Señala el economista y ex director del Banco Nación, Claudio Lozano, en el portal Coyunturas: “Si comparamos el año 1974 con el año 2021, la suba exponencial de las exportaciones, coinciden con el desplome monumental del salario. (abajo compartimos un elocuente “cuadro 1” al respecto) 233% y la pobreza aumentó un 850%. El salto exportador coexistió con el hundimiento de las condiciones de vida de la mayor parte de la población. No existe relación lineal entre el incremento de las exportaciones y mejores perspectivas sociales”
Para corroborar que tal como señala Lozano no existe relación lineal entre las expo y las condiciones materiales de existencia de la población, observen lo sucedido tras dos años de récords de exportaciones con el salario formal (privado y público) siempre con datos oficiales en este caso publicados por el Ministerio de Desarrollo Productivo, paradojalmente uno de los espacios institucionales donde hasta la administración Massa se daban cita los Think Tank del modelo exportador, que tanto éxito tuviera por ejemplo en épocas de Raúl Alfonsín, dónde el modelo Tu Sam o de “Planes de estabilización” también la meta era primero ordenar la macro subordinando a esa meta lo que pasaba en la economía real esperando el derrame. Una especie de “derrame organizacional” (trunco) donde el objetivo central era exportar más de lo que se importa.
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Se sabe que, como todo modelo Tu Sam, el de Raúl Ricardo podía fallar y falló.
Para tener una idea de la privación que supone esta estructura salarial formal (la estructura informal supone en promedio un 40% menos de remuneración) recordemos que, por caso, la canasta ampliada subió en enero 7,2% y un hogar de 4 miembros necesita $163.538 para no ser pobre y la canasta básica subió 7,2% y el mismo hogar necesita $72.043 para eludir la indigencia y el salario formal promedio al 3 de febrero de este año fue de $161.939 , ya por debajo del valor de la canasta de pobreza, según se lo puede ver acá.
Los datos son elocuentes, La Argentina necesita exportar, es una verdad de Perogrullo, pero esa condición no supone desatender las condiciones de vida de la población pues el crecimiento económico sigue anclado en una proporción muy mayoritaria al mercado doméstico.
Y hacerlo a punto tal de llegar a estructuras distributivas que como se ve en este último gráfico la participación de los trabajadores sobre el PIB según estudios de la Universidad de José C Paz esté en el 43,6% en el tercer bimestre de 2022, último dato disponible.
Muy preocupante porque supone una caída de 3,1 puntos respecto a la participación que tenían cuando la población desalojara con su voto a Mauricio Macri de su catastrófico gobierno (el peor en término de daño social desde 1983) y 10,6 puntos respecto a la participación que tenían cuando Cristina Fernández deja el gobierno, cobijada por una Plaza desbordante que la despidió con una convocatoria que ningún presidente tuvo ya no al terminar, sino al iniciar su mandato.
Por último, diremos que esta transferencia de ingresos de los trabajadores al capital que pasó de una participación del 35,3% al 46,1% supuso a fines de 2021 el equivalente a U$S 70.000 millones de dólares, 1,7 veces el préstamo delictivo e incumplible, que en el año 2018 se intercambiaran dos estructuras mafiosas, el macriato y el FMI.
Un escándalo distributivo nunca antes visto, pero de eso, no se habla.
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