El Gobierno ya puso en marcha la reglamentación del Aporte Extraordinario y viene de elevar al Congreso un proyecto de ley para modificar el esquema del Impuesto a las Ganancias. Ambas medidas son señales de las intenciones del oficialismo para debatir, definitivamente, una reforma impositiva de cara a la sociedad.
A pesar de haber sido instalado en agenda por altos funcionarios del área económica, el proyecto fue postergado en el tercer trimestre del año pasado. Sin embargo, podría ser debatido este año, siempre y cuando acompañen los vientos externos.
¿De qué depende darle vía libre al proyecto? En buena parte, de las negociaciones con el FMI. El ministro de Economía, Martín Guzmán, tiene el objetivo de alinear los principales indicadores de la macroeconomía y buscar el mejor acuerdo con los directivos del Fondo. Por supuesto, una reforma sobre el sistema tributario no es un tema que pueda pasar ajeno a la discusiones con el organismo multilateral de crédito.
Si todo sale según lo previsto para nuestro país, el sello del acuerdo en mayo puede terminar de configurar el escenario para promover una discusión en el Congreso. Desde el seno del Gobierno afirman que la reforma se basará en gravar más a los sectores de mayor capacidad contributiva y ampliar la base de los impuestos progresivos. Además, una de las metas es diseñar un sistema impositivo que beneficie a la producción.
Otro de los aspectos que contemplaría la futura reforma es la posibilidad de eximir o rebajar la tasa de impuesto PAIS al que compre dólares, siempre que los deje en el sistema financiero local. En la elaboración del proyecto trabajaron la Jefatura de Gabinete, los ministerios de Economía y de Desarrollo Productivo y la AFIP.
Una fuente parlamentaria del Gobierno aseguró a este medio que la meta es reestructurar el esquema implementado por el macrismo a partir de la reforma de 2017, para corregir su carácter "muy regresivo", que castigó a las pymes y bajó impuestos progresivos.
"Si ves lo que pasa en el mundo, se dio un proceso de baja de impuestos, de flexibilización laboral, y eso no generó ni más trabajo, ni de la inversión ni de la producción", explicó esta fuente.
Ya a fines del año pasado, luego de sancionar la ley del Aporte Extraordinario, el diputado nacional Carlos Heller había abierto las puertas a una discusión más profunda: “Es una falacia que la presión impositiva alejen inversiones. Los impuestos al patrimonio y ganancias son las bases de lo que debería ser una reforma progresiva y progresista del sistema impositivo argentino”. En esa línea, había disparado contra el macrismo: “Es la discusión que viene y que habrá que dar… lo que más les jode es que éste sea el punto de partida de un debate de fondo y eso los pone mal”.
Cómo funciona el sistema tributario actual en Argentina
Desde el conservadurismo económico coinciden en que una rebaja impositiva impulsaría la inversión y el empleo. Sin embargo, durante el macrismo hubo recortes tributarios a las empresas con el pacto fiscal y la economía explotó de igual manera.
Actualmente, los principales tributos son: el IVA (grava el consumo), el Impuesto a las Ganancias, los aportes a la Seguridad Social, los aranceles a las exportaciones, las transacciones bancarias, el combustibles y el gas, Bienes Personales, entre otros menores.
El IVA es la principal fuente de ingresos (30,5%) pero se trata de un impuesto regresivo, porque grava proporcionalmente más a los sectores bajos. Un impuesto regresivo es aquel que recauda un menor porcentaje de los ingresos en la medida que la persona gana más.
En 2019, el 75 % de la recaudación del Estado en 2019 se explicó por la aplicación del IVA (30%), el Impuesto a las Ganancias (21,8%) y el Sistema de Seguridad Social (23,4 %).
Respecto a los más ricos de la sociedad, los impuestos directos sobre el rédito del capital o ganancia y sobre los altos ingresos no tienen gran impacto sobre el balance fiscal. Por ejemplo, Bienes personales, tiene una participación en la recaudación que ronda el 1%, y las retenciones al comercio exterior llegan al 8%.