Atraso cambiario, inflación y concentración de tierra: mal negocio para pequeños productores

El margen neto (luego de impuestos) para la soja de primera es de u$s 275 por hectárea mientras que el alquiler de un campo alcanza actualmente los u$s 537 dólares por hectárea.

04 de noviembre, 2024 | 16.24

El dólar planchado, la suba especulativa de acciones y la baja temporal del riesgo país no sirven para paliar el hambre de la población como así tampoco –en el otro extremo de la balanza—para mejorar la rentabilidad empresaria; incluso de los grandes grupos económicos. El atraso cambiario y la inflación resultante en moneda dura desincentiva la liquidación de divisas de los exportadores de granos, mientras crecen las dudas sobre la futura siembra por los ajustados márgenes operativos en que operan en el contexto actual. En el caso de los productores que tienen que alquilar el campo, la rentabilidad es directamente negativa y no es negocio producir.

Para los dueños de la tierra la actividad sigue siendo lucrativa -aunque menos que hace apenas un año- y por es aún las críticas al gobierno de Javier Milei continúan siendo muy solapadas.  

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En los primeros diez meses del año el complejo agroexportador ingresó 21.125 millones de dólares, apenas un 21 por ciento por encima de lo liquidado el año pasado en plena sequía, la cual había retraído en 41 por ciento el aporte del campo a las reservas. Sin problemas climáticos, el retaceo en el ingreso se explica en buena medida por la especulación de los principales jugadores del sector para forzar un salto del dólar que abulte sus ganancias o, en su defecto, la eliminación de retenciones sobre sus ventas (con el mismo efecto en la rentabilidad). A esto se suma una situación de atraso cambiario, falta de incentivos para la liquidación y el aumento de los costos medidos en dólares, que reduce los márgenes operativos.

La soja, principal producto exportable, exhibe un margen que no supera los 300 dólares por hectárea en campo propio y es negativo en campo alquilado, de acuerdo con el relevamiento realizado por la Bolsa de Cereales de Rosario (BCR). Los magros números se dan pese a que se esperan buenas condiciones para la siembra de la oleaginosa. “En el comienzo de noviembre, las precipitaciones continuarán presentes con buena cobertura pero con registros inferiores a los recibidos en los últimos treinta días”, señaló el informe.

Sin embargo, la crema del negocio se la quedan los grandes grupos exportadores de siembra que son dueños de los campos.  Los principales pooles de siembra, un puñado de 15 grupos empresarios, detentan un estimado de 1,6 millones de hectáreas, con superficies promedio superiores a las 100 mil hectáreas en cada caso.

Con márgenes cada vez más acotados

Estos pooles explotan sus propios terrenos y absorben todo el beneficio inesperado de la suba en las materias primas. Del otro lado están los pequeños productores que alquilan las tierras y cuyos márgenes nos alcanzan a cubrir los costos de arrendamiento. Un ejemplo rápido: el margen neto (luego de impuestos) para la soja de primera es de 275 dólares por hectárea. El alquiler de un campo -que se expresa en 18 quintales por hectárea- alcanza actualmente los 537 dólares; es decir, el alquiler es prácticamente el doble que la ganancia potencial.

El precio del arrendamiento se estima en quintales por hectárea de soja, siendo la unidad de medida más habitual. Según las zonas de producción se convierte a dólares por hectárea para un rinde estándar de 16 quintales la tonelada. Por la sequía y la baja de precios de la oleaginosa ese costo se ubicó para la campaña pasada en 12 quintales por hectárea. Hoy se opera en máximos de 18 quintales. De acuerdo con el último relevamiento del Registro Nacional de Tierras Rurales, en la Argentina existen 267 millones de hectáreas rurales con posibilidad de explotación agropecuaria, ganadera, vitivinícola o minera, de las cuales, un 6 por ciento está en manos de extranjeros que cobran en dólares y se la llevan afuera.

Hace dos años los márgenes eran positivos y elevados en la mayoría de los cultivos hasta que “la cosecha argentina sufrió uno de los mayores golpes por la falta de agua”. A fin de comparar se observa que para campo propio octubre de 2022 mostraba casi el doble de margen respecto a octubre de 2024 para todos los cultivo, incluso con campo alquilado “Hoy se apunta a superar los 45 qq/ha para tener margen”, coinciden en señalar los ingenieros y productores en las encuestas por la Bolsa rosarina,

Se trata de un rinde elevado el necesario para cubrir los costos, donde el alquiler representa más de la mitad (hace un año equivalía a un tercio). Para tener una vara con qué comparar, el promedio del rinde de la soja de primera en las últimas cinco campañas fue de 33 quintales por hectárea. Y los cinco años anteriores el promedio, con cotizaciones de granos en niveles altísimos, el promedio había sido de 40 qq/ha.

Por lo pronto, el ritmo de siembra todavía es bajo, con apenas el 5 por ciento de las 5,5 millones de hectáreas proyectadas. Pese a los altos costos de alquiler, este año se espera un 20 por ciento más de superficie que en el ciclo anterior, que se explica por la mayor disposición de tierras de los grandes exportadores. “Los productores más grandes ya empezaron, ya que, por logística, necesitan ir escalonando la siembra. También se ha avanzado en lotes de baja cobertura, o mal rotados, donde el suelo se secó más rápido.

El resto espera las lluvias pronosticadas para el fin de semana”, sostiene el informe de la Bolsa rosarina. Algunos productores continúan analizando las posibilidades de las siembras tardías.