Este miércoles el gobierno bonaerense comunicó que, tras un año y medio de negociaciones, la Provincia de Buenos Aires y su principal acreedor acuerdan términos para enmendar la oferta de canje de deuda bajo legislación extranjera. Con este acuerdo, la administración de Axel Kicillof podrá avanzar hacia la finalización del proceso de reestructuración de deuda con privados bajo legislación extranjera, más que quintuplicada durante la gestión macrista de María Eugenia Vidal. La propuesta de canje permite desandar el proceso de concentración de vencimientos y pactar un plan de pagos más acorde con las necesidades y posibilidades de financiamiento de la provincia de Buenos Aires.
La "orgullosa" ex gobernadora elevó en casi 450 por ciento el pasivo de la Provincia medido en pesos, pero el principal problema fue que además incrementó fuertemente el peso de la deuda en dólares, siendo que no genera divisas; acortó los plazos de vencimientos y, como el macrismo a nivel nacional, concentró los repagos en los primeros años para mostrar una baja en la tasa de interés.
Desde 2015 hasta el primer trimestre de 2019 la deuda tomada por las provincias creció 363,8 por ciento. En el caso de Buenos Aires, la deuda pública de la trepó 447 por ciento. Sólo entre 2016 y 2018 la administración de Vidal pagó 100 mil millones de pesos en intereses. En dólares la deuda aumentó un 28 por ciento, mientras que en relación a sus recursos aumentó en un 56 por ciento y respecto al tamaño de su economía subió 58 por ciento. En diciembre de 2015 la deuda de Buenos Aires representaba el 5,9 por ciento de Producto Bruto Geográfico, mientras que en 2019 llegaba al 11,4 por ciento (según los datos oficiales).
En relación a la recaudación de la Provincia, a finales de 2015 eran casi el 45 por ciento de los recursos totales, mientras que el último dato de 2019 fue de 70 por ciento, siendo el valor más alto desde 2012. La composición de deuda en moneda extranjera (dólar, euro y otras divisas) pasó del 58 por ciento en 2015 al 82 por ciento en 2019. También cambiaron los deudores. En 2015 casi un tercio de la deuda era con el gobierno nacional (34,5 por ciento), pero ese porcentaje en 2019 bajó al 5 por ciento”. El resto es con privados, con quien hay actualmente un principio de acuerdo.
El entendimiento alcanzado este miércoles permitirá un importante alivio financiero para la Provincia. Los nuevos términos implicarán una reducción de los servicios totales durante el período 2020-2024 de aproximadamente 4450 millones de dólares (equivalente al 75 por ciento de los compromisos originales), los plazos de repago (vida media) se verán triplicados, mientras que se producirá una importante reducción en el costo total de la deuda: el cupón máximo que la Provincia debía afrontar previo a la reestructuración se verá reducido cerca del 40 por ciento, mientras que el cupón promedio se reducirá a 5,6 por ciento.
"Este es un paso clave para recuperar un perfil de deuda sostenible, acorde a nuestra capacidad de pago y a las enormes dificultades que debemos afrontar, cuidando, además, el impacto de la deuda provincial sobre nuestra macroeconomía", detalló el ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López. "Existirá el espacio fiscal necesario para sostener la recuperación económica, y así generar una adecuada capacidad de repago", agregó el funcionario al anunciar el acuerdo con el principal tenedor de bonos provinciales. La posibilidad de reducir el peso de la deuda en dólares y reemplazarla por emisión en pesos en el mercado local es una estrategia conjunta de nación y varias provincias, con el objetivo de reducir la dependencia a los vaivenes de la divisa.
La última estocada
Un ejemplo del riesgo de una fuerte emisión en moneda extranjera lo reflejó el resultado de las PASO y el castigo infringido por Mauricio Macri a los argentinos por haber perdido la elección, provocando una apreciación del dólar de más de 25 por ciento. En apenas esas 48 horas la deuda provincial creció en unos 115.500 millones de pesos. El enorme peso de la emisión nominada en dólares sobre el total de la deuda provincial fue el talón de Aquiles de la economía bonaerense que recibió Kicillof.
En 2015 el endeudamiento público representaba el 5,9 por ciento del Producto Bruto Geográfico (PBG) bonaerense. Esa deuda estaba nominada entonces en un 58 por ciento en moneda extranjera (5419 millones de dólares) y un 42 por ciento en pesos (equivalentes a otros 3943 millones de dólares), lo que totalizaba una deuda –entre ambas monedas—por el equivalente a 9362 millones de dólares. En 2017 el total de la deuda provincial alcanzó a 13.649 millones de dólares, al 7 por ciento del PBG. Su composición se modificó significativamente: la deuda en moneda extranjera se elevó al 75 por ciento del total. Hasta el mediados del año pasado, al menos, este aumento tenía como correlato un incremento en la inversión pública en infraestructura, lo cual no sucede en la actualidad.
A fines de 2018 la deuda provincial era de 10.523 millones de dólares en moneda extranjera, hasta que se cerraron los mercados voluntarios para Nación y provincias y las nuevas colocaciones se frenaron. Otros 206.593 millones de pesos de deuda está en moneda local. Al tipo de cambio de fin de mandato de Cambiemos, el total del endeudamiento público alcanzaba a 11,4 por del PBG, con una composición cada vez más dolarizada (86 por ciento en moneda extranjera).
La administración de María Eugenia Vidal hizo crecer exponencialmente el stock de deuda bonaerense sin asegurarse una fuente de ingresos que permita su repago, dado que la provincia que no tiene la capacidad de generar divisas. El Estado se los transfiere contra los pesos que la Provincia entrega y que provienen de la recaudación. El último año de gestión, sin acceso a los mercados, los ingresos se ubicaron más de 36 puntos por debajo de la inflación acumulada a doce meses, de 54,7 por ciento para los precios minoristas, la más alta desde 1991. La ecuación fiscal se siguió sosteniendo por el ingreso extraordinario de las partidas de Nación, las cuales se van licuando con el tiempo hasta dejar en la Provincia en una situación de extrema vulnerabilidad, a lo que se suma el aumento del endeudamiento, creando una pesada herencia de vencimientos.
Los cambios en la composición de las transferencias nacionales que beneficiaron a Buenos Aires en términos de remesas absolutas y de una mayor participación en el reparto de la renta federal, implicaron también modificaciones en la estructura impositiva provincial. En especial, eso se refleja en Ingresos Brutos, deteriorando de esta manera su principal fuente de financiamiento propio. Con mayor alivio en el frente financiero, el Presupuesto bonaerense podrá redireccionar los recursos a la Provincia y no al pago de deuda.