El Ministerio de Economía marcó un nuevo hito en su estrategia para descomprimir la presión sobre el dólar. Canjeó deuda en pesos por bonos en dólares por U$S 750 millones. La medida estaba apuntada a los grandes fondos de inversión que ingresaron a la bicicleta financiera del macrismo y quedaron atrapados con el cepo cambiario en agosto del año pasado.
Con la operación se absorbieron $ 43.037,5 millones de tres Ledes y a cambio fueron adjudicados U$S 500 millones del bono AL30 (equivalentes a $ 29.025 millones) y U$S 250 millones del AL35 ($ 14.012 millones). De esta forma se le dio salida a los tenedores que habían buscado dolarizar sus tenencias a través del contado con liquidación con mayor ahínco después de que el 15 de septiembre, cuando el Gobierno reforzó controles cambiarios, y esto derivó en una sobrerreacción de las cotizaciones y ampliación de la brecha. Desde que el Gobierno anunció la subasta de hoy, los grandes jugadores se mantuvieron afuera de la plaza, a la espera de esta operación.
La Secretaría de Finanzas recibió 370 ofertas por un total de U$S 2.408 millones, más de dos veces por encima del máximo entregado en esta subasta abierta por precio. Los fondos Templeton y Pimco eran los más interesados en sacarse de encima sus títulos en pesos y se espera que hayan sido los que estuvieron dispuestos a licitar un precio más competitivo para conseguir parte de los U$S 750 millones en juego.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
MÁS INFO
De acuerdo a los cálculos del mercado, la tasa interna de retorno (TIR) obtenida por los inversores rondó el 17%, lo que se condice con la que actualmente entregan los activos argentinos en el mercado secundario. Un elevado costo financiero pero que se espera permitirá calmar al “contado con liqui”.
Desde el Palacio de Hacienda advirtieron, a través de un comunicado, que el peligro se mantiene latente por grandes fondos que aún tienen activos en pesos y van a pretender dolarizarlos a través del CCL. “Aún convive en el mercado un universo de tenedores externos de instrumentos en pesos, cuyas estrategias y mandatos de inversión pueden redundaren comportamientos que afecten las condiciones de inestabilidad financiera y macroeconómica”, aclararon.
En medio del objetivo del ministro Martín Guzmán de pesificar la deuda externa, dolarizar parte de los activos puede sonarle confuso a cualquier desprevenido. Esta no se trató de una operación común sino una mera salida rápida por única vez para estos fondos que habían disparado la brecha cambiaria y generado expectativas devaluatorias que pusieron en jaque a las reservas del Banco Central. Al menos así pretende el economista, quien busca consolidar un puente de estabilidad hasta fin de año, cuando llegue la vacuna rusa y Argentina pueda volver a crecer (y desarrollar) su economía.
En términos consolidados, además, esta operación resulta pseudo-marginal si se la compara con los U$S 6.600 millones de títulos de corto plazo denominados en dólares que fueron pesificados desde que asumió el Frente de Todos. Esto forma parte de la restauración de la sostenibilidad de la deuda pública, que incluyó los dos canjes de bonos en moneda extranjera con porcentajes de aceptación superiores al 99% en ambos casos.
Para este último bimestre, Guzmán procura renovar la totalidad de los vencimientos de deuda y obtener financiamiento neto de mercado por hasta un 10% más que esos gastos. Cualquier excedente que consiga lo destinará a reducir adicionalmente el nivel de asistencia del Banco Central. Con el resultado de hoy, Economía redujo las necesidades financieras de diciembre por $ 22.610 millones y las del año próximo por $ 20.428 millones.