Los dirigentes agropecuarios rinden sus pleitesías al programa económico de la administración Milei, a pesar de los números rojos que se evidencian en los diferentes segmentos de la cadena de valor. “Hemos expresado nuestro apoyo al Pacto de Mayo y al proyecto de desburocratización y reforma del Estado. Confiamos en la promesa de las autoridades del gobierno nacional sobre las nuevas medidas económicas con impacto en el sector”, lanzó José Martins, titular de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) durante el acto por el 170 aniversario de la entidad.
Los números en rojo recaen sobre la faena ganadera, tambos, industrialización del maíz pero también una fuerte caída de la rentabilidad para el 70% de los productores sojeros que trabajan sobre tierras alquiladas, según los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Durante el acto realizado en la BCBA, Martins, profundizó: “La reducción y posterior eliminación del Impuesto PAIS, la unificación del tipo de cambio, la eliminación del cepo y un cronograma de reducción de derechos de exportación hasta su eliminación total, contribuirán fuertemente a incrementar la producción y la industrialización”.
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“Ellos tienen el poder (los granos) y no lo van a perder”, no es la canción de la Bersuit pero se le parece. De acuerdo al último Monitor Agroindustrial, elaborado por la CIARA CEC, al primero de agosto existían 24 millones de toneladas de soja en manos de los productores, y otras 7 millones que fueron cedidas pero sin fijar precio. En total, son casi 32 millones de toneladas guardadas en silobolsas, el 67% de la cosecha 2023-2024.
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Bajan los precios, bajan los márgenes de ganancia
Los márgenes en la región núcleo muestran un escenario preocupante para todos los cultivos y en particular para la soja de primera. “En campos arrendados, que representan cerca del 70% de la producción, la soja de primera enfrenta una rentabilidad negativa, con una pérdida de 69 dólares por hectárea. Aún más preocupante es el caso del maíz tardío, que bajo las mismas condiciones, da cuenta de una pérdida de 138 dólares por hectáreas”, puede leerse en un reciente informe de Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Por otro lado, la caída en la rentabilidad para los productores con campo propio llegaría a los 150 dólares por hectárea. Esto resulta de comparar las expectativas de un margen de 438 dólares por hectárea en agosto de 2023 a los actuales 288 dólares.
“Este desplome se debe principalmente a la evolución negativa del precio de la oleaginosa en los últimos meses, reflejada en el precio a cosecha (mayo de 2025) que se ubica en 279 dólares por tonelada frente a los 332 dólares de hace un año”, agregaron desde la BCR.
La baja del precio internacional de la soja se vinculada con la puja geopolítica entre China y Estados Unidos. En el primer semestre de 2024, las importaciones globales de soja de China cayeron 9%; para esta época del sueño, el país asiático suele tener comprometidas compras por 7 millones de toneladas a los Estados Unidos aunque hasta el momento sólo se han registrado una previsión de 1 millón de toneladas.
“El impacto de la coyuntura china sobre el mercado internacional de soja es más que significativo y, de hecho, fundamenta en gran parte las abruptas correcciones que las cotizaciones de la oleaginosa ha experimentado estos meses”, concluye el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Bien guardada
Los productores agropecuarios siguen sin acelerar su ritmo de venta de soja. En la última semana, se comercializaron 124.000 toneladas de granos, según el registro oficial de SIO Granos, muy lejos de las 473.000 toneladas registradas durante la primera semana de agosto. La pregunta es por qué siguen especulando, teniendo en cuenta que la baja de los precios internacionales les pega directamente en su rentabilidad.
“Es posible que parte de estas 50 millones de toneladas de la actual cosecha se traslade a la próxima campaña, aumentando las existencias iniciales para 2024/25. En el futuro próximo, los productores deberían vender soja para pagar el alquiler. El 71% de la agricultura (soja, maíz, trigo) se realiza en terrenos arrendados”, recordó el consultor Javier Preciado Patiño.
El sector apuesta por una devaluación o la eliminación de las retenciones, sumado a la eliminación del Impuesto País, que les encarece las importaciones de sus insumos. Sobre este reclamo sectorial, el tándem Milei Caputo les recomienda practicar el mantra de la paciencia.
Aplausos sordos
La producción agropecuaria está en crisis y no solo por la baja de los precios internacionales de los principales productos exportables, como la soja. La caída de la producción de leche acumulada al primer semestre del año fue de 12,6%, el peor registro en los últimos 17 años.
Así se desprende de un informe elaborado por Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA). En el caso de la faena de carne vacuna, la caída semestral fue de 22%.
Cae la producción local de alimentos porque cae el consumo ante la licuación de los ingresos, y aumentan las exportaciones. Así y todo, Caputo no suma divisas porque también caen los precios internacionales de estos alimentos.
Mientras tanto, toda la dirigencia rural aplaude y exhibe su exceso de ideología, tal como se apreció en la última exposición ganadera organizada por la Sociedad Rural o en el aniversario de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. No tienen problemas en aplaudir un rumbo económico que, más temprano que tarde, también dejará del otro lado del alambrado a miles de productores de todo el país, tal como ocurrió en la década menemista.