Brenta: en pandemia el FMI modificó su discurso, pero sus "políticas y condicionalidades" continúan

03 de abril, 2022 | 11.44

La economista Noemí Brenta afirmó que en medio de la pandemia de coronavirus el Fondo Monetario Internacional (FMI) mostró “un cambio discursivo” frente a los países endeudados, aunque “las condicionalidades y sus políticas continúan siendo las mismas”, con un modelo en que "el crecimiento económico no es un resultado sino un dato".

“Al comienzo de la pandemia y durante 2021 el FMI mantuvo una actitud más amplia respecto a que los países que tenían que usar gasto público para contener los efectos de la pandemia para la vacunación, para el gasto sanitario, para compensar los ingresos caídos: la orden general era gasten, pero guarden los recibos, porque cuando termine la pandemia van a tener que hacer el ajuste”, dijo Brenta en diálogo con Télam.

“Entonces, se adaptaron algunas líneas de financiamiento para atender las mayores demandas financieras de países afectados por el Covid y aumentó mucho el financiamiento del Fondo Monetario a los países que lo requirieron, pero esto no quiere decir que las condicionalidades hayan aflojado, y ahora, ya en recuperación, vuelven a ser duras”, precisó.

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Brenta, doctora en Economía recibida en la UBA e investigadora del Conicet, es la autora del libro "Historia de la deuda externa argentina. De la dictadura hasta nuestros días", de reciente publicación.

La economista sostuvo que “las condicionalidades del FMI y sus políticas siguen siendo las mismas, los cambios fueron cosméticos y siguen sosteniendo los mismos modelos, que son puramente fiscalistas. Es decir, cómo hacen los gobiernos para achicar gastos para tener fondos para pagar la deuda, un modelo en que el crecimiento económico no es un resultado sino un dato”.

Lo que sí observa es “que al menos discursivamente, en el FMI reconocen en varios documentos que la austeridad excesiva es dañina para la economía y para la sostenibilidad de la deuda pública, y establecer objetivos fiscales demasiado irreales aumentando los impuestos y bajando el gasto empeora la situación macroeconómica, pero al momento de establecer condicionalidades, no se concreta esta visión”.

Además, explicó que “como en cualquier institución financiera, los ingresos principales del Fondo son los intereses y cargos que percibe, y en este sentido, Argentina es su principal deudor, y por intereses y cargos está pagando más de la mitad de los gastos corrientes del FMI; por lo cual, cuando el Fondo le otorgó ese gran Stand-by a la Argentina se le estaban terminando los clientes”.

“La mayoría de los países medianos que en ese momento tenían acuerdos con el fondo no los estaban renovando, porque como decía antes, la situación normal de un país es no tener acuerdos con el Fondo, entonces, los ingresos operativos del Fondo estaban disminuyendo y corría el riesgo de volverse deficitario al año siguiente, en 2018, por esta razón, cuando uno ve cómo cambiaron las cuentas del fondo, cuánto mejor le va desde el préstamo a Argentina de 2018, entendemos también que aquí hay un conflicto de intereses: el Fondo tiene necesidad de colocar sus fondos prestables porque eso es lo que le genera ingresos”, señaló.

Con información de Télam