La falacia del "ajuste bueno": qué oculta el plan motosierra de Milei

El candidato presidencial promete una reducción drástica del gasto público con impacto del 15% del PBI y una rebaja del 90% de impuestos. Las inversiones esenciales en riesgo.

28 de agosto, 2023 | 00.05

El candidato presidencial Javier Milei anticipó que, ganar las elecciones 2023, llevará a cabo una reducción drástica del gasto público con impacto del 15 por ciento del PBI y una rebaja del 90 por ciento en impuestos (equivalente a 2 puntos del PBI). El líder libertario pretende un recorte fiscal sin precedentes. “Mayor al que exige el Fondo Monetario”, se ufanó en más de una entrevista. Sin embargo, en la actual coyuntura, un tijeretazo de tal magnitud solo desfinanciará el Estado –al que Milei busca reducir a su máxima expresión—y un estancamiento brutal de la actividad.

Por un lado, un recorte de 15 puntos del PBI en el gasto (26,25 billones de pesos) equivale a casi un año de gastos de la administración pública. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), los gastos totales hasta julio sumaron 17 billones de pesos). Es decir, no habría gasto por cubrir en el presupuesto próximo. Las miradas apuntan a posibles privatizaciones.

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El estrambótico anuncio del anarco-capitalista busca desmantelar el Estado. No solo con la eliminación de ministerios que no considera necesarios, pese a que su impacto es ínfimo para los problemas de la Argentina, sino con un ajuste salvaje del gasto. Con un Producto en torno a los 500/550 mil millones de dólares, un recorte de 15 puntos (unos 75.000 millones de dólares o 26,25 billones de pesos), el impacto no será menor.

Comprar el discurso de que el recorte lo “va a pagar la política” es una falacia. Siempre lo paga el pueblo. El grueso de los gastos corrientes son jubilaciones, pagos a estatales (médicos, docentes y seguridad). De acuerdo con los informes oficiales, en los siete primeros meses del año el déficit primario se redujo 22,6 por ciento en términos reales respecto al mismo período del año anterior. La disminución real más relevante se registró en las transferencias a provincias (28 por ciento interanual), fundamentalmente por menor asistencia a provincias y municipios y la compensación por el traspaso de las fuerzas policiales hacia la Ciudad de Buenos Aires.

Sin gastos

Los gastos primarios en los primeros siete meses sumaron 15.307.666 millones de pesos y mostraron una contracción de 8,3 por ciento interanual en términos reales. Los gastos totales, por su parte, sumaron 17 billones de pesos, que equivale al tipo de cambio actual un 70 por ciento del recorte que pretende Milei.

Las disminuciones reales más relevantes se registraran en las transferencias a provincias, en las asignaciones familiares, en los subsidios a la energía y en los programas sociales. El rubro jubilaciones y pensiones resultó el cuarto rubro de mayor contribución a la reducción del gasto dada su participación en la estructura del gasto primario. En sentido contrario, los intereses de la deuda, las transferencias a universidades, los subsidios al transporte y los gastos en personal presentaron subas con relación a la ejecución de un año atrás.

El desagregado de ejecución presupuestaria de la OPC discrimina en gastos corrientes de los primeros siete meses (15,8 billones), prestaciones sociales (8,7 billones), jubilaciones y pensiones (6 billones) y asignaciones familiares (789 mil millones). Los subsidios, principalmente a la energía, acumularon hasta julio 2,1 billones de pesos. Esto muestra que, sin daño al entramado social, sería imposible tamaño recorte.

Una opción, también deslizada por Milei, son las privatizaciones. De todos modos, tampoco llegan a ahorrarse los subsidios (gasto que pretende el titular de la La Libertad Avanza). Según datos del Ministerio de Economía de la Nación, el déficit operativo de las empresas públicas el año pasado fue de 363.735 millones, lo que representa el 0,78 por ciento del PBI. Si se suman los aportes de Nación a las empresas para financiar gastos corrientes y de capital, el número asciende a 550 mil millones, el 1,2 por ciento del PBI.

Sin ingresos

Mientras candidatos de la oposición en la Argentina hacen (vuelven a hacer) campaña en una eliminación de impuestos, los principales países de la región se reúnen con el objeto de orientar a que las políticas tributarias internacionales y regionales propendan a ser inclusivas, equitativas, sostenibles ambiental y socialmente favorables al crecimiento, la reducción de las desigualdades y el cumplimiento del desarrollo. 

El precandidato Javier Milei asegura tener en mente una serie de desregulaciones para facilitar y reducir los trámites burocráticos, además de reducir o eliminar algunos de los impuestos y las retenciones existentes, con el objetivo de incentivar la producción y las inversiones. Para compensar hará un fuerte ajuste del gasto en algunas áreas del Estado. Milei asegura reducir el 90 por ciento de los impuestos, lo que equivale a una pérdida de ingresos fiscales equivalente a 2 puntos del Producto (10.000 millones de dólares o 3,5 billones de pesos). Hasta julio los ingresos de la Administración Nacional acumuló 12,9 billones de pesos, es decir que el candidato anarco-capitalista pretende un recorte de al menos un mes de los ingresos al Fisco.

Los principales ingresos impositivos son la recaudación del IVA y los ingresos por el Impuesto al Cheque. Le siguen, de lejos por la sequía, los Derechos de Exportación e Importación y el Impuesto a las Ganancias. Del total de ingresos, 12,8 billones corresponden a corrientes: 7,8 billones a impositivos y 4,1 billones a aportes y contribuciones de la Seguridad Social, medidos hasta julio.

A contramano, los países subdesarrollados parten, además, de una situación de desigualdad mayor que los desarrollados por el carácter persistentemente heterogéneo de su estructura productiva y la concentración de los recursos, pero además poseen sistemas tributarios regresivos que agudizan la desigualdad, y luego deben realizar con la política de gastos el doble esfuerzo para compensar las desigualdades del mercado y las originadas por el sistema tributario. El objetivo es un sistema fiscal más progresivo.

Todavía sigue en gateras la alternativa que se buscó ante la inactividad parlamentaria en base al proyecto: adelantar el Impuesto a las Ganancias de este ejercicio que debía pagarse el año próximo para grandes empresas, según reconoció una fuente oficial a El Destape. Se trata de cuestiones distintas, ya que el proyecto no grava todas las ganancias sino las extraordinarias, y el adelantamiento del pago implica desfinanciar las cuentas el año próximo, para cuando se espera una reducción del déficit primario del 2,5 por ciento de este ejercicio al 1,9 por ciento, una suma similar a la que promete Milei pero sin recorte y haciendo que pague el sector de mayores ingresos de la población.