La decisión fue tan sorpresiva como audaz y propia de otro contexto político y económico, en unas condiciones que serían impensables hoy en día. El 3 de enero de 2006, el entonces gobierno de Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda de 9.810 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.
El anuncio, que nadie anticipó, había sido realizado por Kirchner en Casa Rosada el 15 de diciembre previo. "En el día de la fecha, hemos tomado las decisiones institucionales que nos permitirán destinar nuestras reservas de libre disponibilidad al pago de la deuda total con el Fondo Monetario Internacional", dijo el Presidente para el aplauso de pie instantáneo de las 700 personas reunidas en el Salón Blanco y ante la mirada atenta de los ministros y del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
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De este modo, evitó estirar el pago de la deuda con el organismo hasta 2008 y, al mismo tiempo, se ahorró el pago de intereses por unos 1.000 millones de dólares. Lo principal, sin embargo, fue garantizar el fin instantáneo de la supervisión del FMI sobre la economía argentina.
La rapidez de la iniciativa presidencial dejó en offside al propio organismo, que en un escueto comunicado dio ese día "la bienvenida al pago argentino de sus obligaciones pendientes", pero dejó entrever su sensación amarga: "Importantes desafíos y oportunidades quedan por delante para la Argentina y el FMI espera mantener una relación productiva con las autoridades en el futuro", aclaró en ese sentido su entonces titular, el español Rodrigo Rato.
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La deuda con el FMI de Argentina ayer y hoy
Algunos elementos del contexto de ese momento se parecen a los de hoy. Sin ir más lejos, la medida argentina fue anticipada por la de Lula da Silva en Brasil, quien 48 horas antes había resuelto cancelar en un solo pago los 15.500 millones de dólares que su país le debía al Fondo. "Se trata de un paso largamente conversado con los señores presidentes del Mercosur en general, y especialmente con el presidente Lula da Silva, a quienes agradecemos", admitió el propio Kirchner en su discurso.
Curiosamente, algunos datos económicos también se parecen. En ese entonces, la deuda con el FMI representaba aproximadamente el 9% de la deuda pública total, de unos 126.000 millones de dólares, mientras que hoy los 44.500 millones de deuda con el organismo que tomó el gobierno de Mauricio Macri equivalen al 11% de la deuda pública total, de 378.506 millones.
Otros datos, sin embargo, son incomparables. En términos de porcentaje de PBI, la deuda con el FMI era del 4,85% en 2005, mientras que ahora es de casi el doble, aproximadamente un 9,14%.
Pero el plano más burdo es el de las reservas. Hace 17 años, el pago al FMI comprometió el 36% de las tenencias totales del BCRA, de entonces 26.000 millones de dólares, mientras que hoy ese número sería del 117%. Más aún, las reservas netas o de libre disponibilidad, que usó Kirchner para cancelar la deuda, son de solo 8.000 millones, cinco veces menos que la deuda con el organismo.
El pago solo fue posible por un contexto macroeconómico completamente diferente: tres años seguidos de crecimiento del PBI a un 9% y, fundamentalmente, los famosos superávit gemelos (fiscal y comercial), que permitieron una acumulación de reservas constante. La cancelación con el FMI, de hecho, no representó ningún sacudón y ya seis meses después el Banco Central había logrado llenar sus arcas al mismo nivel que tenía previamente.
"Podemos hacerlo por la continuidad del notable esfuerzo en materia fiscal, que permite dar consistencia a sucesivos superávit, como por el dinamismo exportador creciente, que permite contar con superávit comercial y dar cuenta corriente de la balanza de pagos, que contribuya a la generación de un ambiente macroeconómico estable", resumió Kirchner aquel día en Casa Rosada.