La implementación de un tipo de cambio diferencial para el consumo con tarjeta de crédito de no residentes se había lanzado en noviembre, pero no fue hasta inicios de este año que los bancos y las emisoras de los plásticos la pusieron en práctica. El objetivo era quitarle volumen al mercado paralelo, a donde los turistas suelen ir a cambiar sus divisas por pesos. De acuerdo con el último informe cambiario del Banco Central, los ingresos brutos por viajes y pasajes totalizaron 149 millones de dólares, aumentando un 299 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.
No se trata de un número menor si se toma en cuenta que el blue, a través de arbolitos y cuevas de la city porteña, moviliza entre 3 y 5 millones de dólares diarios, equivalente a unos 100 millones mensuales, lo que también explica la escalada de precios –vía menor oferta—en la cotización paralela.
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“El incremento se produjo en el marco de lo establecido por la Comunicación A 7630 del 3 de noviembre del 2022, donde, con el fin de impulsar los ingresos de divisas del turismo receptivo, se resolvió excluir del requisito de liquidación en el mercado de cambios a los ingresos de fondos con tarjetas de no residentes, cobros por servicios turísticos contratados por no residentes y por cobros de servicios de transporte de pasajeros no residentes”, señala el informe del Central. Esto les permite a los receptores aplicar un tipo de cambio más elevado a los consumos con tarjeta en el país de turistas no residentes.
La medida impactó en el ingreso global del segmento de Viajes, pasajes y otros pagos con tarjetas del exterior, que entre enero y abril de este año sumó 598 millones de dólares, un 367 por ciento por encima de los 128 millones registrados en igual período del 2022, antes de la implementación de la medida.
El Gobierno lanzó esta medida para capturar los dólares que los extranjeros preferían vender en el mercado informal para realizar sus gastos en el país. Según las estimaciones oficiales, ese monto sería de unos 300 millones de dólares mensuales. Sin embargo, entre las dilaciones de los bancos y la falta de comunicación sobre la medida, recién en abril se logró captar la mitad de ese objetivo.
El tipo de cambio de referencia que se utiliza surge de un cálculo entre el MEP y cerca de un 10 por ciento por debajo del "blue". Esta diferencia está dada por el momento en que se realice la compra y la liquidación por parte de los bancos. El incentivo es que el turista obtenga un precio similar al informal pero con la seguridad de no ser estafados por un arbolito. La comunicación del BCRA precisó que los servicios alcanzados por el beneficio son cualquiera de tipo turístico contratado por no residentes y servicios de transporte de pasajeros no residentes con destino en el país.
Como contrapartida, los egresos brutos por viajes totalizaron 588 millones de dólares, mostrando una caída del 6 por ciento respecto al mes previo, pero aumentó el 8 por ciento en comparación frente a igual mes del año pasado. “Respecto a la cuenta de Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta, se debe recodar que, en los giros que se hacen al exterior para cancelar los saldos con las empresas emisoras de tarjetas internacionales, se incluyen tanto los consumos que se realizan por viajes al exterior como las compras no presenciales a proveedores del exterior”, detalla el Central.
De forma recíproca, en los ingresos también se incluyen las compras no presenciales que hacen con el uso de tarjetas, a proveedores de nuestro país, quienes califican como “no residentes”. En el acumulado a abril, los egresos netos por servicios totalizaron 2750 millones, un 15 menores a los observados en el mismo período del 2022.
Por último, las “personas humanas” compraron de forma neta 429 millones de dólares, principalmente para viajes, pasajes y consumos con tarjetas con proveedores no residentes (con un neto de 259 millones). Para atesoramiento adquirieron en abril billetes por 147 millones, un 8 por ciento más que en marzo y un 4 por ciento más que abril de 2022, y efectuaron ventas por 4 millones de dólares.
En cuanto a la cantidad de personas que operaron, 724 mil individuos compraron billetes, mientras que unos 18 mil vendieron, resultando así en compras y ventas per cápita por unos 200 y 202 dólares respectivamente.