La política económica llevada a cabo por el Gobierno de Javier Milei arroja un resultado inesperado, al menos hasta ahora, donde el precio del dólar se ubica como el menor de toda la economía. Aunque parezca una buena noticia, lo que refleja es un proceso de inflacionario a pesar de que el dólar mantiene un ritmo de subas predeterminadas del 2 por ciento mensual. Los precios en cambio viajan a dos dígitos, con máximos del 25 por ciento en diciembre. A este ritmo, el tipo de cambio real multilateral, el que promedia a los tipos de cambio nominales bilaterales y los niveles de variaciones de índices de precios de todos los países con los cuales Argentina tiene flujos comerciales perdió en cinco meses la abrupta suba de 120 por ciento que aplicó sobre el dólar el ministro de Economía, Luis Caputo, apenas asumió.
El índice de tipo de cambio real hoy se ubica en los mismos valores de las PASO presidenciales de agosto del año pasado. Esta semana el Presidente profundizó el debate sobre la situación del dólar; es decir, si está o no atrasado. En un hilo de la red social X (ex Twitter), el mandatario sostuvo que para asegurar si hay atraso hay que primero ver la información sobre indicadores clave, como superávit financiero en el Tesoro, base monetaria constante, brecha (cambiaria) casi nula, con compra de reservas netas y saneamiento del balance del Banco Central.
Distintos economistas, entre ellos el titular del Central, Martín Redrado, y del Nación, Carlos Melconian, detallaron que el tipo de cambio se definirá una vez que se eliminen las restricciones. En este caso, el mercado sería quien “le pusiera” el precio. Con la idea de reducir la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos, el economista anarco libertario asegura que la relación nominal es competitiva, sin mirar lo que sucede con las otras monedas con las que el país comercia.
La evolución del tipo de cambio real tiene un gran impacto sobre la competitividad de los bienes argentinos en el mundo, se comprende que en una economía abierta, es el tipo de cambio real una variable que resulta altamente correlacionada con el 'exceso' de superávit o déficit de la cuenta corriente de un país, según evalúa el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), el mismo que ahora hace la vista gorda al atraso cambiario y a las tasas de interés negativas que impulsa el Gobierno para forzar hacia una dolarización de facto.
De acuerdo con el relevamiento diario que realiza el Banco Central, el índice se encontraba previo a la devaluación de Caputo de diciembre, en 83 unidades, y con el salto cambiario lo llevó a 132 puntos. A la fecha, con una inflación desbocada y una suba contenida del dólar del 2 por ciento mensual, el tipo de cambio real multilateral se ubica en 93 puntos. En síntesis, perdió toda competitividad y solo nos dejó la inflación que generó el salto abrupto en el precio de la divisa estadounidense.
Como el Gobierno no quiere volver a hacerse cargo de una nueva devaluación de shock, espera que cuando se levante el cepo sea el propio mercado el que actualice esos valores. A cinco meses del inicio del gobierno de Javier Milei, la asociación de bancos globales International Institute of Finance (IIF) emitió un informe en el que abordó los primeros avances de la gestión económica y advierte que para eliminar el cepo cambiario se requiere que el Banco Central acumula reservas por 10.000 millones de dólares.
La medición oficial se obtiene a partir de un promedio geométrico ponderado de los tipos de cambio reales bilaterales de los principales socios comerciales del país, que son Brasil, Unión Europea, China y los Estados Unidos.
El tipo de cambio real multilateral es una herramienta útil para observar cómo las fluctuaciones relativas en el valor del peso influyen sobre la estructura de la demanda interna y de la producción, sobre el patrón del comercio internacional y sobre la competitividad. Este índice permite ver cuando un retraso cambiario se produce cuando una moneda (por ejemplo, el peso argentino) se aprecia frente a otra, como podría ser el real brasileño. En estos casos, los productos argentinos se encarecen y pierden competitividad con respecto al principal socio comercial del país en la región.
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Por ejemplo, el real pierde más de 4 por ciento contra la divisa estadounidense en lo que va del año, mientras en la Argentina se mantiene la política de depreciar el peso al ritmo de 2 por ciento por mes. El impacto en la economía real y en los planes oficiales. El índice global de divisas ubica la relación entre real y peso del último semestre, con un 59,5 por ciento más competitiva para la moneda del país vecino. Incluso también se toma en cuenta los movimientos entre divisas. El euro avanzó en seis meses un 0,8 por ciento contra el dólar, en tanto el billete verde, medido por la Reserva Federal, perdió en el mismo lapso 0,6 puntos contra los principales signos monetarios de las economías con las que comercializa.
El efecto de que los precios internos suba de manera continua por encima del tipo de cambio conlleva a que el país se vuelva caro en moneda dura y pierda competitividad; algo que el concentrado grupo de agroexportadores utilizan para continuar acopiando sus granos en los silobolsas a la espera de otra devaluación.
Si se analiza la serie histórica del Banco Central, se observa que el mayor retraso cambiario se produjo el 4 de mayo de 2017, durante el gobierno de Cambiemos, ya que el tipo de cambio se ubicó en los 82,61 puntos; mientras que el máximo nivel por encima del valor base, lo que se considera como depreciación cambiaria, se registró el 14 de agosto de 2019 (tras las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias -PASO- en las que ganó el Frente de Todos) cuando el TCRM alcanzó los 148,66 puntos. En diciembre último, Milei lo subió a 132 por ciento y en la actualidad se ubica en sus mínimos desde 2005.
Aun con una inflación que vaya rápidamente a la baja, el tiempo que pueda llevar para que el dólar gane competitividad propiciaría que la actual recesión derive en una fuerte depresión de la economía. Una recesión estándar suele ir seguida de un periodo de contracción monetaria, pero una depresión es el resultado del estallido de una burbuja de activos o de crédito, una contracción del crédito y una caída del índice general de precios. En resumen, se destruye riqueza de la economía.