El acuerdo para el pago a los fondos buitre fue ruinoso para el país, tanto por las condiciones en que se pactó el cierre del litigio (un pago cash por la totalidad de la deuda más intereses usurarios y hasta los gastos de sus abogados) como por la ventana que abrió para un raid de endeudamiento sin control que terminó con un préstamos histórico del Fondo Monetario. Si bien fueron todas medidas que se tomaron sin consulta al Congreso, desde el Ejecutivo, el endeudamiento macrista tuvo su puntapié inicial con la votación de ese acuerdo con los fondos buitre. Esos mismos integrantes del gobierno de Cambiemos y muchos de los diputados y senadores que alzaron la mano a favor de los buitres ahora anticipan condiciones para apoyar un acuerdo con el FMI.
El ex ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay afirmó este lunes que la oposición va a acompañar un acuerdo con el FMI si el Gobierno presenta al Congreso "una propuesta concreta y razonable y atiende las urgencias del momento". Rechazó la idea de que los problemas de deuda hayan comenzado con el gobierno de Macri e inició un hilo de conversación en Twitter para argumentar que durante la gestión Cambiemos hubo menos endeudamiento que durante el kirchnerismo.
Sin ingresar en la discusión sobre el nivel vertiginoso de endeudamiento que llevó adelante el macrismo, además de haber caído en el pecado mortal de cambiar deuda intra-sector público en pesos por bonos en dólares y bajo legislación extranjera, las declaraciones del ex ministro anticipan una dura batalla en el Congreso. Este debate es promisorio, teniendo en cuenta que ese es el ámbito en el que se deben --y desde el año pasado está definido por ley-- discutirse estos temas.
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La pregunta es qué esperar de esa discusión; en particular desde la oposición, donde hay un convencimiento de que se puede arreglar una deuda de 44.500 millones de dólares en cinco minutos. Una muestra es lo que sucedió con el acuerdo con los fondos buitre, que buscó cerrar un litigio internacional llevado adelante por un puñado de fondos de inversión especulativos para "volver a los mercados".
"Para que la Argentina se desarrolle económicamente tenemos que generar confianza. Tenemos que honrar nuestras deudas, respetar las instituciones. Liderar con el ejemplo", sostuvo el ex presidente Mauricio Macri también desde Twitter. El ejemplo: en 2016 el gobierno de Macri acordó pagarles en efectivo 4653 millones de dólares a los cuatro fondos buitre que encabezaban la demanda contra la Argentina por sus tenencias en bonos defaulteados desde 2001.
En realidad, las tratativas de quien fuera ministro de Finanzas, Luis Caputo, se iniciaron antes con los buitres y para la asunción ya estaba cerrado el paquete. El dinero se tomó de la colocación de nuevos títulos públicos, por aproximadamente unos 15.000 millones de dólares, para lo cual requirió al Congreso apruebe antes de esa fecha la derogación de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano.
“En tres meses lo pudimos hacer”, sostuvo en ese momento Prat-Gay, al anunciar junto Caputo, el acuerdo alcanzado sobre el que no se discutió el capital nominal. Cabe recordar que los buitres habían comprado la deuda por centavos, dado que lo hicieron después que la Argentina declaró la cesación de pagos de su deuda.
En el Congreso la medida se discutió exhaustivamente y, en esos cruces, la idea de que a ese acuerdo sobrevendría una ola de endeudamiento se presentó en más de una oportunidad. "¿Quién se va a responsabilizar si esto abre el camino a más deuda?", cuestionó en ese momento el entonces diputado Axel Kicillof, el ex ministro de Economía y actual gobernador bonaerense.
El proyecto de normalización de la deuda que permitió cerrar un acuerdo con los fondos buitre obtuvo en Diputados 165 votos a favor. Además cosechó 86 posiciones en contra, de las cuales 77 fueron aportados por el Frente para la Victoria, por el sindicalista Omar Plaini, por tres diputados de Libres del Sur, por la legisladora de Proyecto Sur Alcira Argumedo y por las cuatro bancas que integraban el Frente de Trabajadores de Izquierda.
En el Senado la votación fue de 54 votos afirmativos, 16 negativos y dos ausentes. El trabajo dentro y fuera del recinto del entonces senador Miguel Angel Pichetto, ex presidente del bloque del Frente para la Victoria, fue clave para el acompañamiento de los gobernadores, a los que se sedujo con la posibilidad de emitir deuda en el exterior.
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El resultado final de esa votación fue que el macrismo endeudó al país a un promedio de 32.500 millones de dólares por año, triplicando del ritmo de emisión que dejaron juntos la dictadura cívico-militar, el menemismo y la Alianza entre 1976 y 2001 (7192 millones por año). Este festival de bonos que inició el gobierno de Cambiemos no tuvo como destino financiar obras de infraestructura ni potenciar la producción, sino que su destino fue asegurar la fuga de capitales.
Más allá de los caminos alternativos que se plantee el Ejecutivo, será el Congreso quien termine de definir la política de endeudamiento y los condicionamientos que se aceptarán o no del Fondo Monetario con carácter plurianual. La discusión parlamentaria de estos temas es sana pero también requiere que haya un correcto diagnóstico.
En las declaraciones de algunos interlocutores de la oposición no parece haber más que una decisión de apelar a la desmemoria para justificar las políticas de cuando estuvieron en el Ejecutivo, obstaculizando así el debate. Y ahora, encima, imponen condiciones para sentarse a discutir.
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