El ministro de Economía y el Presidente explicaron por qué no cerraron aún las negociaciones con el FMI por los US$ 45.000 millones que le dieron a Mauricio Macri y que Argentina no se encuentra en condiciones de pagar. Ante gobernadores, Martín Guzmán adelantó que “en términos absolutos no existe un buen acuerdo” y que la propuesta del Fondo consiste en un fuerte ajuste fiscal. Los gobernadores y el jefe de Gobierno macristas que decidieron ausentarse habían exigido que la conversación debería darse con los legisladores, pese a que ese encuentro ya estaba agendado para la semana próxima.
Guzmán negocia punto por punto con el equipo de Kristalina Georgieva. El apoyo internacional que consiguió en las visitas a países con Alberto Fernández le permitieron avanzar en varios aspectos importantes. No obstante, donde los avales no son plenos sino de parte de la comunidad global hubo trabas. El punto medular que bloquea la firma consiste en el fiscal.
“Es esencialmente un programa de ajuste de gasto real versus un programa que le dé continuidad a esta recuperación fuerte a la economía”, planteó Guzmán sobre las divergencias entre la propuesta del FMI y la del Gobierno para el terreno fiscal. "La diferencia consiste en diferenciar un programa que con alta probabilidad sostendría la recuperación económica que la Argentina está viviendo”, afirmó en su presentación.
La baja del déficit en 2020 y 2021 fue calificada de “virtuosa” por el ministro puesto que se consiguieron desde la base de la recuperación económica y del empleo, lo que generó un aumento en la recaudación. Por la pandemia y la crisis del macrismo, el Gobierno llevó a cabo una política fiscal contracíclica, focalizada en el gasto de capital. Esto contribuyó a un crecimiento del PBI del 10% y, al mismo tiempo, una caída del rojo primario de más del doble de lo que fue en 2020.
“Hacia adelante se plantea ir ordenando esto, pero de una forma gradual; que el Estado pueda llevar a cabo un programa de políticas públicas que le dé a la Argentina más riqueza y más dinamismo productivo”, prometió Guzmán.
El financiamiento monetario del déficit fiscal está atado al resultado fiscal, que es la base del programa. En esta negociación, Argentina planteó que haya reducción que converja a que no haya financiamiento monetario sistemático del Banco Central al Tesoro. No obstante, aclaró que debe respetar la premisa central que el Estado tenga un rol que ayude a que la economía argentina continúe en la senda de la recuperación y de desarrollo inclusivo.
Sí existe, en cambio, un punto de entendimiento sobre las reservas internacionales. El FMI y el Gobierno se encuentran en la misma página de la importancia de un crecimiento del patrimonio del BCRA que permita construir una estabilidad económica duradera. El rango que prevé el Ministerio de Economía para ello se ubica entre US$ 3.000 y US$ 4.000 millones anuales. “Si puede ser más, mejor, y si es menos, en un escenario contingente es razonable”, precisó el titular del Palacio de Hacienda.
Tras estas explicaciones, el Presidente y su ministro enfatizaron la relevancia del alineamiento de todas las fuerzas como Estado Nación para defender los intereses de Argentina. “Estamos negociando cosas que importan para ahora y los próximos meses, es para todos los próximos años. Nos ponemos la camiseta de Argentina. Cada quien define qué camiseta tiene puesta. Esta es la realidad que se vive en un escenario geopolítico complejo”. “Este no es un acto partidario”, sintió la necesidad de aclarar Alberto Fernández al cierre de la reunión.
Una deuda impagable
Tras el abono de US$ 1.900 millones al FMI en diciembre, las reservas internacionales netas quedaron en torno a US$ 3.500 millones, de acuerdo a las estimaciones de PxQ. Este monto resulta inferior al que se debe cancelar con el mismo organismo entre enero y marzo.
La posición del Central quedó muy debilitada y eso mete presión en la necesidad de cerrar un nuevo acuerdo. “Si la historia se repitiese, lo cual no necesariamente debiera ser el caso, un acuerdo con el FMI basado en los mismos lineamientos que el organismo siguió a la hora de lidiar con escenarios de inflación crónica en Argentina, apreciarían el tipo de cambio real, y tendrían un impacto recesivo sobre la actividad”, observó la consultora de Emmanuel Álvarez Agis antes de conocer los detalles que brindó el ministro.
El propio Fondo admitió que el programa que aplicó con Macri no funcionó. En primer lugar, no restauró la confianza del mercado, subió el riesgo país. Pero, además, no protegió a los más vulnerables de la sociedad, subió la pobreza y cayó el empleo, no fortaleció el marco para reducir la inflación, ya que de hecho aumentó, y no mermó las tensiones de la balanza de pagos.
Para llegar a un nuevo entendimiento tenía que haber una revisión del programa anterior de 2018, les explicó Guzmán a los Gobernadores. “Es un paso necesario”, calificó. Es que, añadió: “Los resultados tienen un contenido valioso por lo que dice y nos pone en un lugar más positivo para seguir construyendo las condiciones para un acuerdo”.
El FMI reconoció que no se cumplieron las expectativas iniciales. En sus propios términos, los crasos errores de Macri, de todo su gabinete y del personal del organismo fueron no reestructurar la deuda que había tomado hasta ese momento y no controlar la fuga de capitales.