Fondo de Resiliencia: los requisitos que pide el FMI y que Argentina no cumple

El financiamiento asequible a largo plazo está pensado para países de bajos ingresos para luchar contra el cambio climático cuya existencia Milei rechaza. 

29 de noviembre, 2023 | 12.33

El encuentro del designado ministro de Economía Luis Caputo con parte del staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) dejó muchas incógnitas y una sola certeza: el organismo no aportará el financiamiento que el presidente electo Javier Milei. Caputo, el endeudador a cien años, volvió con apenas la posibilidad de que el FMI le haga acreedor a la Argentina de unos 1300 millones de dólares del Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad (SRS), un monto que durante el macrismo supo desvanecerse en un solo día de intervención del mercado cambiario en medio de la corrida que se llevó puesto al “Messi de las Finanzas”. Más allá de lo escaso del monto, que no resuelve nada y está lejos de los 10.000 millones que pretende Milei y que habrían quedado sin usar por el actual gobierno de la deuda tomada por el macrismo, las condiciones para su acceso no son actualmente cumplibles por la Argentina.

Básicamente, el financiamiento asequible a largo plazo está pensado para países de bajos ingresos y baja población (hasta 1,5 millones de habitantes) que lleven a cabo reformas para reducir los riesgos para la estabilidad futura de la balanza de pagos, incluidos los relacionados con el cambio climático –que casualmente el libertario niega—y la preparación a posibles pandemias.

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Pese a que no estuvo en el convite la titular del FMI, Kristalina Georgieva, se buscó poner en boca de ella ese ofrecimiento. Sin embargo, en una entrevista a un medio internacional, la directora gerenta del FMI solo afirmó estar interesada en debatir cómo podría Argentina ser menos vulnerable a los fenómenos climáticos. En concreto, Georgieva reconoció que Argentina “tienen problemas estructurales muy importantes que el Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad puede ayudarles a resolver, así como cuestiones de adaptación muy importantes”.

De todos modos, anticipó que “la forma más importante en que Argentina puede ayudarse a sí misma es abordando los desequilibrios macroeconómicos que se han acumulado”. “Pero, claro está, estamos muy interesados en apoyar a Argentina, abordar el profundo problema de la inflación, crear un entorno para un crecimiento liderado por el sector privado que pueda estimular aumentar el empleo y la economía en general”, aseguró la titular del organismo multilateral.

Para acceder a esos fondos, Milei debería reconocer que el cambio climático existe; una nueva declaración rimbombante sobre la que deberá desdecirse. Pasado el trago amargo –todo sea por el dinero—deberá presentar un plan para que Argentina se vuelva menos vulnerable a eventos climáticos. "Las políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y lo único que buscan es recaudar fondos para financiar pagos de socialistas que escriben papers de cuarta”, declaró el libertario durante el debate presidencial antes de las PASO.

Aun así, este financiamiento está sujeto a una serie de condicionalidades que, por el momento, el país no cumple. De hecho, el presidente Alberto Fernández buscó acceder a este financiamiento pero se lo rechazaron por considerar que la Argentina es un país de ingresos medios. Seguramente, la política laboral y de ingresos de Milei se encargue de sortear ese escollo. De hecho, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó por el alto nivel de endeudamiento de los países y propuso una serie de medidas urgentes, incluido un mecanismo efectivo de reestructuración que incluya las suspensiones de pagos, los plazos de préstamo más largos y las tasas de interés más bajas, “incluso para los países vulnerables de renta media”. Pero no es lo que pretende Milei.

Condicionalidades

El SRS ofrece financiamiento a largo plazo para reforzar la resiliencia y sostenibilidad económicas, mediante i) el apoyo de reformas de políticas que reducen los riesgos críticos en el ámbito macroeconómico asociados con el cambio climático y la preparación para pandemias, y ii) el aumento del margen de maniobra para la aplicación de políticas y de las reservas financieras para mitigar los riesgos derivados de estos desafíos estructurales a largo plazo.

De acuerdo con los criterios de acceso que el propio FMI publica en su página web, “todos los países de ingreso bajo con acceso al FFCLP, los Estados pequeños (una población inferior a 1,5 millones) con un INB per cápita 25 veces inferior al límite operativo 2021 de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), y todos los países de ingreso mediano con un INB per cápita 10 veces inferior al límite operativo 2021 de la AIF”.

Los países que reúnen los requisitos para acceder al SRS deben contar con: a) reformas de políticas de alta calidad que respondan a los desafíos estructurales a largo plazo del cambio climático o la preparación para pandemias; b) un programa concurrente respaldado por el FMI con políticas de calidad para dar acceso a los tramos superiores de crédito y c) deuda sostenible y suficiente capacidad de reembolso. Justamente, el pase de gorra que está haciendo Milei y algunos de sus referentes es precisamente por los problemas que tiene la Argentina para cumplir con sus compromisos financieros, comenzando con el mismo FMI, al que se le deben más de 45.000 millones de dólares y las reservas del Banco Central son negativas en 10.500 millones.

Además, el desembolso no es de una vez ni de forma anticipada, sino que está “vinculada a los avances de las reformas”. “Cada medida está conectada a un desembolso del SRS”. En los casos en que una medida incluya varias medidas (o acciones), el desembolso correspondiente solo se activará una vez que todas las medidas se hayan cumplido; con lo cual Milei no recibiría de manera anticipada los supuestos 1300 millones de dólares a los que podría acceder, que representan un máximo de 150 por ciento de la cuota o el equivalente a DEG 1000 millones (el que resulte menor).

El vencimiento es a 20 años y período de gracia de 10 años y medio durante el cual no se reembolsa el capital. Los prestatarios pagan una tasa de interés asequible con un margen moderado sobre la tasa del DEG a tres meses. Las condiciones de financiamiento varían por grupos de países según una estructura escalonada de tasas de interés, que aplica un alto grado de concesionalidad a los países de ingreso bajo. Cuando un país pide prestado al FMI, el gobierno acepta ajustar sus políticas económicas para superar los problemas que lo llevaron a buscar asistencia financiera. Estos ajustes de política son condiciones para los préstamos del FMI y ayudan a garantizar que el país adopte políticas sólidas y eficaces, concluye el organismo.