El calentamiento global volvió al centro de la escena mundial tras la salida en Estados Unidos de Donald Trump en Estados Unidos y a nivel local con el traspaso de mando de Mauricio Macri a Alberto Fernández. El Gobierno nacional dio ya algunos pasos en esa línea y uno de los ministros de Estado llegó a plantear un trueque de acciones ambientales por deuda soberana extranjera.
Se llegaron a charlar en el G20 los temas cambio climático y energía ecológica. Lo incluyó el propio Presidente en su discurso en la cumbre y fue el tema con el que cerró un domingo de julio en Venecia. El mandamás de Economía, Martín Guzmán, lo habló con líderes del Club de París, sobre todo con alemanes y franceses, pudo saber El Destape por una fuente presente en los encuentros. Allí les propuso inversiones en esas tecnologías dentro del territorio argentino.
En esa línea, la cartera de Matías Kulfas lanzó el Plan de Desarrollo Productivo Verde. Estos pasos que se alinean con el objetivo de Alberto Fernández se dan en un contexto en el que el mundo necesita avanzar hacia una transición ecológica que combata de manera efectiva el problema del cambio climático y la degradación ambiental.
Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo plantean que Argentina tiene mucho para aportar en ese proceso: energías renovables, equipamiento. minería de litio, cobre y otros, fabricación de baterías y vehículos eléctricos, entre otras soluciones ambientales. Las industrias pueden abonar a estas soluciones y también renovar sus propias tecnologías para hacerlas compatibles con estos objetivos.
Este programa avanza sobre cuatro ejes. El primero, industria nacional de economía verde, consiste en promover la oferta de bienes industriales y servicios basados en el conocimiento para abastecer nuevos sectores productivos como la electromovilidad y las energías renovables, y la transformación de otros sectores hacia una economía verde. En segundo lugar, se pretende una transición hacia una economía circular: fomentar la incorporación de lógicas de economía circular, desde el diseño de los productos y procesos hasta el reciclado y la disposición final.
La producción sostenible para más competitividad se ubica en tercer lugar. Se busca partir de la adecuación ambiental, la trazabilidad y la eficiencia de recursos y energía en los procesos productivos, se busca propiciar el cumplimiento de estándares ambientales y exigencias de emisiones para impulsar la competitividad de los productos argentinos. Por último, la industrialización sostenible de los recursos naturales trata de impulsar una industrialización de los recursos naturales asociada al desarrollo de proveedores nacionales, con un estricto control ambiental y procesos de inclusión de los actores locales.
Deuda a cambio de acciones ambientales
El ministro de Ambiente, Juan Cabandié, formuló un intercambio de deuda extranjera por acciones climáticas. Así lo plasmó en el G20 de Ambiente en Nápoles un par de semana atrás. Lo reflotó esta semana en un tuit la cuenta oficial del Frente de Todos al manifestar: “Proponemos una política novedosa: canjear parte de nuestra deuda con los organismos de crédito internacional por acciones climáticas.
Por el momento, el planteo no parece una salida próxima para Argentina, que entabla negociaciones con el FMI y con el Club de París. Con este último alcanzó un entendimiento para postergar un año más las obligaciones más acuciantes.
Si bien no existe una fecha tentativa para firmar un nuevo acuerdo con el Fondo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, se ocupó de dejarle en claro a la titular del nivel de irresponsabilidad del gobierno de Mauricio Macri y del organismo sobre el préstamo de U$S 57.000 millones que se usó para financiar la insaciable fuga de capitales.
El mercado de carbono se encuentra en pleno desarrollo desde 2002. Sin embargo, las primeras “reducciones de emisiones certificadas” (CER) en el mundo fueron emitidos en octubre de 2005, a partir de la entrada en vigencia del Protocolo de Kioto. Estos pueden también intercambiarse libremente en el mercado secundario como cualquier título. No obstante, todavía no alcanzó el nivel de utilización que se proyectó en ese momento. En el gobierno argentino creen que existen condiciones geopolíticas para avanzar con una reforma "verde" de las finanzas globales.
El factor Biden
La reciente ola de calor en Estados Unidos y Grecia y las devastadores inundaciones en Alemania y China volvieron a encender la alarma mundial sobre el cambio climático, así como a nivel local se nota en la bajante del río Paraná. Quedó corroborado con el informe elaborado por un equipo de expertos de las Naciones Unidas que evaluaron cómo se modificará el mundo en los próximos años, mucho antes de lo previsto, por el calentamiento global. "No podemos retrasar más una acción climática ambiciosa", advirtió el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken. A diferencia de su antecesor Donald Trump, un negacionista del problema, Joe Biden tiene la agenda climática entre sus prioridades. Ahí es donde crecen las posibilidades de la propuesta argentina, creen en el elenco oficial.
La lógica es que los países más ricos fueron los que más contaminaron -y todavía lo hacen- para llegar a sus niveles de desarrollo. Por eso, en una anterior cumbre climática se comprometieron a transferir 100 mil millones de dólares anuales a los países menos avanzados, con el objetivo de financiar su transición energética y productiva y que no se desarrollen contaminando como ellos porque nos quedaríamos sin planeta. Pero esos recursos hasta ahora no aparecieron y surgió la idea argentina de un canje. "Los 17 mil millones de dólares que deberíamos pagarle al Fondo el año que viene no los podríamos conseguir sin generar más contaminación", argumentó Cabandié.
"Movilización de recursos concesionales y no reembolsables, canalizados a través de la banca multilateral y bilateral, con procesos ágiles y transparentes. Pagos por servicios ecosistémicos y canjes de deuda por acción climática. Nueva asignación de Derechos Especiales de Giro, sin discriminar a los países de renta media, para mejorar nuestro medio ambiente", planteó Fernández en la cumbre de abril pasado organizada por Biden. La voz estadounidense es determinante en el FMI. En el gobierno argentino se ilusionan con la posibilidad de que esa coincidencia alumbre un hecho histórico: la reducción de la deuda asociada a una reducción en el impacto ambiental.