En el mismo día en que Argentina realizó una de las transferencias de un préstamo que se convertirá en impagable, el Fondo Monetario Internacional lanzó un informe donde admite sus errores con el crédito a Mauricio Macri. Reconoció que el programa de 2018 no cumplió con sus objetivos, que se usó para la fuga y criticó también que generó riesgos de reputación considerables para el propio organismo.
En primer lugar, los directores destacaron que las conclusiones de la evaluación ex-post (EPE) servirán para nutrir las conversaciones por el nuevo programa con Argentina. Estas además refuerzan al Gobierno nacional frontera adentro para exigirle a Juntos por el Cambio que asuma su responsabilidad en la crisis económica que generó en conjunto con el Fondo. En las negociaciones, el ministro de Economía, Martín Guzmán, había subrayado la importancia de que la entidad que ahora preside Kristalina Georgieva haga un mea culpa.
Entre lo más relevante, reconocieron que el programa de 2018 no cumplió con sus objetivos. Estos consistían en restablecer la confianza de los mercados, reducir los desequilibrios externos y fiscales, reducir la inflación y proteger a los segmentos más vulnerables de la población. Nada de esto fue abordado por los US$ 45.000 millones que le entregaron en mano a Macri.
Admitieron también la inconsistencia del programa para abordar los profundos problemas estructurales de Argentina. Los directores del FMI señalaron que las líneas rojas del gobierno de entonces sobre ciertas políticas pueden "haber descartado medidas potencialmente críticas para el programa". Entre esas medidas se encuentran una operación de deuda y el uso de medidas de gestión de flujos de capital. Sin embargo, varios directores cuestionaron la viabilidad de implementar estas medidas cuando un objetivo clave del programa era restaurar la confianza del mercado.
Los directores también admitieron que el énfasis que tuvo la apropiación (ownership) del gobierno también puede haber llevado a pronósticos demasiado optimistas, lo que debilitó la solidez del programa. En el documento criticaron con énfasis que el préstamo otorgado a Macri generó riesgos financieros y de reputación considerables para el Fondo.
En otro de los puntos opinaron que una mejor comunicación por parte de las autoridades del macrismo podría haber potenciado el efecto catalizador del programa. También subrayaron que mayor reparto de financiamiento podría haber generado un apoyo más amplio de la comunidad internacional y más confianza.
Estuvieron de acuerdo en que el acuerdo de stand by (SBA) era consistente con las políticas y procedimientos del Fondo, pero reconocieron que la aplicación de algunas de estas políticas implicaba una discrecionalidad considerable. Sin embargo, un pequeño grupo dentro de la cúpula del organismo cuestionó la consistencia del programa.
El Fondo entendió que se siguieron los procedimientos estándares internos para evaluar los riesgos, pero consideró que se podría haber dado un lugar más relevante a los riesgos más amplios y que la Junta de Directores podría haber participado de manera anticipada y con mayor profundidad en el proceso. Muchos consideraron incluso que, si se realizara una evaluación del SBA de 2018 con Argentina por parte de la Oficina de Evaluación Independiente, se podrían complementar las conclusiones de la EPE.
Los directores destacaron varias lecciones que servirán en el futuro para los programas respaldados por el Fondo. En primer lugar, que resulta esencial que incorporen supuestos realistas. Los programas deben adaptarse a las circunstancias de cada país, entendieron, incluidas las consideraciones de economía política, lo que podría implicar el uso de medidas no convencionales, cuando sea poco probable que las políticas macroeconómicas estándar den resultados.
Por otra parte, destacaron como anécdota que el análisis de los riesgos al aplicar el Marco de Acceso Excepcional debe exponerse claramente y comunicarse a la Junta de directores las próximas ocasiones. Además, el FMI opinó que la comunicación externa eficaz resulta esencial para garantizar la aceptación adecuada a diferentes niveles y el efecto catalizador previsto. Por último, plantearon necesario un reparto adecuado de la carga cuando se establecen acuerdos de acceso excepcionales.
El miércoles Argentina pagó cerca de US$ 1.900 millones al Fondo en concepto de los vencimientos por el préstamo de US$ 45.000 millones que le dieron a Macri. Las negociaciones de Guzmán con las autoridades entraron en modo contrarreloj, dado que en marzo vencen US$ 18.000 millones que el país no puede pagar. Fuentes del Gobierno nacional confiaron a El Destape que no necesariamente debe tenerse un acuerdo firmado para ese momento, sino que si existe ya un preacuerdo con Georgieva, el staff puede extender su análisis del mismo más allá del primer trimestre sin que gatillen un default por el mayor crédito en la historia, cuyos dólares alimentaron una fuga de capitales también récord.