Luego de conversar telefónicamente con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, el gobierno nacional comenzó hoy las tratativas para conseguir un nuevo acuerdo con el organismo multilateral. El Ejecutivo realizó hincapié en la crisis económica y social que generó seguir a rajatablas el tutelaje externo. Mauricio Macri le había pedido al ente el mayor préstamo en su historia, de los que llegaron U$S 46.000 millones que malgastó en fuga de capitales y derivó en bruscas devaluaciones y disparadas de la inflación.
En la mañana, el presidente, Alberto Fernández, mantuvo una comunicación con Georgieva, de la que participaron también el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos. Allí sentaron las pautas para iniciar las negociaciones que arriben a un nuevo programa, que el jefe de Estado remarcó que esta vez deberá guardar como premisa central que “no hay estabilización posible sin recuperación económica”, ante las graves demandas sociales que tiene el país.
Después de la llamada desde Olivos, Guzmán y Chodos se trasladaron al Ministerio de Economía, donde recibieron al presidente del Banco Central. El mandamás de Hacienda y el titular de la autoridad monetaria firmaron allí una carta para la directora gerente del FMI que da inicio formal al diálogo. Tras ello, Pesce sostuvo que “es necesario que el próximo programa tenga presente la estabilidad como el crecimiento de la economía, del crédito y del mercado de capitales local”.
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Qué dice la carta del Gobierno al FMI
En concreto, la misiva recuerda que Cambiemos obedeció ciegamente el tutelaje del Fondo y redujo tanto el déficit fiscal primario del 3,8% al 0,9% del PBI y el déficit de cuenta corriente cayó del 4,8% al 0,9%, ambas entre 2017 y 2019. Sumado a esto, contrajo la base monetaria de una forma sin precedentes, lo que debería haber mejorado el panorama económico de acuerdo a la teoría neoliberal.
No obstante, como atinadamente marcaron Guzmán y Pesce en la carta, esta combinación generó una crisis tan profunda que mantuvo la fuga de capitales (y la aceleró), Argentina no consiguió menores tasas de interés internacional y sustentabilidad para la deuda pública. La actividad económica se contrajo 2,6% y 2,1% en 2018 y 2019 y la inflación marcó 47,6% y 53,8%.
Además de agradecerle por más de nueve meses de un fructífero trabajo colaborativo, los funcionarios le transmitieron a Georgieva su proyección de que “pronto” puedan cerrar la reestructuración de la deuda con bonistas, “obteniendo amplia aceptación y consolidando un acuerdo consistente con la sustentabilidad de la deuda del sector público, así como con la recuperación económica”.
Por el nuevo acuerdo, el ministro y el presidente del BCRA recalcaron su deseo de que “las conversaciones y el nuevo programa no repitan lo que la actual administración considera que fueron los defectuosos presupuestos del programa de 2018”. Para el Ejecutivo resulta crucial modificar los supuestos y los objetivos del entendimiento entre Argentina y el FMI para poder priorizar la recuperación macroeconómica y solucionar la crisis social. Caso contrario, verán cercenadas sus herramientas de política y un próximo gobierno podría volver a cometer los mismos vicios del macrismo que llevaron a un estallido económico en cuestión de pocos años.