Los desafíos de una agenda de desarrollo para la Argentina desde la macroecononomía, la inserción internacional, la innovación y la educación fueron los ejes de una jornada que tomó como referencia el contexto de la denominada Red global de la Trampa del Ingreso Medio, cuya conceptualización estuvo a cargo de el politólogo estadounidense Ben Ross Schneider, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
El encuentro organizado por Fundar, se desarrolló en el CCK y contó con la conferencia magistral de Schneider, y como disertantes a Silvina Batakis, secretaria de Provincias del Ministerio del Interior; Fernando Peirano, presidente Agencia I+D+i; y Juan Carlos Hallak, investigador CONICET-IIEP UBA.
La noción de Trampa del Ingreso Medio refiere a la situación de aquellos países como la Argentina, Tailandia, Malasia, Sudáfrica, Turquía, Brasil, México o Colombia, que lograron dar un primer salto hacia el desarrollo pero que hoy enfrentan una economía global mucho más abierta, con mercados más competitivos y cadenas globales de valor dominadas por transnacionales.
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Esa línea de pensamiento plantea que los países están "atrapados" porque ya no tienen la posibilidad de competir con países exportadores de manufacturas de bajos salarios pero tampoco pueden hacerlo frente a economías avanzadas altamente innovadoras.
La brecha de productividad que deben saldar para pasar de nivel requiere necesariamente un salto cualitativo en su perfil productivo y estrategia de inserción internacional y esto, a su vez, implica generar un salto de innovación.
El evento acompañó la presentación de la Red Global de la Trampa del Ingreso Medio, que está conformada por una serie de think tanks comprometidos a debatir, diseñar y promover políticas públicas que puedan ayudar a los países a superar la trampa del ingreso medio y a emprender un camino en dirección al desarrollo.
Uno de los principales motivos para promover esta iniciativa es elevar el perfil del Sur Global en la agenda vinculada a Trampa del Ingreso Medio, y hoy la componen Fundar (Argentina), Cieplan (Chile), Fedesarrollo (Colombia), FGV (Brasil), Southern Center for Inequality Studies (Sudáfrica) y Tepav (Turquía).
Schneider reseñó en su ponencia que el desafío en términos de desarrollo es especialmente complejo para países que se encuentran en la Trampa del Ingreso Medio por haber experimentado una desaceleración del crecimiento de la productividad, debido a que se agotaron las ganancias que les había otorgado su salto anterior del ingreso bajo al medio.
Estos países están "atrapados" porque ya no tienen la posibilidad real de competir con aquellas economías que, o bien exportan manufacturas apoyadas sobre salarios bajos, o bien son economías más avanzadas con altos niveles de innovación.
Schneider planteó que "la salida de la trampa es más política que económica" y para ello la agenda productiva debe ser coordinada por el Estado y diseñada junto a una coalición de actores socioeconómicos que hagan del desarrollo una prioridad y pueda así sostenerse así en el tiempo.
En ese sentido, indicó que el punto de partida hacia el desarrollo debe ser "la formación de coalición amplia para el diseño de políticas publicas que puedan sobrevivir a un cambio de gobierno. Es necesario pensar en la política y en las coaliciones antes de pensar en las políticas ideales, porque ya son conocidas todas las recomendaciones de los economistas, pero no cuáles son los términos factibles para llevarlas al frente".
Batakis, por su parte, planteó que la Argentina, pronta a cumplir 40 años de democracia, aún tiene pendiente "entender la lógica de inserción a nivel mundial y las ofertas que puede tener para esa inserción, crisis recurrentes e inflación mediante que impiden hacer planificación desde la vida doméstica pero también al Estado de su inversión y políticas públicas".
En ese contexto, explicó que el Gobierno avanzó con el Plan de Desarrollo Federal en el análisis de sectores económicos, marcos normativos, infraestructura digital y obra pública que permitió identificar 1.500 obras por US$ 60.000 millones de dólares que comenzarán a reflejarse en el Presupuesto 2022.
En tanto, Peirano se refirió "al fracaso de no poder combinar el progreso cuantitativo y el cualitativo, porque la trampa de los ingresos medios se hace evidente cuando se choca con el techo de no poder superar ciertas restricciones propias de la estructura".
"Ese cambio bidireccional cuantitativo y cualitativo requiere incorporar la agenda de integración y el cambio tecnológico, sin la cual es imposible salir de la trampa", aseguró al entender que "los países que quieren llegar al desarrollo necesitan sistemas institucionales mas sofisticados y complejos de las naciones que ya llegaron".
Con información de Télam