflación también se mantiene en niveles elevados. Uruguay registró una interanual del 9,4% en abril, muy por encima del promedio del último año de 8,1%. En Paraguay también continúa en ascenso: registró un aumento de precios interanual del 11,8% en abril, superior al 10,1% de marzo, al 9,3% de febrero y al 7,9% de enero, con lo que mostró una trayectoria ascendente desde el inicio del año.

El Índice de Precios al Consumidor en Brasil subió 12,13% anual en abril, con lo que superó la marca de 11,3% de marzo. La tasa mensual de abril (1,06%) fue el valor más alto para ese mes registrado desde 1996, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).