Una de las peculiaridades de la crisis económica es que, hasta el momento, la desocupación no se disparó a causa de la recesión. Esto se debe al sostenido aumento del empleo informal, que compensa el estancamiento y la pérdida de puestos de trabajo en el sector privado registrado. Con ingresos deprimidos, la población busca sumar funciones de cualquier forma para aminorar el peso del costo de vida.
En sus últimos reportes, el Indec brindó algunas pistas que explican este fenómeno. Volvieron a crecer las remuneraciones de los asalariados no registrados y el empleo por cuenta propia compensó la caída del empleo formal. En el segundo trimestre de este año se perdieron 160.356 puestos de trabajo asalariados formales en comparación con un año atrás. Por el contrario, se crearon 154.579 puestos no registrados, 113.432 por cuenta propia y 13.461 en el sector público.
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El aumento del desempleo no fue por una destrucción neta de puestos de trabajo, sino porque cada vez hay más personas buscando trabajo a raíz de los bajos salarios. Como el mercado formal no da respuestas, se incrementa la informalidad y el cuentapropismo. De acuerdo al último reporte que brinda la Encuesta de Indicadores Laborales que publica la Secretaría de Trabajo, el nivel de empleo privado registrado en empresas de más de 10 personas ocupadas cayó 0,1% en agosto respecto al mes anterior.
Más allá del "Plan Motosierra" que emprendió hace 10 meses el gobierno de Javier Milei, en los últimos ocho años el empleo registrado en el sector privado se mantuvo en los mismos niveles, mientras los no registrados y los cuentapropistas crecieron cerca del 20%. La cuantía del empleo público no parece ser un problema. Desde 2016 creció apenas por encima del crecimiento vegetativo de la población.
Caen los ingresos en todos los sectores
Analizando el primer trimestre de 2024 (1T) contra el cuarto trimestre de 2023, fue evidente la caída abrupta en todos los deciles. Sin embargo, la caída de los primeros tres deciles fue 8 veces más profunda que la contracción sufrida por el decil de hogares con mayores ingresos.
Analizando los datos hasta el segundo trimestre (2T) de 2024, y comparando de nuevo con el cuarto trimestre de 2023, se registró una caída abrupta mucho más homogénea en todos los deciles, según explico un informe de la consultora LCG. A comparación de los datos del primer trimestre, con una caída de los primeros tres deciles mucho más profunda que en los deciles más altos, los ingresos per cápita de los hogares cayeron más uniformemente, sin tanta disparidad entre deciles.
Además, durante el segundo trimestre los ingresos reales de los deciles más bajos se recuperaron levemente, mientras que los de los deciles más altos disminuyeron. Como consecuencia de esto, la caída acumulada de los primeros cuatro deciles se redujo respecto a la variación registrada en el primer trimestre (-13% acumulado vs. -17% en el 1T-24), y la de los últimos dos pasaron de una caída del 3% a una del 9% acumulada al 2T del 2024.
En el promedio de todos los deciles, la caída promedio se mantuvo en el 12%, dado que la recuperación de los primeros compensó la caída de los últimos. Ciertamente, "la caída del poder adquisitivo de los deciles más altos es un movimiento extraño y puede ser consecuencia de un registro defectuoso de los ingresos del primer trimestre, luego de la fuerte devaluación", resaltó LCG.
En una economía estancada -el PBI cayó un 5,9% en los últimos 13 años- es difícil que el empleo formal crezca y que no vayan a aumentar las modalidades refugio. Los trabajadores se ven obligados a vender su fuerza de trabajo de cualquier forma. Por supuesto que esta problemática luego se ve reflejada en el sistema previsional.
Las crisis recurrentes suelen impactar en incrementos sustanciales en la tasa de desempleo y elevados índices de informalidad. Esto se refleja en trayectorias laborales interrumpidas que obstaculizan alcanzar los requisitos de años de aportes necesarios para acceder a una jubilación ordinaria.