Tres grupos de "reflexión" presentarán el lunes una propuesta para evitar una inminente crisis de la deuda del G20 y ayudar a los países fuertemente endeudados a acelerar la transición hacia "un crecimiento más sostenible y una economía con bajas emisiones de carbono" mientras se recuperan de la pandemia de COVID-19. Será un revival del "Plan Brady", el megacanje de deuda de países de América Latina que se hizo a principios de los '90 a cambio de ajustes estructurales supervisados por el FMI.
El plan, elaborado por el Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, la Fundación Heinrich Boell y el Centro de Finanzas Sostenibles de la Universidad SOAS de Londres, pide que el Grupo de las 20 principales economías establezca un nuevo mecanismo mundial que garantice nuevos bonos que puedan ser canjeados por acreedores privados por deuda antigua con una importante quita.
La pandemia de coronavirus y las consecuencias económicas asociadas han exacerbado los elevados niveles de deuda de muchos países de renta baja y media, dificultando su capacidad para responder a la crisis sanitaria y económica y para blindar sus economías. En este contexto es que Argentina decidió reestructurar su deuda tanto con acreedores privados como con el FMI, heredadas del gobierno de Mauricio Macri.
Hasta ahora, la respuesta del G20 se ha centrado en los países más pobres, dejando fuera a 22 de los 72 países que se consideran en alto riesgo de endeudamiento. Y los acreedores del sector privado no se han sumado en gran medida a la congelación del servicio de la deuda del G20 ni al marco común más amplio para el tratamiento de la deuda.
Los niveles de deuda han seguido aumentando en los mercados emergentes, alcanzando un récord de más de 86 billones de dólares en el primer trimestre, según el Instituto de Finanzas Internacionales.
Aunque las principales economías están utilizando los fondos de estímulo de la COVID-19 para poner en marcha un pivote verde, ha resultado difícil conjugar la necesidad urgente de aliviar la deuda con el impulso de convertir las economías en más verdes, especialmente en el caso de las economías centradas en los recursos.
"El G20 debe ser audaz y actuar ahora. La experiencia del pasado nos dice que retrasar la respuesta a las crisis de la deuda conduce a peores resultados y a mayores costes tanto para los deudores como para los acreedores", afirman los grupos en su informe.
Qué fue el Plan Brady
La propuesta "Alivio de la deuda para una recuperación verde e inclusiva" sigue el modelo de los llamados bonos Brady emitidos por los países latinoamericanos a finales de los años ochenta, que permitieron a los bancos comerciales canjear sus créditos sobre los países en desarrollo por instrumentos negociables y sacar la deuda de sus balances.
El plan lleva el nombre de su creador, el por entonces secretario del Tesoro de EE.UU., Nicholas Brady, por la crisis de deuda que enfrentaron los países latinoamericanos entre fines de los '80 y principios de los '90. Entre ellos, la Argentina, que en esa época era gobernada por el ya fallecido Carlos Menem.
El plan Brady consistió en una suerte de gran megacanje de deuda (Argentina tenía en ese entonces una deuda cercana a U$S40 mil millones solo con los bancos comerciales, sin contar organismos financieros). A cambio de este plan, que implicaba una promesa de reducción del stock de deuda, el país se comprometía a una serie de reformas estructurales enmarcadas en el denominado "Consenso de Washington" que implicaba la desregulación financiera, liberalización de la economía, privatización y reformas previsionales y laborales.
Con información de Reuters