Esta semana el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, realizó una serie de anuncios que incluyen la devolución del IVA en compras de productos de la canasta básica familiar para gran parte de las y los asalariados, así como para beneficiarias de Asignación Universal por Hijo (AUH), jubilados, monotributistas sin otros ingresos, y empleadas de casas particulares. Esta medida tendrá un impacto positivo para achicar desde la política fiscal desigualdades de género ya que hace hincapié en sectores con fuerte sobrerrepresentación femenina (el 93% de quienes reciben AUH son mujeres), según confirmaron fuentes consultadas por este medio.
El Impuesto al Valor Agregado (IVA) tiene un peso más alto en los sectores de bajos ingresos que destinan un mayor porcentaje al consumo de productos para la subsistencia cotidiana y es en estos sectores donde, a su vez, sobresale la mayor presencia de mujeres, sobre todo en hogares monoparentales que más sufren la carga de los impuestos sobre el consumo. “Las políticas fiscales, como toda política económica, no son neutrales al género”, explicó la economista María Julia Eliosoff.
En ese sentido, para hacer frente a esa mayor carga sobre las familias de menores ingresos y puntualmente sobre las mujeres que enfrentan niveles de informalidad laboral más altos y son las principales perceptoras de programas sociales, la actual medida que apunta a reducir el impacto del IVA en alimentos, verduras, carnes, productos de higiene personal y de limpieza es “progresiva” dado su incidencia en los sectores que menos tienen.
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La devolución comenzará a regir desde el próximo lunes y estará vigente hasta el 31 de diciembre aunque Massa anticipó que el Ejecutivo enviará un proyecto de ley para que se extienda al año próximo y por un monto mensual de $23.000. “No hay impuesto más injusto que el valor agregado, porque paga lo mismo quien cobra un plan social que quien es un director de empresa”, planteó el ministro en un acto este jueves con los movimientos sociales.
Impacto fiscal en las brechas de género
“Las políticas fiscales, como toda política económica, no son neutras al género, esto quiere decir que si bien muchas veces lo económico se piensa que va a tener igual impacto en varones, mujeres y en personas LGBT, la realidad es que la economía también está atravesada por relaciones de género y las distintas políticas inciden de manera diferencial en unas u otras personas”, explicó a El Destape, María Julia Eliosoff, economista feminista y coordinadora de proyectos de la Friedrich Ebert Stiftung (FES) Argentina. En es sentido agregó que “como existen distintas estructuras de composición de los ingresos, de empleo, de participación en la informalidad, del mercado laboral, esto tiene incidencia en cómo la política fiscal atraviesa a las mujeres, a los varones y a las personas LGBT”.
Los sectores de menores ingresos, sobre los que recae principalmente el impuesto al consumo, están mayoritariamente feminizados, “7 de cada 10 personas del grupo poblacional más pobre son mujeres, es decir que las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en la población de menores ingresos y esto es lo que conocemos como feminización de la pobreza. Como contracara, 7 de cada 10 personas del grupo poblacional más rico son varones, están sobrerrepresentados en la población de mayores riquezas y esto es lo que conocemos como masculinización de la riqueza, señaló el informe “Justicia fiscal y Justicia de género, dos demandas urgentes e inseparables” de ACIJ, CELS y ELA, entra otras organizaciones.
En el mismo sentido, una investigación realizada por el Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE) alertó en un manual de mitos fiscales sobre “el carácter regresivo que mantienen las estructuras tributarias, cuando en términos relativos, los impuestos les pesan más a las personas u hogares que tienen menor nivel de ingreso, y menos a quienes tienen más ingreso o riqueza. Tal regresividad engloba en sí misma una dimensión de género, ya que las mujeres están sobrerrepresentadas en la población que no percibe ingresos propios, con menor nivel de ingresos laborales, que padece pobreza por ingresos y que es perceptora de transferencias asistenciales”, se detalló en el informe coordinado por la economista Corina Rodríguez Enríquez.
IVA y productos de la canasta familiar
El programa de reintegro del IVA denominado “Compre sin IVA” se aplicará para compras con tarjeta de débito en productos de la canasta básica y con tope un reintegro mensual de 18.800 pesos, acreditándose de forma automática en cada consumidor.
