El macrismo preparó el terreno para su primer mega devaluación de shock mucho antes de las elecciones presidenciales. La judicialización del uso de un instrumento de política monetaria, como es la operatoria con contratos de dólar a futuro, fue la antesala --y el preanuncio para quienes supieron interpretarlo-- de una política de desregulación financiera y saltos constantes en el tipo de cambio, a lo que se adicionaron las enormes ganancias que obtuvieron los después funcionarios del gabinete de Cambiemos. Tras cinco años de dilaciones sobre un caso no judicializable los funcionarios acusados por el macrismo fueron sobreseídos.
La denuncia del macrismo, impulsada por el ex presidente previsional del Senado Federico Pinedo (PRO) y el diputado Mario Negri (UCR), se sustenta en que el Banco Central pactó contratos de dólar futuro por un valor inferior al precio del mercado especulativo. La utilización de este tipo de mecanismo permite precisamente operar sobre las expectativas de precios del mercado.
¿Qué es el dólar futuro?
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Los contratos de dólares futuro son firmados por dos agentes financieros que, basados en una estimación de lo que será la tasa de cambio, se comprometen a comprar o vender divisas dentro de determinado tiempo. Una vez se llega a la fecha pactada, una de las dos partes tiene que pagar a la otra la diferencia dependiendo de si el dólar subió o bajó. En este caso, uno de los agentes es el Banco Central. La autoridad monetaria de los distintos países suelen intervenir sobre el tipo de cambio principalmente a través de tres canales: compras o ventas en el mercado de dólares contado, en el mercado de dólares futuro y en ocasiones en el mercado de bonos.
Los contratos a futuro fueron creados por los holandeses durante el siglo XVII en busca de rentabilizar las cosechas de tulipanes. Ese tipo de operaciones permite a quien compra asegurar el precio de un activo (materias primas, divisas, metales preciosos y tasas de interés, entre otros. La primera bolsa de futuros se creó en 1967 en Osaka, Japón, para el mercado de arroz. En la Argentina se crearon en 1909, dentro de la Bolsa de Comercio de Rosario, en pleno epicentro de la exportación de granos.
Este tipo de contratos de futuros (además de los contratos de dólares también existen los de materias primas) operan en el Mercado de Rosario o ROFEX o en el Mercado Abierto Electrónico o MAE, dos sociedades anónimas autorizadas para realizar este tipo de operaciones financieras por la Comisión Nacional de Valores (CNV). El Central opera a través de ambos mercados.
El macrismo buscó instalar que el Central ofrecía cobertura a un precio menor al que definía le mercado. Los contratos a enero que se ofrecieron antes de las elecciones presidenciales se pactaron a un valor en torno a los 10 pesos, mientras que el mercado informal o "paralelo" se transaba por encima de los 13. Esa diferencia es con la que el organismo monetario buscaba desestimular la dolarización sin afectar reservas por operar en el mercado de contado (mercado único y libre de cambios). Cabe aclarar que cuando el acuerdo vence no se paga en dólares sino en pesos. Lo que velaba la denuncia es que Cambiemos aplicaría una desregulación total y un salto devaluatorio que, para el primer mes del año siguiente había sido de 50 por ciento.
La apuesta siempre fue electoral
El valor al que vendió el Central en 2015 los contratos a enero (a 10,10 pesos) no había sido caprichoso, sino que respondía a una devaluación del 22 por ciento aprobada en la Ley de Presupuesto para ese año, aunque lejos del 50 por ciento que permitió el macrismo al eliminar todas las restricciones a la compra de moneda extranjera. Esta estrategia tiene sus ventajas y sus riesgos para las cuentas del BCRA. En la previa a las legislativas de 2013 se utilizó ese mismo instrumento financiero pero la devaluación de 23 por ciento –en sólo dos días– que aplicó en enero de 2014 el entonces titular del Central Juan Carlos Fábrega generó un costo superior a los 10.389 millones de pesos (entre febrero y agosto) por diferencias con los precios de los futuros.
En 2015, año en que se realizó la denuncia y de elecciones, el Central, entonces a cargo de Alejandro Vanoli, acumuló por esta operación ganancias equivalente a 5500 millones de dólares. La ganancia respondió a una política que en ese momento logró mantener cierto equilibrio en el tipo de cambio, no convalidando una abrupta devaluación como la que buscaba el establishment económico.
El circo montado en torno de una denuncia de dos ex directivos del Central y luego integrantes del gobierno de Cambiemos corrió con una celeridad inusitada. El asesor de la denuncia, que luego fue brevemente ministro de Economía de Cambiemos, Alfonzo Prat-Gay comparó el precio del dólar futuro en Wall Street. Sin embargo, no existe una relación directa entre los mercados de futuros que operan en la Argentina y en el mercado del exterior. Los agentes que operan en el exterior, concretamente en la plaza de Nueva York, en el llamado Non Delivery Forward (NDF), deben contar con activos en dólares y, por otra parte, existe una serie de regulaciones del mercado de capitales que inhiben la posibilidad de un arbitraje especulativo entre ambos mercados.
Los que sí ganaron a futuro
Un peritaje realizado en el marco de la causa, la respuesta del peritaje fue que no se dañó el patrimonio Central, que no se afectaron las reservas y que no se podía favorecer intencionalmente a ningún comprador.
Sin embargo, hubo grandes beneficiarios por la compra de dólar futuro, quienes adquirieron los contratos baratos y luego llevaron ellos mismos a cabo la devaluación de la moneda, embolsando ingentes ganancias. Estos mismos funcionarios pactaron, al asumir el cargo, la tasa de devaluación que el Rofex reconocerían a los compradores.
En el listado de compradores se encuentran la empresa constructora Caputo, propiedad de Nicolás "Nicky" Caputo; el jefe de asesores del presidente Macri, José María Torello; Chery-Socma Argentina, asociación entre dos empresas propiedad de Franco Macri; el ex secretario de Coordinación de Políticas Públicas Gustavo Lopetegui y el Fondo Pegasus, cuyo número uno era el Mario Eduardo Quintana. De manera directa, también operaron el ex secretario dé Finanzas Luis Caputo y el ex ministro de Economía Nicolás Dujovne, todos de Cambiemos.