Un modelo en el laberinto de las urgencias

El modelo “justicialista”, el desarrollista y el neoliberal disputan la conducción económica. Cuáles son las particularidades de estos tiempos.  

08 de octubre, 2022 | 00.05

La llegada al poder del Frente de Todos significó el retorno del modelo económico desarrollista, concepto que utilizó marketineramente el PRO durante su campaña de 2015, para finalmente reintroducir el modelo neoliberal, donde incluso muchos de los grupos económicos productivos más importantes del país reportaron pérdidas tanto en sus balances como en sus cotizaciones.

Posiblemente, esta sea la primera particularidad de estos tiempos, el hecho de que tras varias décadas, se haya reintroducido el modelo desarrollista, implementado durante el gobierno radical de Arturo Frondizi en 1958 aunque sostenido en sus grandes lineamientos por los gobiernos militares que le sucedieron, hasta el regreso del peronismo en 1973.

Se trata de un modelo económico que toma distancia tanto del liberal agroexportador como del industrial peronista, pues a diferencia del primero, buscaba no dar marcha atrás con la industrialización, mientras que en contraste del segundo, sus políticas se centraban en favorecer a los grandes grupos económicos, fundamentalmente multinacionales, antes que a las pymes locales (“burguesía nacional”) y trabajadores.

Cuestión está última que para la original doctrina peronista significaba, desde lo político, una sutil forma de subordinación al poder económico, y desde lo económico, un modelo insustentable tanto por la creciente demanda de divisas para las remisiones de utilidades al exterior como por las crecientes tasas de productividad y rentabilidad que iban en desmedro del empleo, los salarios, el consumo interno y por consiguiente del 90 por ciento de las empresas, las actualmente denominadas “Pymes”.

La propia evolución de la economía argentina, llevó a que tanto el modelo liberal, como peronista o desarrollista, se hayan mixturado en diferentes gobiernos, aunque desde su finalización en 1973 el desarrollista no había logrado primar.

Por caso, resultó evidente que la dictadura cívico militar,  el menemismo, la Alianza y el macrismo, intentaron orientar sus gestiones hacia un modelo neoliberal de reducción salarial, caída industrial, y valorización financiera, al margen de que tuvieron acciones puntuales de los otros dos modelos.

De la misma forma el kirchnerismo, que duplicó la producción industrial y elevó tanto el empleo como los salarios, tuvo también una impronta desarrollista, por favorecer a los grupos económicos tanto locales como extranjeros, por lo menos en este último caso hasta el “cepo” de 2011.
 

El fin de los partidos “económicos”

Pero las actuales particularidades no solo residen en el hecho de que, con la gestión del Frente de Todos, finalmente volvió al poder un modelo desarrollista. La segunda cuestión, es que tanto este modelo, como el liberal y el “justicialista”, ya no se vinculan de forma directa con partidos políticos. Por caso, el actual modelo, que subordina su política económica a los grupos económicos productivos pero que se reserva para sí mantener intacto el tamaño del Estado, podría continuar en 2023 tanto si la gestión económica de Sergio Massa exhibe algún tipo de éxito, sobre todo en su lucha contra la inflación, como también si la coalición Cambiemos resulta liderada por Horacio Rodríguez Larreta junto a la mayor parte de la UCR, pues todo indica que al igual que en el presente, apuntaría a una Argentina productiva y con amplio empleo, con eje en la exportación, las grandes industrias y los sectores concentrados del agro, siempre en base a bajos salarios. De hecho, cuando Larreta plantea una alianza con parte del peronismo, pareciera a referirse al sector que actualmente está ejecutando este modelo.

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Como condición de ello, este modelo debería imponerse al que el economista Santiago Fraschina denomina “justicialista”, representado por el sector kirchnerista del Frente de Todos y que también busca sostener el tamaño del Estado, pero que, como lo demostró en su gobierno y en las críticas a la actual gestión, busca gravar en mayor medida a los grupos económicos, efectuando también una mayor intervención pública en los sectores extractivos del agro, el litio, y los hidrocarburos, potenciando asimismo a trabajadores y pymes por medio de altos salarios y un pujante mercado interno.

Pero también, debería imponerse al neoliberal, que encarna tanto el ala macrista de Juntos como los liberatarios de Javier Milei, y buscan reducir la carga impositiva a los grupos económicos así como el tamaño y las funciones del Estado, liberando más profundamente la economía en desmedro de trabajadores, pymes, y aquellos grupos económicos que aún no se han trasnacionalizado o financiarizado.

Un diseño que regresó al poder tras varias décadas, y partidos políticos que representan más de un modelo, parecieran ser así las dos particularidades del escenario económico actual.

 

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Julián Blejmar

Graduado en Comunicación y Economía por la Universidad de Buenos Aires y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Desarrolló su labor como periodista económico en las publicaciones Página/12, Miradas al Sur, Forbes, y como columnista económico en los noticieros del canal CN23. Autor del libro “José Ber Gelbard”, Universidad de General Sarmiento, 2019.