La fuerte caída de la actividad económica a nivel nacional desde el comienzo de la gestión del presidente Javier Milei provocó un escenario de destrucción de puestos de trabajo: el nivel de empleo privado registrado en empresas (de más de 10 personas ocupadas) del total de los aglomerados urbanos relevados presentó una contracción de 0,4% en relación con el mes de marzo. A tono con el nivel general, tanto en Santa Fe como en Córdoba se registraron cifras preocupantes.
Según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de la Secretaría de Trabajo, el empleo en la región Gran Córdoba cayó 0,7% en abril respecto a marzo, mientras que en el Gran Santa Fe se redujo 0,1%. Aún así, en el Gran Rosario el nivel creció 0,1%.
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En medio del ajuste total a la obra pública y la intención del Gobierno de establecer un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para declarar la emergencia ferroviaria nacional que permitirá la desarticulación del sistema público de transporte, la reorganización financiera de las empresas estatales y el despido de decenas de empleados estatales, un informe de la Secretaría de Trabajo evidenció que hubo cinco meses consecutivos de caída neta del empleo privado y, si se tiene en cuenta este periodo, una reducción acumulada de 1,9%.
En relación con los meses de abril de los años anteriores, se muestra una caída del empleo similar a abril de 2019. Ambos registros son los más bajos para los meses de abril, a excepción de abril de 2020 (con la pandemia del Covid-19) y la crisis de 2001/2002.
El recorte presupuestario por parte de Nación, que incluye quita de subsidios y profundos aumentos que pulverizan el poder adquisitivo de las familias, generó efectos negativos en la economía de los territorios provinciales como Córdoba y Santa Fe, que buscan alternativas para hacerle frente a la crisis.
A pesar de que la gestión de La Libertad Avanza (LLA) sostuvo que las cifras de abril evidencian que "los sueldos están creciendo al doble de la inflación" y, que ese mes, tuvieron la "recuperación más significativa" desde el año 2009, hay datos que muestran que la recesión y la pobreza no tienen precedentes.
El Gobierno "mete mano" en los números para mostrar señales de recuperación, aunque para hacer esas aseveraciones también comete errores graves: recurrió a una comparación de inflación y Canasta Básica contra el RIPTE, un índice de la cartera de Trabajo que aclara en su metodología que "no es un indicador de la evolución de los salarios".
El mapa de las desvinculaciones
Durante el mes de abril, se observó una contracción del nivel de empleo en casi todos los sectores de actividad con distintos niveles de intensidad: la Industria manufacturera y Servicios financieros a las empresas registraron una caída de 0,6%; Transporte, almacenamiento y comunicaciones, una baja de 0,5%; y Comercio, restaurantes y hoteles, una merma de 0,4%.
Por su parte, el empleo en el sector de la Construcción sostiene los registros negativos con una caída de 1,1% con relación al mes anterior. Este sector mantiene la tendencia negativa desde agosto de 2023 y acumula una reducción anual de 14,8%. El presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss, afirmó en declaraciones a El Destape Radio que, por la parálisis de la obra pública, se calcula la "pérdida de 200.000 puestos de trabajo, 100.000 de forma directa y otros 100.000 vinculados con la producción de insumos".
Factores que explican los preocupantes números del empleo privado
Para analizar los despidos se utiliza la tasa de despidos, que se calcula en relación con los despidos incausados, la finalización del período de prueba y la finalización de obra (en el caso de la Construcción) como porcentaje del total del empleo a fin del mes anterior. Se excluyen de este concepto los despidos con causa y los vencimientos de contratos a tiempo determinado. En abril de 2024, se observa un leve descenso de la tasa de despidos con relación al mes anterior y se ubica en 0,6%. En la comparación anual, la incidencia de los despidos sin causa resulta superior a la de abril de 2022 y 2023 aunque, al igual que las suspensiones, continúa en valores bajos en relación con la serie histórica.
El porcentaje de empleo suspendido, medido a través de las empresas que aplican suspensiones y la cantidad de suspensiones cada cien trabajadores, es apenas superior al del mes pasado y presenta valores inferiores a los de los años previos a la pandemia. Tras haber registrado un máximo histórico de 8,8% en mayo de 2020, la proporción de trabajadores suspendidos ha descendido hasta ubicarse, durante 2023, en valores bajos oscilantes alrededor de 0,3. Sin embargo, en los últimos meses se observa un leve ascenso y, durante el mes de abril, se ubica en 0,8 cada 100 personas, aunque continúa exhibiendo valores similares a los de los años previos a la pandemia.
Las contrataciones de personal en abril de 2024, medidas a través de la tasa de entrada se ubica en 1,5%, un valor bajo en términos históricos: Solo en plena crisis en abril de 2002 (1,3), y en abril de 2020 por influencia de la pandemia (0,4), las incorporaciones tuvieron un nivel inferior al actual. En términos anuales, la tasa de entrada tuvo una contracción de 0,8 puntos porcentuales. Mientras que la tasa de salida muestra también una caída en relación con el mes pasado y con el mismo mes del año anterior (2,1).