La balanza comercial promete un saldo favorable superior a los US$ 100 mil millones en lo cuatro años de la administración de Javier Milei que le daría los recursos necesarios para avanzar en el proceso de “dolarización endógena” de la economía, congelando la actual foto de distribución del ingreso con un claro sesgo pro capitalismo y anti clase trabajadora.
Un trabajo sobre las perspectivas de las exportaciones argentinas destaca cuatro fuente de generación de divisas que se proyectaron en el último lustro y empezaron a madurar este año y con mayor intensidad a partir 2025, basados en las actividades extractivas del petróleo y minerales, la potenciación del sector agropecuario que se recuperó de la sequía histórica de 2023 y de sectores industriales claves. Milei anunció en el discurso que conmemoró el primer año de su gestión que se “va a poder comprar, vender y facturar en dólares o la moneda en que consideren” aunque aclaró que “por ahora” los impuestos solo se podrán pagar en pesos, poniendo un límite a la dolarización de la economía.
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También anunció que el próximo año se eliminará el cepo que limita el acceso a las divisas y que avanzará en el proceso del “cierre del Banco Central que hemos prometido y que terminará con la inflación para siempre en Argentina”. La dolarización completa de la economía llegará en el momento que se permita a las empresas pagar los salarios y que el Estado acepte cobrar los impuestos en divisas.
La concreción de ese paquete de medidas significa congelar la actual foto de la distribución del ingreso, en el peor momento para los trabajadores como revelan distintos indicadores, entre ellos el Gini que se encuentra en el punto de mayor inequidad (0,436 en el segundo trimestre) y el de distribución de ingresos (muestra al decil más rico percibiendo 14 veces más ingresos que el decil más pobre) . del Indec. En el segundo trimestre de este año, el ingreso medio individual alcanzó a $458.474, como promedio de $532.370 de varones y $386.928 mujeres.
Cuando se mide por unidad familiar, el Ingreso per cápita familiar medio fue de $289.562, distribuido estrato bajo: $105.737, estrato medio: $261.564 y estrato alto: $713.238. Ningún número del Indec sobre distribución del ingreso justifica la afirmación del presidente sobre salarios promedios de US$ 1.100 como sostuvo en su discurso.
La generación de divisas asociadas a sectores primarios como el petróleo y la minería generan un nivel de competitividad de la economía al que no pueden llegar el resto de las actividades, fundamentalmente la industria manufacturera que es la que aporta valor agregado, paga mejores salarios y beneficios sociales. La disputa histórica entre el campo argentino, de alta competitividad internacional solo por cuestiones naturales a la que se le sumó la inversión en ciencia y tecnología que aportó el Estado a través de organismos como el INTA o las Universidades, se basó precisamente en la diferencia de productividad con la industria.
En el futuro, así como la industria no podía ser competitiva con el valor de equilibrio del dólar del campo, la actividad agropecuaria corre el riesgo de tampoco poder ser competitiva al valor de equilibrio del dólar del petróleo y la minería, lo que se verá reflejado en la concentración de la tierra en grandes grupos económicos, expulsando a los pequeños y medianos productores e incluso a los tradicionales pooles de siembra de origen en los pueblos del interior.
Estado, afuera
El Estado es el que administra la diferencia de productividad, aplicando un régimen tributario que busca compensar las asimetrías. Pero con un Gobierno que retira al Estado de su rol de árbitro y con el dólar como moneda, los ganadores y perdedores quedan a merced de las decisiones del mercado. Las exportaciones de petróleo crudo de origen no convencional comenzaron a mostrar un gran desempeño a partir de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner y de las obras complementarias, lo que elevará los ingresos desde unos US$ 10.400 millones este año a US$ 36.700 millones en 2030.
Las exportaciones mineras reflejan el fruto de las inversiones en el sector, de proyectos en marcha y otros planificados en la explotación de litio, cobre, oro y plata principalmente. Las exportaciones mineras totales pasarán de los US$ 6.100 millones de este año a US$ 15.600 millones en 2030.
Luego de la fuerte sequía que afectó la producción agrícola en 2023, se espera que las exportaciones de los principales granos y derivados retornen a un nivel en torno a los US$ 35.400 millones en 2024 y presenten un leve crecimiento hasta llegar a los US$ 37.000 millones en 2030, en un sendero de crecimiento de volúmenes y caídas de precios.
De acuerdo con el Plan “Argentina Productiva 2030”, el resto de las exportaciones de bienes crecerán de U$S 37.700 millones a U$S 54.500 millones entre 2024 y 2030. El sector automotriz y la petroquímica son los sectores que más contribuirían a este crecimiento exportador.
Las exportaciones totales de bienes de Argentina pasarán de cerca de US$90.000 millones este año, unos 15 puntos del PIB hasta U$S 143.800 millones en 2030 con un incremento de tres puntos del PIB y con estas previsiones, el saldo comercial superavitario de bienes crecería más de un punto respecto de los casi 4% del PIB actuales.
Los dólares van a estar disponibles para la economía argentina y estará en manos de los Gobiernos decidir cómo se van a gestionar, a favor de un modelo de dolarización con las consecuencias sociales o para financiar un modelo de desarrollo sustentable, que permita ampliar la capacidad productiva del país, tanto para abastecer al mercado como para exportar.