Inflación y dolarización: cómo impacta en los precios la libre competencia de monedas

El presidente Javier Milei podría anunciar una libre competencia de monedas en su discurso de este viernes ante la Asamblea Legislativa, un posible paso previo a una dolarización formal.

01 de marzo, 2024 | 15.08

El presidente, Javier Milei, abrirá este viernes las sesiones ordinarias con un discurso ante la Asamblea Legislativa en el que, según los trascendidos, podría anunciar que Argentina irá hacia una libre competencia de monedas, un posible paso previo a una dolarización formal. ¿Qué consecuencias podría tener esto en la inflación?

El sistema financiero argentino es bimonetario, donde el peso es utilizado con fines transaccionales y el dólar como reserva de valor. Este bimonetarismo plantea desafíos para el diseño de las políticas públicas, dado que limita la efectividad de la política fiscal, monetaria y cambiaria, restringe el desarrollo del mercado de capitales doméstico y genera una demanda de dólares adicional a la necesaria para producir y consumir. En consecuencia, el crecimiento es más lento y los ciclos económicos son más pronunciados.

Con la idea de Milei de dolarizar la economía, todas las funciones de la moneda las pasaría a ejercer el dólar (medio de pago, de cuenta y reservas de valor).

“La dolarización limita la capacidad de las autoridades de implementar de forma efectiva una política macroeconómica consistente con la estabilidad. En ese sentido, la política cambiaria puede influir sobre la cotización del tipo de cambio y hacerlo fluctuar con mayor o menor facilidad. En teoría, un sistema flexible permitiría que los movimientos del tipo de cambio real amortigüen los efectos disruptivos del contexto internacional. Por ejemplo, un aumento de los precios de exportación de una economía puede estimular la inflación”, advierte un informe de Fundar.

El documento de la fundación, en cambio, identifica las alternativas para mejorar que el peso recupere funciones. “Es imperioso que el uso de la moneda extranjera esté poco difundido”, detalla el informe.

Un informe de la consultora 1816 de hace aproximadamente un año analizó la viabilidad de la propuesta y precisó a qué tipo de cambio podría darse el traspaso en las condiciones actuales. El trabajo inicia el análisis tomando una base monetaria de 5,4 billones, que al tipo de cambio de ese momento del contado con liquidación (dólares financieros), equivalía a 13.500 millones de dólares. A continuación, calculaban que existían apenas 1800 millones de reservas netas, por lo que el Banco Central necesitaría otros 11.700 millones de dólares para poder rescatar la base.

Usando solo las reservas netas, el tipo de cambio de conversión (de ese momento) para rescatar el pasivo del BCRA es 9944 pesos″, explican. De este modo, dolarizar la economía supondría tener que devaluar el tipo de cambio del momento, con el consecuente impacto en la inflación inicial que eso tendría al momento previo a cancelar la base monetaria.

Es cierto que hay países dolarizados en la región, como Ecuador, El Salvador o Panamá, que presentan una inflación más baja que la mayoría de los países centroamericanos o latinoamericanos con moneda propia. Sin embargo, igualmente pueden percibir los efectos de las subas de precio en todo el mundo, sobre todo en momentos de aumento de precios en todo el mundo como ocurrió durante el último año.

La experiencia es que, además del cimbronazo inicial, los efectos de mediano y largo plazo tampoco son los más buscados. Ni la dolarización ni un régimen de tipo de cambio fijo eliminan la posibilidad de incurrir en déficits fiscales y en procesos de endeudamiento insostenibles.

Además, un informe de PxQ del año pasado estimó qué precios están a dólar oficial y cuáles al paralelo. El análisis se enfoca en los bienes transables, por ser susceptibles de ser comerciados con el exterior y, por tanto, tener relación con el tipo de cambio. “La comparación de los precios de los mismos bienes en diferentes países permite una primera aproximación al fenómeno. Medido a dólar oficial, un paquete de harina de trigo en un supermercado argentino tiene un valor en dólares similar al que tiene en Brasil, México y Estados Unidos. En cambio, medido al paralelo la harina argentina está mucho más barata que en estos países. Con la mayoría de los productos alimenticios sucede algo similar”, detalla el documento. Si la totalidad de los precios estuviesen al tipo de cambio paralelo, la unificación cambiaria no tendría impacto alguno sobre la inflación.