"Miente, miente que algo quedará". El conocido refrán se convirtió en la estrategia de "lavada de cara" de ex funcionarios del macrismo que, no solamente niegan informes oficiales que dan cuenta del mayor y más rápido proceso de endeudamiento de la historia, sino a ellos mismos. En otra secuela de la película "Nosotros no nos endeudamos; fueron ellos", el ex presidente del Banco Central Guido Sandleris, el tercero y último que pasó por la autoridad monetaria tras el acuerdo con el Fondo Monetario, aseguró que "el gobierno de Alberto Fernández se endeudó más que el de Mauricio Macri".
Sandleris Incluso le puso una cifra y hasta osó compararlo también con la administración de Cristina Fernández, en cuya gestión el país se desendeudó, dicho por sus propios colegas de entonces. "El gobierno de Mauricio Macri se endeudó en 12.000 millones de dólares anuales", aseguró el ex banquero central.
Las cifras no sólo se rebaten por el simple argumento de que, por no haber aún acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el país no pudo emitir en el exterior un dólar, ni con las expresiones de su par, el entonces ministro de Economía (el último del macrismo) Nicolás Dujovne, quien aseguró que recibió un país desendeudado; sino que se dan de patadas con lo que ellos mismos firmaron ante el Fondo.
Cuando en 2018 la fiesta de endeudamiento se terminó y los mercados internacionales le cerraron la puerta al país porque el peso de los intereses tornaba impagable los vencimientos, el gobierno de Cambiemos acudió al auxilio del FMI. De ese organismo obtuvo 44.500 millones de dólares que, de por sí, ya alcanza a la cuenta de Sandleris. Pero como la idea es mentir sobre el endeudamiento, no lo computan. No solo eso, el cambio de un programa de tres años por uno de diez lo computan como deuda nueva del albertismo.
Pero yendo más allá, los propios funcionarios macristas rubricaban (en ese momento Dujovne y al frente del Central Federico Sturzenegger) el acuerdo Stand-by reconociendo haber emitido unos 69 millones de dólares en apenas los primeros dos años, el doble del cálculo Sandleris.
"Durante los dos primeros años de mandato de Alberto Fernández, la Argentina se endeudó en 33.000 millones de dólares por año. Para comparar, el gobierno de Mauricio Macri se endeudó en 12.000 millones anuales. Cristina Kirchner, en su segundo mandato, tomó casi 17.000 millones de dólares por año. Entonces, no nos debe sorprender que el kirchnerismo tenga problemas con los datos y con la realidad", señaló el banquero central de Macri en declaraciones a radio Rivadavia.
Lo que el gobierno de Macri firmó con el FMI dice otra cosa. "A partir de marzo de 2018, alrededor del 70 por ciento del stock de deuda federal estaba denominado en dólares estadounidenses u otras monedas extranjeras y, desde enero de 2016, el gobierno federal ha emitido 56.000 millones de dólares en deuda externa (con otros 13.000 millones emitidos por las provincias)", señala el acuerdo Stand-by al que accedió en exclusiva El Destape.
"Como resultado, el déficit fiscal general y las necesidades brutas de financiamiento fiscal del presupuesto federal aumentaron notablemente", advierte el informe. Esto generó un fuerte impacto en el dólar y un enorme esfuerzo de recorte del gasto primario sólo para poder afrontar los costos de intereses crecientes derivados de dicha emisión de deuda externa.
Sandleris además aseguró que el gobierno actual "está dejando una bomba para la administración que viene, que va a ser peor que la de 2015". El artefacto explosivo que dejó el macrismo todavía se está tratando de desactivar.
En 2019 el gobierno de Cambiemos dejaba el poder con un paquete de parches para evitar un estallido y todas las medidas tenían vencimiento a los tres meses (literal): freno a los embargos de pymes, subsidio a hipotecarios UVA , congelamiento de los combustibles, controles cambiarios estrictos reimpuesto y reestructuración forzosa de los vencimientos de letras del Banco Central; y todo esto en un contexto de fuerte caída de reservas , corrida cambiaria, default con acreedores externos y un programa impagable con el FMI.