El IVA es un impuesto regresivo en la medida que grava a todas las personas por igual, sin tener en cuenta su nivel de ingresos. “Uno de los grandes problemas dentro de las políticas fiscales es la regresividad de la política tributaria específicamente. Los sistemas tributarios en toda la región y en Argentina puntualmente tienen un componente en la recaudación total, una parte muy importante, que se explica por el IVA. Es un impuesto indirecto que grava la capacidad de pago de las personas a través de su consumo, y decimos que es regresivo porque, si bien todo el mundo paga el 21% en términos generales, ese porcentaje no significa lo mismo en los hogares con ingresos más bajos que en los hogares con ingresos más altos”, detalló Eliosoff.
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En esa línea, la economista aclaró que “dado que las mujeres y personas trans están sobrerrepresentadas en los hogares de más bajos ingresos, un impuesto como el IVA sobre el consumo de la canasta básica, hace que estén pagando en proporción más de sus ingresos en impuestos que lo que paga una persona de ingresos muy altos, que destina parte al ahorro o que tiene ingresos que incluso ni siquiera pagan ganancias”. Sobre la medida anunciada por el gobierno analizó que “la devolución del impuesto para personas que se encuentran en los deciles más bajos de ingresos es progresiva porque permite justamente que, por lo menos en una parte de esos ingresos, reciban nuevamente lo que pagaron”.
Al respecto el 93% de las titulares de Asignación Universal por Hijo (AUH) son mujeres (2.263.312 según datos oficiales al primer trimestre de 2023), en tanto que 9 de cada 10 mujeres requiere de una moratoria para alcanzar los aportes necesarios para jubilarse en nuestro país, y más del 85% de las personas jubiladas con moratoria perciben haberes mínimos, también están sobrerrepresentadas en el trabajo por cuenta propia y son el 58% de las trabajadoras de la economía popular.
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Las políticas públicas pueden reducir o ampliar desigualdades, más aún en el caso de las mujeres que son jefas de familia, ya que “para todos los niveles y fuentes de ingreso la situación más desventajosa es la de la mujer que conforma un hogar monomarental con hijos o hijas a cargo. Estos hogares son los que enfrentan, en términos relativos, la mayor carga tributaria”, indicó el documento del Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE). Los hogares en los que el principal sostén de familia son mujeres enfrentan además una situación económica más crítica y se ven obligados, en mayor medida, a recurrir a financiamiento para hacer frente a los gastos corrientes.
Desde ACIJ recordaron en su informe sobre políticas fiscales y desigualdad de género que “del total recaudado por impuestos en 2022, el 43% fue aportado por el IVA y apenas en un 3,12% por Bienes personales. El IVA es un impuesto regresivo porque implica un esfuerzo desproporcionado de las personas que menos tienen en relación a quienes más tienen. No importa la riqueza que posea el o la contribuyente, el impuesto se define por producto, no por consumidor/a”.
Desafíos para un sistema más progresivo
En cuanto a los desafíos para pensar la política tributaria Argentina, Julia Eliosoff destacó que “nuestro sistema impositivo es muy complejo, está lleno de exenciones impositivas y de distintos mecanismos por los cuales hay poca claridad en los sistemas tributarios y no logran ser justos en términos de gravar efectivamente a quienes más poder de pago tienen, no logran alcanzar a las personas de más altos ingresos o a las firmas, que además tienen muchas posibilidades de generar mecanismos para eludir y evadir el pago de los impuestos”, y evaluó que "hay desafíos muy grandes para revisar integralmente el sistema y poder grabar realmente en función de la capacidad de las personas y no de lo que es más fácil de recaudar””.
Respecto de la medida recientemente anunciada analizó que “el país que tiene altos niveles de bancarización, a través de la Asignación Universal y del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) muchas personas tienen hoy acceso a una cuenta bancaria y por lo tanto a una tarjeta de débito, que es la forma por la cual se va a reintegrar ese impuesto”, sin embargo consideró también que “hay personas que todavía están fuera de ese sistema por lo tanto hay un desafío que tiene que ver con cómo hacer para que tengan acceso a esta devolución, y otra realidad es que hay comercios de barrio, especialmente en barrios populares, que no tienen sistema para cobrar con débito todavía”.