Mientras las miradas se posaban en la renegociación de la deuda ley Nueva York y en la crisis pandémica, el Gobierno consiguió pesificar más de la mitad de la deuda en dólares a corto plazo que se rige por la ley argentina. El proceso arrancó en febrero, antes de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, les presente la primera propuesta a los acreedores externos. Hasta el momento se canjearon voluntariamente U$S 7.800 millones por más de $ 500.000 millones, lo que reduce la presión a las reservas internacionales, el histórico cuello de botella de la industrialización.
Desde hace seis meses que el Palacio de Hacienda impulsó diversas operaciones de conversión de títulos. Estos resultaron en un canje de instrumentos por US$ 7.839 millones a $ 504.427 millones. El secretario de Finanzas, Diego Bastourre y el subsecretario de Financiamiento, Ramiro Tosi, se avocaron de lleno en el comienzo de su gestión a darle sustentabilidad principalmente a las obligaciones en pesos y desarrollaron esta innovación, que tuvo una respuesta favorable de los inversores.
Del bono dual AF20, lanzado por Luis Caputo, los funcionarios lograron sacar del mercado U$S 1.558 millones a través de licitaciones voluntarias donde ofrecieron a cambio una amplia carta de bonos. Además, se canjearon U$S 5.881 millones LETEs y U$S 400 millones a LELINKs, según un informe elaborado por Economía y de acuerdo a los objetivos fijados por el Poder Ejecutivo.
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Esto representó una reducción del 52,4% de la deuda pública de corto plazo en moneda extranjera con legislación argentina, lo que mermó sustancialmente la cantidad de tenedores a la que se les ofrecerá la propuesta de reestructuración idéntica a la entregada a los bonistas ley estadounidense, tal como aprobó el Congreso nacional. En concreto, el Tesoro redujo en 17 puntos porcentuales hasta el 27% a la participación de instrumentos soberanos denominados en dólares comparado con la existencia total de títulos públicos ley local. Lógicamente, el financiamiento en pesos aumentó en igual proporción.
Si bien el frente foráneo no está cerrado, Guzmán cosechó la mayoría de los votos, pero aún le falta un resto para llegar al umbral donde no queden fondos buitre con potenciales demandas judiciales al país. Sobre el total de los U$S 42.000 millones en moneda extranjera con legislación argentina en circulación a julio, se estima que poco más de U$S 15.000 millones se encuentran en manos de privados y se espera un acompañamiento mayor que el recibido por los fondos extranjeros. Se descuenta que los organismos públicos aceptarán la reestructuración no sólo por depender de Casa Rosada, sino por las elevadas tasas que implican aún tras el cambio.
El Fondo de Garantía de Sustentabilidad, dirigido por Lisandro Cleri, cuenta con bonos por más de la mitad de cartera de U$S 33.000 millones. En cuatro años, Cambiemos destruyó la mitad del patrimonio de la entidad anticíclica, por lo que los atractivos intereses que ofrecen estos instrumentos le colaboran al economista en fondeo para su desafío de reconstrucción apoyado en la inversión productiva y préstamos a PYMEs.
Desde la fundación de Argentina, la escasez de divisas ha significado un problema mayúsculo. Para el grueso de los países cuya matriz se especializa en bienes primarios, los desfavorables bienes de intercambio generan etapas de go frenadas con cuellos de botella (stop). El canje de obligaciones en dólares por pesos libera U$S 7.800 millones de los activos del Banco Central o la obligación de recurrir al mercado secundario para obtenerlos. De esta forma, el capital podrá pagarse con recaudación impositiva, emisión monetaria o simplemente renovarse al vencimiento sin mucha dificultad, una ventaja indiscutida para las finanzas públicas.