La precariedad laboral al extremo es un símbolo de época. En los últimos seis meses, un total de 406.000 personas se quedaron sin trabajo (en relación de dependencia o informal). Pero más allá de este guarismo, que surge tras el análisis de los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el cuadro de situación indica la profundización de las situaciones de informalidad, precariedad y subempleo como consecuencia directa el programa de inanición económica y disciplinamiento social de la Administración Milei.
“El primer semestre del año sintió gravemente los efectos de la política económica de Milei centrada en la recesión y el ajuste de las condiciones de vida de las personas que viven cotidianamente de su trabajo. La configuración de un mercado laboral cada vez más informal y precario es evidente”, puede leerse en un reciente informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
El instituto que dirige el economista Claudio Lozano, agregó: “La falta de una protección adecuada para afrontar situaciones de cese laboral, genera que la permanencia en situación de desempleo sea imposible para quien quiera subsistir. El vasto campo de la informalidad es, en realidad, la alternativa que exige a cambio resignar ingresos, derechos y garantías. El fenómeno del trabajador asalariado registrado y pobre, es la gran evidencia de todo esto”.
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El 7,6% de la tasa de desocupación actual se explica por los nuevos desocupados, es decir, personas que perdieron su trabajo durante los últimos seis meses. Este dato indica que el 61,9% de la población desocupada viene buscando empleo desde hace 6 meses o menos. A su vez, aumentó en un 75% la proporción de personas desocupadas que contaban con un trabajo en el sector público.
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Empleo cada vez más precario
El empleo cayó de una tasa del 45,8% al 44,8%. Este punto porcentual implica una destrucción de 331.000 ocupaciones. Pero el dato paradójico de la EPH aparece cuando se relacionan las ocupaciones que se destruyeron con la mayor cantidad de personas que, a pesar de contar con un empleo, buscan un segundo.
“Este fenómeno se relaciona especialmente con la subocupación que pasó del 10,5% al 11,8% en medio año. La lectura de todo el año indica que hay más empleo y más desocupación. También más actividad ya que las circunstancias económicas generaron que población que era inactiva antes, como los jubilados, saliera a buscar trabajo. De esta manera, la tasa de actividad subió un punto, el empleo apenas aumentó un 0,2 puntos porcentuales y la desocupación se incrementó en 1,4 puntos porcentuales”, puede leerse en el informe del IPyPP.
Los datos oficiales dan cuenta de la profundidad de la crisis, especialmente el freno del mercado interno. Dicha situación obtura la posibilidad para quienes perdieron un empleo de volver a insertarse de manera directa en el mercado de bienes y servicios. La categoría de los patrones dentro de la EPH, registró una disminución de 89.000 personas.
Conflictividad
La conflictividad laboral dentro de las empresas afectadas por la caída de la actividad es cada vez más extensiva. La Universidad Nacional Torcuato Di Tella elabora un índice de conflictividad laboral en base a cuatro grandes sectores que concentran el 57% del empleo: transporte terrestre, construcción, industrias manufactureras y comercio incluyendo hoteles y restaurantes.
“Al considerar todo el primer semestre del año 2024, el aumento del índice de conflictividad fue un 144,8% mayor que en el primer semestre de 2023”, puede leerse en el trabajo de la UNTDT.
Dentro otro arco académico, el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP -UBA y Conicet) detectó un alza de los despidos sin causa durante los primeros siete meses de la gestión de La Libertad Avanza, otro dato que abona al contexto de conflictividad social creado de manera directa por el Poder Ejecutivo. Conflictividad laboral, despidos sin causa y aumento del desempleo. ¿La CGT la ve?
“El porcentaje de terminación de la relación laboral asociado a los despidos sin causa pasaron de representar 10% en julio de 2023 a 13% un año después”, concluyeron desde la UBA – Conicet.