El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, inaugurará mañana la Segunda Cumbre sobre Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, junto con funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma).
Durante el encuentro, que se extenderá hasta el jueves, se presentarán diferentes estrategias e instrumentos que buscan ampliar el acceso a financiamiento, así como innovaciones y casos de éxito a nivel de sector privado contra el desperdicio, incluyendo acciones en centrales de abasto y plazas de mercado.
En América Latina y el Caribe se pierde y desperdicia anualmente la tercera parte de todos los alimentos que se producen para consumo humano, destacó un comunicado del BID.
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Precisó además que solo en las primeras fases de la cadena, entre la producción y el procesamiento, se pierden 220 millones de toneladas de alimentos y muchas más en las etapas de comercialización y consumo.
Este fenómeno acontece en un contexto donde más de 60 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria severa, advirtió el organismo.
La Cumbre es promovida por la Plataforma #SinDesperdicio, que desde 2018 trabaja junto a socios privados en resolver esta problemática, a través de cuatro ejes de acción: innovación, política pública, conocimiento y promoción del consumo y producción responsables.
Durante la tarde de la primera jornada intervendrá el ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, en el panel "Estrategias nacionales y subnacionales de reducción de pérdidas y desperdicios".
Se espera que la Cumbre defina en un documento las prioridades en las cuales la región trabajará, en forma coordinada con los socios de la plataforma, en el mediano (2025) y largo plazo (2030).
El impacto económico de la pérdida y el desperdicio de alimentos se estima, a nivel global, en el orden de US$ 1,6 billones por año (US$700.000 millones en costos ambientales y unos US$900.000 millones en costos sociales).
A la vez, más del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero tiene su origen en el desperdicio de alimentos, concluyó el BID.
Con información de Télam